Recetas simples y remedios naturales. Buenos, bonitos y baratos. Animate, buscá, juntá, prepará, comé y saná. Ya verán que la ortiga es un botiquín comestible y que crece en cualquier parte. Hace bien para casi todo y como condimento le agrega un sabor inigualable a nuestras comidas.
El Editor Federal
La ortiga es una de esas plantas mágicas que todo lo pueden. Rica en hierro, vitaminas y minerales, si la incorporamos a la dieta nos aporta nutrientes sanadores y preventivos. Es antianémica, antiescorbútica, remineralizante, digestiva, antiinflamatoria, antihistamínica.
También tiene otros usos más específicamente medicinales si se emplea en distintos preparados: su infusión es un colirio ocular espectacular y la tintura de su raíz se utiliza para desinflamar procesos complicados como el de la próstata.
En suma, la ortiga es un botiquín en sí misma, y qué mejor que empezar a sumarla a nuestras comidas.
Antes de pasar a la receta de hoy, permítannos unas líneas para agradecer al grupo Cocina Salvaje*, por permitirnos difundir este material que llega a ustedes por la producción de Patricia Mina**.
Para nosotros es importante poder divulgar el potencial alimenticio, curativo y también gastronómico que poseen los árboles y plantas silvestres; sean autóctonas y naturales de nuestro país o región, como así también las que han ido trayendo las distintas corrientes migratorias, y se adaptaron a nuestro suelo.
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TALLARINES VERDES DE ORTIGA
Ingredientes
– 100gr, harina de trigo
– 20cc, agua
– 50gr, hojas de ortiga (si no tiene suficiente cantidad, complete con agua)
– 1 cucharada, aceite de oliva
– ½ cucharadita, sal
Procedimiento
– Blanquee las hojas sumergiéndolas en agua hirviendo durante un minuto. Procéselas con el agua y la sal, hasta homogeneizar.
– En un recipiente coloque la harina en forma de corona. Vierta allí la mezcla de hojas y el aceite. Trabaje dentro del bol hasta integrar.
– Traspase a una mesada enharinada y amase hasta obtener un bollo liso. Envuélvalo en papel film y deje reposar durante unos 30 minutos.
– Estire la masa con un palote o con una máquina para pastas, dóblela sobre sí misma y vuelva a estirar. Repita este paso unas 4 veces y agregue harina, si es necesario, para que no se pegue a las superficies.
– Estire hasta un grosor de 1 mm y corte de la forma deseada.
– Cocine la pasta sumergiéndola en agua hirviendo, hasta que flote. Al retirar del agua, inmediatamente lubrique con aceite, manteca o salsa, para evitar que se pegue.
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*Puede conocer más de Cocina Salvaje en sus redes sociales. Participe también del grupo de discusión «Cocina salvaje – recetas e identificación», donde exploramos el potencial culinario de las plantas silvestres y otros ingredientes no convencionales.
** Patricia Mina es colaboradora permanente de Chasqui Federal Noticias. Preside la Asociación de Cosmética natural Argentina (ACNA); y realiza trabajo de CM en múltiples ámbitos.
Fuente: Cocina Salvaje