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El pasado 29 de agosto el Ministerio de Asuntos Exteriores de China respondió finalmente a una nueva forma de «monroísmo» instando a Washington a abandonar sus políticas intervencionistas en América Latina.

Por Nick Corbishley *

“En 1823, Estados Unidos hizo de América Latina su patio trasero al prohibir a las antiguas potencias coloniales europeas interferir allí. Siguieron dos siglos de interferencia estadounidense y daños terribles a los latinos. Hoy, cuando China se ha convertido en un socio importante en la región, Estados Unidos parece tentado a rehabilitar abiertamente la Doctrina Monroe. Un intento probablemente condenado al fracaso, pero que podría traer consecuencias… “.

El 26 de agosto, Beijing denunció la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela. En particular, Washington había difundido información errónea sobre las recientes elecciones. Tres días después, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino criticó el intervencionismo estadounidense en toda América Latina. En respuesta a una pregunta del diario Global Times, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, afirmó: “es posible que Estados Unidos haya anunciado el fin de la Doctrina Monroe, pero lo cierto es que, desde hace más de 200 años, el hegemonismo y la política de dominación, que son intrínsecos a esta doctrina han estado lejos de ser abandonados ”.

Esta es la transcripción de la conferencia de prensa de Lin Jian publicada en el sitio web oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de China:

“Recientemente, varios países latinoamericanos han expresado su descontento y protestado contra la interferencia de Estados Unidos en sus asuntos internos. En respuesta a comentarios inapropiados del embajador de Estados Unidos en México sobre la reforma judicial mexicana, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador ha declarado que México «no era colonia de ninguna nación extranjera» y que Estados Unidos debe «aprender a respetar la soberanía de México». «

La presidenta hondureña, Xiomara Castro, condenó a Estados Unidos y dijo que su “interferencia e intervencionismo violan el derecho internacional”. El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, dijo en las redes sociales que “Cuba es muy consciente de las actividades desestabilizadoras de la NED bajo el disfraz de valores democráticos”. Por otra parte, Venezuela ha criticado a Estados Unidos por su interferencia en las elecciones. Y Bolivia reveló que estuvo bajo presión de la “gran potencia del norte” después de expresar interés en unirse a los BRICS. ¿Cuál es su comentario?

Lin Jian: Hemos tomado nota de los informes sobre este asunto. Puede que Estados Unidos haya anunciado el fin de la Doctrina Monroe, pero lo cierto es que, durante más de 200 años, el hegemonismo y la política de dominación, intrínsecos a la doctrina, han estado lejos de ser abandonados.

China apoya firmemente la posición justa de los países latinoamericanos al oponerse a la interferencia extranjera y defender la soberanía de sus naciones. Estados Unidos no debe permanecer sordo a las preocupaciones legítimas y al justo atractivo de los países latinoamericanos mientras hace lo que le parece conveniente. Instamos a los Estados Unidos a abandonar la Doctrina Monroe y el intervencionismo lo antes posible, poner fin a las acciones unilaterales de intimidación, coerción, sanciones y bloqueo, y desarrollar relaciones de cooperación mutuamente beneficiosas con los países de la región sobre la base del respeto mutuo, la igualdad y no injerencia en los asuntos internos de cada uno.

El hegemonismo y las políticas de dominación estadounidenses van en contra de la inevitable tendencia histórica de los países latinoamericanos a permanecer independientes y obtener más fuerza a través de la unidad.

Las políticas injerencistas estadounidenses quedarán relegados al basurero de la historia. Podemos esperar que esto ocurra en vista por el enorme daño que el “monroísmo” ha infligido a América Latina. Pero antes de que eso suceda, Washington parece decidido a seguir sembrando discordia en su vecindario inmediato.

Una respuesta muy esperada

Washington está luchando desesperadamente ante su retroceso en América Latina, mientras que China se ha consolidado como un actor importante en la región, superando a Estados Unidos y la Unión Europea para convertirse en el principal socio económico de América del Sur. Un número creciente de países de la región han trasladado sus relaciones diplomáticas de Taiwán a China y han firmado acuerdos comerciales y de inversión con Beijing.

Aunque China ya es el mayor socio comercial de América del Sur, Estados Unidos todavía tiene control sobre Centroamérica y sigue siendo el mayor socio comercial de la región en su conjunto. Pero esto se debe principalmente a sus gigantescos flujos comerciales con México, que representan el 71% de todo el comercio entre Estados Unidos y América Latina.

Como informó Reuters en junio, si se excluye a México de la ecuación, China ya ha superado a Estados Unidos como el mayor socio comercial de América Latina. Excluyendo a México, los flujos comerciales totales –es decir, importaciones y exportaciones– entre China y América Latina alcanzaron los 247 mil millones de dólares el año pasado, mucho más que los 173 mil millones de dólares estadounidenses.

Estados Unidos está ahora inmerso en una carrera desesperada y peligrosa para hacer retroceder el tiempo. Para ello, están renovando la Doctrina Monroe, una estrategia de política exterior estadounidense de 200 años de antigüedad que se opuso al colonialismo europeo en el continente americano. Según esta doctrina, cualquier intervención de potencias extranjeras en los asuntos políticos de las Américas constituye un acto potencialmente hostil contra Estados Unidos. Hoy, Estados Unidos aplica esta doctrina a China y Rusia.

El general Richardson [comandante del Comando Sur] explicó detalladamente cómo Washington, con el apoyo de SOUTHCOM, está negociando activamente en el triángulo del litio la venta de este mineral a empresas estadounidenses a través de sus embajadas, con el objetivo de “bloquear” a sus competidores.

Se puede suponer que este proceso de «bloqueo» se aplica no sólo al litio, sino también a todos los minerales y activos estratégicos de América Latina, como las tierras raras, el oro, el petróleo, el gas natural, el «crudo ligero» (cuyos enormes depósitos fueron descubierto frente a la costa de Guyana), el cobre, los abundantes cultivos alimentarios y el agua dulce, todas materias básicas codiciada por el gobierno y el ejército de Estados Unidos, así como por las empresas cuyos intereses defienden.

El pasado 29 de agosto el Ministerio de Asuntos Exteriores de China respondió finalmente a esta nueva forma de «monroísmo» instando a Washington a abandonar sus políticas intervencionistas en América Latina. Este mensaje llegó el mismo día que el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado de prensa insistiendo que “Nicolás Maduro y sus representantes falsificaron los resultados electorales, reclamaron falsamente la victoria y llevaron a cabo una represión a gran escala para mantenerse en el poder”.

China ha invertido mucho en la Venezuela del gobierno chavista, un gobierno que Estados Unidos ha estado tratando de derrocar durante más de veinte años. Y Beijing está decidido a proteger sus inversiones. Así, en septiembre de 2023, China elevó sus relaciones con Venezuela al nivel diplomático más importante al designar a este país latinoamericano como “socio estratégico para todos los tiempos”. Por otra parte, junto con el presidente ruso Vladimir Putin, el presidente chino Xi Jinping fue uno de los primeros líderes mundiales en felicitar a Nicolás Maduro después de que se anunciaran los resultados de las elecciones hace más de un mes.

Venezuela es una de las dos naciones sudamericanas ricas en recursos que solicitaron ser miembros del BRICS en los últimos meses; la otra es Bolivia, cuyo gobierno fue recientemente objeto de un intento de golpe de estado. Si se aceptan las solicitudes, los BRICS podrán contar en sus filas con el país con las mayores reservas de petróleo del mundo (Venezuela) así como con el país con los mayores depósitos de litio del mundo (Bolivia).

La intervención en México

En las últimas semanas, los embajadores de Estados Unidos y Canadá en México han intentado descarrilar las reformas judiciales del gobierno saliente de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Esto fue apenas unos meses después de que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos ventilara acusaciones no probadas que supuestamente AMLO estaba a sueldo de los cárteles de la droga mexicanos.

La sucesora de AMLO, Claudia Sheinbaum, obtuvo una victoria histórica. AMLO respondió “perturbando” las relaciones de México con las embajadas de Estados Unidos y Canadá. Esta medida, aunque en gran medida simbólica, al menos ha puesto fin, por el momento, a las falsas denuncias contra las reformas de Lopez Obrador.

Venezuela: Sabotaje eléctrico

Mientras tanto, en Venezuela, la interferencia estadounidense continúa intensificándose. El país sudamericano experimentó el viernes un corte de energía generalizado que el gobierno de Maduro atribuyó a un “sabotaje eléctrico”. Como muchas cosas que suceden en Venezuela en este momento, es difícil corroborar la autoría del sabotaje. Pero la idea que Estados Unidos estuvo detrás de esta acción terrorista está lejos de ser descabellada. El lunes, Estados Unidos se apoderó del avión presidencial venezolano y lo llevó desde República Dominicana a Florida, tras dictaminar que su compra violaba sus sanciones.

El coraje de Honduras

También está el caso de Honduras. El jueves pasado, la presidenta Xiomara Castro rompió un tratado de extradición centenario con Estados Unidos luego de que la embajadora estadounidense en Honduras, Laura Dogu, criticara la reciente visita del secretario de Defensa de Honduras, Manuel Zelaya, a Venezuela. Allí se reunió con el ministro de Defensa Venezolano, Vladimir Padrino López. La embajadora estadounidense había acusado a Manuel Zelaya de ser un “narcotraficante”. Precisemos que Zelaya es el marido de Xiomara Castro pero también el ex presidente de Honduras derrocado por un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos en 2009.

Xiomara Castro denunció la intervención de Laura Dogu como una flagrante violación de su papel como embajadora en Honduras. Al día siguiente, Castro advirtió que se estaba preparando un golpe contra su gobierno utilizando las fuerzas armadas del país.  Xiomara Castro declaró:

“Ya hemos vivido un golpe de estado de este tipo. Ya hemos vivido lo que esto implica: violencia, destierro, persecución y violaciones de derechos humanos. Quiero prometerle al pueblo hondureño que no habrá más golpes de estado. Y no permitiré que el instrumento de extradición sea utilizado para intimidar o chantajear a las fuerzas armadas de Honduras.

La injerencia y el intervencionismo de Estados Unidos, así como su intención de dirigir la política de Honduras a través de su embajada y otros representantes, son intolerables. Atacan, ignoran y violan impunemente los principios y prácticas del derecho internacional que aseguran el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la paz universal.»

Aunque las acusaciones de golpe no están confirmadas, no es difícil ver por qué Estados Unidos y la élite compradora de Honduras podrían querer derrocar al gobierno de Xiomara Castro, tal como lo hicieron con su marido.

Xiomara Castro es uno de los pocos líderes elegidos democráticamente en América Latina que ha reconocido la presunta victoria de Nicolás Maduro en las elecciones de Venezuela. Su gobierno también está en el proceso de prohibir en Honduras,  las Zonas Económicas Especiales que son controvertidas porque están exentas de ciertas leyes e impuestos nacionales. Además, tomó medidas para abandonar el organismo de arbitraje CIADI del Banco Mundial, que está evaluando una disputa entre inversionistas y Estados sobre una zona autónoma que busca 10.800 millones de dólares en compensación por presuntos daños.

Cuando se difundió la noticia de que Honduras se retiraba del tribunal CIADI, un grupo de 85 economistas internacionales, publicaron una carta en Progressive International «felicitando a la Presidente Castro y al pueblo de Honduras» y alentando a «otros los países a seguir su ejemplo hacia un sistema de comercio más justo y democrático”. Este no es el tipo de ejemplo que los inversionistas internacionales y las multinacionales quieren que dé un país pequeño como Honduras.

Pero el gobierno de Honduras parece tener ahora un fuerte aliado a su lado: Beijing.

Una doctrina demasiado contaminada

Los funcionarios estadounidenses pueden preocuparse todo lo que quieran por la creciente huella de China en su «patio trasero»; Sin embargo, como señala un artículo del Latin American Post , la realidad es que «para muchos países latinoamericanos, China ofrece una alternativa [o contrapeso] bienvenida a Estados Unidos, brindando oportunidades de desarrollo y crecimiento sin las condiciones vinculadas a la inversión estadounidense. »

Esta es la razón por la que más de 20 gobiernos de la región, algunos estrechamente alineados con Estados Unidos, se han sumado hasta ahora a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, y Brasil es miembro fundador de los BRICS:

El atractivo del modelo chino es particularmente fuerte en una región que durante mucho tiempo ha luchado contra el subdesarrollo y la desigualdad. Para muchos líderes latinoamericanos, el ascenso de China representa una oportunidad para escapar del ciclo de dependencia y afirmar una mayor autonomía en sus políticas exteriores y económicas. Este hecho es emblemático en la geopolítica global, en el que potencias emergentes como China desafían el dominio tradicional de Estados Unidos en regiones como América Latina.

Como señala un lector de Naked Capitalism hay muchas otras razones por las que el modelo de desarrollo de China continúa encontrando seguidores en la región, incluidas razones económicas (BRICS), tecnológicas (el fuerte apoyo de China al desarrollo digital) y energéticas. sin mencionar, por supuesto, la creciente frustración con un orden basado en reglas impuestas por los estadounidenses . Incluso la revista Foreign Policy publicó un artículo el año pasado admitiendo que “el monroísmo–tanto de nombre como su paradigma político implícito– está condenado al fracaso”:

Por su nombre, la “Doctrina Monroe” está demasiado contaminada para salvarla. Invocar esta expresión en las relaciones interamericanas hoy es contraproducente. La doctrina no puede deshacerse de dos siglos de vínculos con el unilateralismo, el paternalismo y el intervencionismo.

Asimismo, llamar a la Doctrina Monroe por otro nombre no oculta su hedor…

Y ahí es donde radica el problema. Cualquiera que sea la opinión de los formuladores de políticas sobre la Doctrina Monroe, su acción arroja dudas sobre si los países latinoamericanos pueden trazar su propio rumbo en el mundo. Hasta que la política exterior estadounidense se deshaga de esta idea, seguirá siendo prisionera de la Doctrina Monroe.

El problema es que ni los demócratas ni los republicanos en Washington parecen haber recibido la “noticia”. Por lo tanto, es probable que la carrera por la injerencia y los recursos en América Latina continúe intensificándose.

* Escritor, periodista, docente y traductor. Investigador de “Capitalismo al Desnudo” (Naked Capitalism).

Fuente: Nodal / Other News

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