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Artigas y su visión americanista

Recordamos al protector de la Liga de los Pueblos Libres con las palabras que dedicara a la necesidad de unión americana para concretar los grandes planes de América. «Los grandes planes de la América en su revolución gloriosa deben sellarse y esta provincia ha ofrecido sus cenizas hasta asegurar su consolidación… ¿Es entonces necesario concluir que no se piensa en fijar el gran sistema? Sólo la unión puede poner el sello a nuestra obra. Fijemos la garantía de esta unión.» José Gervasio Artigas

En enero de 1811, ya convertido en un líder de la campaña oriental, José Gervasio Artigas se puso al servicio de la Primera Junta de Gobierno, constituida en 1810, en su lucha contra el dominio español. Entonces, se inició en la Banda Oriental la insurrección agraria y pronto, en mayo de ese año, se puso sitio a Montevideo, dominada por los realistas.

Con esa batalla, comenzó una lucha de nueve años para los artiguistas, contra las fuerzas españolas primero, contra las portuguesas que invadían la Banda Oriental después y, finalmente, contra el gobierno de Buenos Aires, al chocar los proyectos centralistas y federalistas.

Artigas, nieto de fundadores de Montevideo, surgido del seno de los sectores propietarios y convertido entonces en la esperanza de los hacendados y terratenientes rebelados contra el poder español, pronto se vio inmerso en un proceso de luchas que lo ubicaron como expresión de los anhelos de los más miserables y desheredados y líder del proyecto federalista. Gran parte del ejército artiguista estaba compuesto por indios, de quienes aseguraba que debían gobernarse en sus pueblos por sí mismos, para que cuidasen sus intereses.

La carrera política y militar de Artigas lo instaló como uno de los precursores del federalismo y la democracia social en la historia latinoamericana. Encabezó el sitio a Montevideo en 1811 y el posterior éxodo interior; intentó participar en la Asamblea del año 1813; formó la liga federal de pueblos libres; fue perseguido por Buenos Aires y más tarde derrotado por las fuerzas luso-brasileras en Tacuarembó.

Luego de desconocer el pacto firmado entre sus antiguos aliados litoraleños, Francisco Ramírez y Estanislao López, con Buenos Aires, combatió con ellos y, tras ser dispersados sus ejércitos, se exilió en el Paraguay de Gaspar de Francia y Carlos Antonio López. Allí vivió en una modesta chacra rodeado de indios y campesinos que lo llamaban en guaraní Caraí Marangatú (“Padre de los pobres”). Después de tres décadas de exilio, murió, a los 86 años, el 23 de setiembre de 1850. Sus restos fueron repatriados al Uruguay en 1855.

Fuente: Unidos o dominados. Antología, Artigas al gobierno de Buenos Aires, Editorial Convergencia, pág. 56; en Norberto Galasso, Artigas y las masas populares en la Revolución, Cuadernos para la otra historia, 2000, Centro Cultural “Enrique Santos Discépolo”.

Fuente: El Historiador

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