El Gobierno Nacional, relanzó días atrás el programa de fomento para el consumo de carne ovina. Si bien la medida es oportuna, los productores hacen hincapié en otros aspectos de la cadena.

Redacción

La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, anunció la semana pasada el relanzamiento del ahora denominado “Programa Nacional para la Promoción del Consumo de la Carne Ovina”. El mismo, que oportunamente se implementó en abril de 2019 con una expectativa de cuatro años, y ahora se ha resuelto prorrogarlo, con una duración por cuatro años.

El objetivo del Programa, es el de promover el incremento del consumo en el mercado interno de carne ovina, a los fines de contribuir a posicionar el producto como un alimento de ingesta habitual en la dieta de los argentinos, resaltando sus características nutricionales, fomentando su presencia en los mercados externos y potenciando la cadena de valor de su producción.

Entre los argumentos centrales para dicho relanzamiento, se encuentra que durante los primeros 24 meses de vigencia, el programa tuvo escasa movilidad y vigencia. Por un lado, la alta recesión de los últimos meses del Gobierno de Mauricio Macri, y en segundo lugar, la inactividad general que trajo la pandemia de COVID.

En esta oportunidad, el plan extiende su vigencia sin plazo límite, apuntando asimismo al fomento del consumo de la carne ovina, pero también para incrementar la producción de esta economía regional en general.

La situación de la producción ovina varía según la región y el tamaño y grado de inserción de los productores en la cadena. Los intentos de la gran mayoría es poder lograr integrarse a la cadena internacional a partir de las mejoras genéticas, certificaciones laneras con estándar internacional, y manejo de rodeos y pasturas. Esto último fundamentalmente en la Patagonia.

Es decir, la política pública pretende apuntar hacia el mercado interno, y el sector solamente está mirando hacia afuera.

Los productores destacan que lo que se está impulsando desde INTA para el cuidado de pasturas da buenos resultados. Parte de la propuesta es la de acotar los cuadros de pastoreo y darles rotación dejándolos descansar para cuidar el pasto natural. Y el estudio de pastizales, para determinar a ciencia cierta cuánto pasto disponible habrá y elaborar una recomendación de carga por hectárea.

Sin embargo, estos avances se hacen difíciles de apreciar en corto plazo, dado que la cadena de comercialización está totalmente desarticulada. Los productores reciben poco por la producción, en relación a los precios finales del mercado.

Fuente: Boletín Oficial / INTA / Opinión Austral