Santa Fe y Córdoba están desarrollando variantes y estrategias para un tipo de ganadería que hasta el momento no tenía demasiada preponderancia en el ecosistema agropecuario de ambas provincias: los ovinos y caprinos.
Redacción
Entre los factores que llevaron a esta nueva búsqueda, es el alto precio que ha adquirido la carne vacuna en el mercado minorista ligado al valor de exportación y todos los costos asociados que posee la ganadería bobina
Por otra parte, la demanda que existe de productos ovinos y caprino en el mercado y su permanente escazes en carnicerías o supermercados para consumo hogareño durante todo el año, tiene varias causas. Por una parte, la biología de las especies – ovulan sólo en otoño invierno -, la disponibilidad de salas de faena habilitadas y el volumen de producción.
Al igual que sucede con el ganado vacuno, lo que permite desarrollar un estrategia de producción que cumpla con las expectativa es poder conocer con certeza el tamaño del rodeo y su distribución territorial. Por ejemplo, en la provincia de Santa Fe, se calcula que hay alrededor de 500.000 ovejas y 300.000 cabras. Sin embargo, en los registros sólo figuran entre el 30 o 35% por especie. Por otra parte están llevando adelante un relevamiento de lugares habilitados para la faena ovina y caprina.
Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) pretenden establecer una estrategia productiva para la actividad y combinarla con los fondos que propicia la Ley Ovina Nacional. Aseguran por otra parte, que existen lugares para faenar pero están inactivos, a raíz de que el volumen de animales a procesar es muy chico para los costos de la actividad.
Uno de los caminos a seguir con el apoyo de fondos de la ley ovina, es la posibilidad de producir el cordero pesado o capón. Es decir, no es una cría todavía en periodo de destete, sino que es un animal joven pero de mayor kilaje al que además – al menos en la Patagonia – se le “saca” una esquila. La diferencia de Santa Fe, a causa del factor climático, no viene por la lana, sino por la denominada “carga animal”: con un promedio de 25 animales por hectárea, en 7 meses puede obtener, 20 kilos carnes, con rindes del 50%. En la patagonia, la “carga” va de 1 a 3 animales por hectárea.
En Córdoba por su parte, han iniciado un camino similar, pero orientado a la posibilidad de llevar la carne ovina y caprina a la mesa de las familias argentinas con mayor frecuencia. También en la opción de administrar la faena a partir de la búsqueda de animales más pesados. Por eso desde INTA, la Universidad de Río Cuarto y dependencia provinciales, buscan que la tenencia de ovinos en un sistema productivo eficiente que permita un negocio formal y rentable, aumentando la tasa de reproducción, la velocidad de crecimiento y la calidad de la carne.
Al igual que en Santa Fe, Córdoba también pone el ojo en la faena a través del SENASA, con destino a los centros urbanos y la exportación. El avance en ese sentido es fundamental para fortalecer de manera integral la Cadena de Carne Ovina Nacional. Por ello buscan promocionarla como una carne con enormes beneficios para la salud, ya que contempla una gran fuente de nutrientes necesarios para nuestro cuerpo, cuyo valor nutricional es rico en proteínas, vitaminas y minerales; elemental para una dieta saludable.
Fuente: Portal Ovino