Ayer asumió Milei. Un discurso pobre, centrado en las finanzas y con cifras cuestionables, salvo una: la que explica cuales son sus valores y hacia dónde caminará durante su mandato. ¡Ah! De «libertario» no tiene nada: es un conservador marca cañón.
El Editor*
Ayer asumió Milei. Hoy, lunes 11 es su primer día hábil de gobierno. Para el que no está familiarizado con las dinámicas periodísticas, las notas de la mañana generalmente se escriben el día anterior. Por lo tanto, esto que usted está leyendo, fue producido – tras la cobertura de todo el día – en el momento que el Presidente estaba camino al Teatro Colón.
Seguramente, ya vio, leyó y escuchó bastante. Desde la línea editorial que trabaja Chasqui Federal Noticias, lo único destacable de la jornada de asunción fueron los discursos. El formal, brindado en las escalinatas del Congreso Nacional, y el improvisado en el balcón de Casa Rosada.
La primera intervención fue bastante pobre, pero dijo lo que todos queríamos escuchar: que hable de economía. Algo lógico, desde su irrupción pública como comentarista de televisión, su figura se erigió desde allí.
Los datos que puso sobre la mesa estuvieron plagados de imprecisiones comunicacionales. Tirar porcentajes a la marchanta no es justamente lo que se dice “llevar claridad” en su primer mensaje ala ciudadanía. De todas formas, no hay que culpar a Milei por eso: hace casi 50 años que los discursos públicos están plagados de afirmaciones erróneas y datos capciosos.
De esta manera, el comentario editorial se va a limitar a los dos o tres números más o menos certeros que brindó Milei, y que tienen más que ver con lo que quiere hacer que con la realidad real.
En primer lugar, el famoso déficit público, sobre el cual dijo que, para terminar con él, marcharía a un “shock + ajuste”. Así, afirmó que era de un 17% de PBI (Producto Bruto Interno).
Para quién no esté al tanto, el PBI argentino es de 500.000 millones de dólares aproximadamente (si lo quiere en pesos, multiplique por 1.000). El mismo está conformado por todas las compras y las ventas que se realizaron en Argentina durante un año y que están registradas en el sistema tributario. Esto incluye comercio exterior y mercado interno.
Un primer datito para que usted guarde: los “especialistas” afirman que la mitad de la actividad económica nacional no está registrada. Por lo tanto, a lo registrado hay que sumarle otro tanto que se desarrolla en negro.
Por tanto, o sea, digamos; “hay plata”. Mucha plata…. Pero volvamos a lo del déficit…
Milei dijo que el 5% del PBI es déficit del Tesoro Nacional; es decir, del presupuesto nacional para la actividad del Estado. Haciendo la regla de tres simple, nos arroja que ese porcentaje es igual 25.000 millones de dólares que se apresta a recortar de los gastos de Estado.
Ahora, el Presupuesto Nacional para 2024 – ley que está por discutirse en el Congreso – está pautado en 67.342 millones de dólares. Por lo tanto, el ajuste de 25 mil palos verdes sobre las partidas estatales será equivalente a un 37%.
¿Qué gastos cubre hoy el Gobierno nacional con ese porcentaje? Prácticamente todo lo que implica Seguridad Social: jubilaciones, asignaciones universales por hijo, subsidios por discapacidad, por enfermedades complejas, becas, planes sociales, etc. Todo eso que mencionamos implican 31.115 millones de dólares. Si anunció que va a cortar 25.000 millones, no hay mucho lugar de dónde rascar la guita, porque todo lo demás es prácticamente gasto de funcionamiento.
A partir de aquí, el resto fueron números desopilantes. El furcio más grande fue que, de no haberse roto el esquema de la convertibilidad de Cavallo, el salario promedio en Argentina sería equivalente a 3.500 dólares.
Un disparate importante en boca de cualquiera, pero más para un economista que es al mismo tiempo Presidente. Primero, ni siquiera en Estados Unidos se pagan esos salarios promedio. Pero independientemente de lo que les pase a los yanquis, si el esquema hubiese sido el de la continuación de “1 a 1”, hoy Argentina sería un páramo de hambrientos y menesterosos. Para pagar semejantes salarios promedio, un país – cualquiera sea – debe tener una matriz industrial desarrollada en sus cinco niveles, produciendo a tope y en continua expansión; además de poseer el mejor mercado interno del mundo y vender productos manufacturados por todo el orbe.
Otro de disparate es que la emisión es equivalente al 20% del PBI. Mentira. Al 28 de noviembre, la masa monetaria con LELIQS, Pases y todos lo chiches era de 32 billones de pesos. Es decir, un 7,5% del PBI.
Usted me dirá, “es mucho, igual”. Y…. sí, porque es una Argentina tiene una economía totalmente a la baja porque no hay generación de valor industrial. Si éste existiera, tal vez no sería tan grave. Ahora bien: no es el 20%; es el 7,5%. Milei tiró humo a loco.
Algo parecido, sucedió con la posible inflación del 15.000%. Porcentaje que no se alcanzaría ni largando hoy mismo los 32 billones de pesos desde un helicóptero y que el pueblo junte pilas de billetes de 1.000 y se las lleve a la casa.
Cerrando por hoy, lo más importante del discurso: los valores inspiradores de Benegas Lynch. El faro del mundo por venir, profeta del camino a seguir. Los postulados del “Nuevo Contrato Social”.
Sus pilares, con basamento en el “respeto irrestricto del prójimo”, son los siguientes: propiedad privada, división del trabajo, mercados libres, libertad de empresa, libertad de competencia.
Hacia ahí vamos, subidos en una nave donde un puñado de no más de 25 empresas, son dueñas de todos los resortes de la Nación.
¿Qué puede salir mal?
Más que “verdades incómodas antes que mentiras confortables”, pareció todo lo contrario: verdades confortables para mentiras incómodas.
*Pablo Casals – DNI 25.554.396 – es Editor responsable de Chasqui Federal Noticias.