Chicharrón de mar

Aventuras submarinas. De la estrella con nalgotas a Bob Esponja. De Jacques Cousteau a “Tom Cruise” Petri. De la chica que le gusta a las convencionales del ’57.

Por Guillermo Perrone*

Chicharrón, Chicharrón. Snorkel, balde de plástico y salvavidas de patito de hule. Listo para una nueva aventura submarina.

Los chicharrones de la patria merecen ver las grandes fosas oceánicas y rodar en mares fríos frente a la observancia de los tesoros naturales que encierra la Patria.

Encontraron una estrella de mar de 13 centímetros y se les perdió un submarino con toda la tripulación. Se asombran por encontrar a Bob Esponja pero Loan no aparece. Como Felipe Vallese.

Sí Chicharrón, te subís a todos los bondis. No distinguís el pan rallado de la arena de la playa del puerto, pero esta semana sos Jacques Cousteau. Que hizo lo mismo hace 80 años. Pasó los informes, se los vendió a la Royal Navy y en 14 minutos la Marina Británica pasaba por la costa de Mar del Plata.

Ahora no.

Porque tu amigo “Tom Cruise” Petri compró tres aviones modelo ‘68 con caja de sexta y 350 chasquibunes provenientes de la ex Unión Soviética. Y ya estamos listos para el mano a mano con los giles de la China.

“Que un chinito se perdió…” -decía la canción-.

Pero vos fascinado con las nalgotas de la estrella; de Cami Nair; de Leila Lemoine que se mira y se le para; y de Cuneo que ablandó la milanesa y dejó de decir «conchita» 324 veces por minuto para llevarlo a un 15 veces por hora volviéndolo un candidato más respetable.

Tu estrella, de mar, de cielo y de Embajada; así brillante, juega con un títere en Neura. Que no entiendo si es neurapsiquiatría pero que vendría al pelo.

La proscripta detenida empulserada líder de los pibes para la liberación, se quedó sin aceite de oliva extra Gordo Dan y dispuso la formación de las listas de los mandados. Acá van por carriles distintos. Los díscolos detrás de la guita, y los fieles, lo mismo.

La política parece ser eso que nos gusta tanto cuando mirando la pantalla gigante de TV de un hermoso y acogedor departamento, la chica que le gusta a Chicharrón, celebra al fin escuchar a Perón luego de horas de observar hablar a jóvenes que en nada se parecen a ese peronismo del que prueban conversar.

En las convencionales del ‘57, ganó el voto en blanco y ese fue el voto peronista. Quizás la historia te salve Chicha.

Te quiero mucho. Anda. Mira la tele.

(*) Escritor frustrado, mal poeta, peor dramaturgo. Pésimo hermano, mal amigo, y un verdadero fastidio como padre. Hacer mal es mi especialidad. El mundo es excelente. Es mi presencia ruidosa y molesta lo que destruye la armónica existencia humana.

Fuente: Publicado en los portales de Facebook y Substack (https://substack.com/@chicharronio/notes) del autor.