Sin ofensa ni temor 146. Columna destinada a mover la cabeza. Si temes hacerlo, no la leas. Compartimos la nota escrita y publicada durante la semana de Víctor Ego Ducrot* – uno de los referentes periodísticos de siempre para nuestra Redacción -. Fulbo; colonialismo; negocios; nacidos y nacionalizados; tilingos y pitiyanquis. Lea. Es una oda ala pelota, sin hablar casi nada de la misma.
El Editor Federal
No siempre, pero suele ser útil comenzar por el principio. Cuando en el título destaco “más allá del fútbol” es porque el nudo de este texto no se refiere estrictamente al juego y sus protagonistas – aunque en forma inmediata alguna consideración intentaré-, sino al contexto, a los telones de fondo y a ciertos personajes que deberían ser secundarios, pero fueron los que empañaron (y empañan desde hace tiempo) los acontecimientos con su hediondez ideológica, política y de negocios.
En términos estrictamente futbolísticos – y lo afirmo como hincha- el partido del domingo del 14 de julio en el estadio Hard Rock de Miami ofreció todas las alternativas que hacen a una buena final copera, notable diría. Mejor dicho un partidazo, que fue el que se pudo ver cuando se enfrentaron allí Argentina y Colombia.
Quizás el mejor equipo del mundo en este momento, el que luce los colores argentinos, que tendrá que medirse con su par europeo- el de España, que el mismo día dejó en el camino a los ingleses en Berlín, para alzarse con la Copa Europea-, tuvo enfrente y venció a una gran escuadra, la que representaría a Colombia.
Qué es eso de “nac-nac”
Globalización del fútbol como negocio, a tal punto que el deporte más popular del orbe está al borde de quedar reducido a eso, a tan solo negocio, mera mercancía.
Y ello está aconteciendo en forma acelerada a partir del 2015, cuando los millonarios intereses de las corporaciones estadounidenses- el visionario de semejante fue Henry Kissinger, muy “socio” del fallecido ex capo mafia Joao Havelange y de la estrella Pelé- lograron que, con una parodia de investigación a cargo del FBI, la fiscalía de Nueva York se lanzara contra las gigantesca corrupción que sí existía y existe en el planeta FIFA y que, por supuesto, dejara a salvo de toda sospecha aquellas maniobras dolosas, fraudulentas y corruptas que se auspician desde el mismo Estados Unidos.
Y lo logró, con la realización de esta Copa América ’24 y con el Mundial ’26, en el que si bien Canadá y México tendrán cierta participación como sedes, la parte del león quedó reservada para los escenarios estadounidenses.
Bien lo señalaron tres de los DT más destacados en la finalizada Copa continental- argentinos ellos, el campeón del mundo y bicampeón de América Lionel Scaloni, Marcelo Bielsa, el de “la Celeste”, y Néstor Lorenzo, el de la selección con los colores colombianos.
Los tres señalaron los errores, las manipulaciones y las mentiras de la CONMEBOL y del país organizador, que incluyeron campos de juego en pésimas condiciones, falta de seguridad para los jugadores, sus familias y el público en general, sanciones arbitrarias y hasta violaciones reglamentarias.
Entre ellas, la presencia de pastores evangélicos en la jornada inaugural, como las de los ultraderechistas Emilio y Adolfo Agüero Esgaib, quienes dirigen la iglesia Más que Vencedores, de Asunción y tienes entre sus seguidores al presidente de la CONMEBOL, el también paraguayo Alejandro Domínguez; y la colombiana Shakira y su patético mini show en el entretiempo del partido final, para lo cual el lapso oficial de los 15 minutos de rigor se transformó casi en media hora.
La coronación de semejante desmadre tuvo lugar el mismo día de la final: debido a la mala gestión del ingreso de los hinchas al estadio, hecho que pudo haber terminado en una tragedia, el partido dio comienzo con inusitado retraso.
Al reflexionar sobre todas esas aparentes “sin razones» se cruzan los siguientes interrogantes…
¿No será que esas aparentes sin razones encubren una nueva razón de acero, surgida de aquello que ya adelantáramos sobre la conversión del fútbol en mero negocio, en solo mercancía; lógica esa que nos puede llevar a concluir que las selecciones de los países del Sur, exportadores netos de jugadores, ya dejaron de ser “nacionales” y se transformaron en equipos integrados con nacidos y nacionalizados (“nac y nac”) en o por los países que aparentan representar, cuando en realidad sucede que sólo lucen sus tradicionales colores…?
¿Sigue siendo el argentino, como dije, actualmente el mejor equipo del mundo, representante de un fútbol propio en tanto sudamericano y rioplatense, cuando sus jugadores y entrenadores fueron “formateados” por el futbol global de las ligas económicamente poderosas, las europeas en primerísimo primer plano?
Pregunta esta que vale para la mayoría de las escuadras provenientes de lo que denominábamos Tercer Mundo y no para el fútbol de los países centrales, importadores netos y usufructuarios de sus herencias como ex metrópolis coloniales
Y ahora, a por los “piti”
Dice el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la lengua española: Pitiyanqui es la persona que imita al estadounidense. Se trata de una expresión surgida entre los ’40 y los ’50 del XX, algunos afirman que en Puerto Rico, otros que en Venezuela, y que, con tono despectivo, se refiere a aquellos que quieren parecerse a los estadounidenses.
Los argentinos podríamos apelar a una expresión muy propia en el uso para ese tipo de actitudes en general- tilingo – y crear entonces el concepto de “tilinguería pro yanqui” … ¡Pero cuánto más bella es “pitiyanqui”!
Refiere entonces a una actitud clave en el proceso de colonización cultural que se operó en el Tercer Mundo- y en el orbe entero- tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial y la consagración de Estados Unidos como facción hegemónica del bloque capitalista-imperialista.
Desde ese entonces, y más allá de luchas, marchas y contramarchas en los procesos históricos emancipadores, el mundo es un muestrario “pitiyanqui”, que se expresa en modos, prácticas y tendencias, en el vestido, en la alimentación, en las preferencias y consumos culturales, en conductas de nuestras vidas privadas y colectivas, manifestación acelerada y profundizada a partir del despliegue de las nuevas tecnologías aplicadas a la información y a la comunicación.
¿Por qué entonces la Copa América Estados Unidos ’24 no iba a ser lo que fue, una explosión de cultura “pitiyanqui”?
Esa pasión por “ser, parecer o estar” en Estados Unidos, visible en buena parte del público que concurrió a los estadios y se manifestó ante los canales de TV y en las redes, y más allá de sus pasiones deportivas, no oculta su admiración a todo lo que huela a Estados Unidos y por eso vivió con dolor o desengaño la mala organización del torneo.
Los discursos de una parte mayoritaria de la prensa deportiva- aunque de la otra también- sobre todo los de los canales de TV, acríticos en lo sustancial, quejosos cuando no tiene más remedio, exitistas siempre y dependientes casi en su totalidad del fútbol negocio y sus actores centrales.
Un argentino joven, casi adolescente, decía el domingo pasado antes del partido a un canal de la TV deportiva de Buenos Aires, y con acento casi de los bajos fondos del Plata: “‘stamo ready para ganarle a los colombianos”.
Por estas tierras y sobre todos en los tiempos actuales, de avances ultraderechistas de impiedad y crueldad sin par, tenemos una expresión que refiere a la derrota, a la desazón y a la tristeza… “estamos al horno” … Y sí, los de color albiceleste ganaron el bicampeonato…, pero estamos al horno.
*Periodista, escritor y docente universitario argentino. Doctor en Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina; profesor titular de Historia del Siglo XX (Cátedra II) en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, donde también tiene a su cargo seminarios de posgrado y doctorado sobre Intencionalidad Editorial (Un modelo teórico y práctico para la producción y el análisis de contenidos mediáticos); Medios de Comunicación y Criminología: Análisis y Producción Crítica de Narrativas sobre Delito, Crimen y Violencia; Ensayo Periodístico o Periodismo de Ensayo e Historia: Urgencias y mutaciones en el tránsito en los Siglos XX y XXI.
Fuente: Prensa Latina