Recetas simples y remedios naturales. Buenos, bonitos y baratos. Animate, buscá, juntá, prepará, comé y saná. El otoño se termina y entre los “yuyos” que solemos cruzarnos en baldíos y veredas está la bardana. Una planta con la que se come y se cura.
El Editor Federal
La bardana es conocida y apreciada por sus largas raíces, que consumimos como hortaliza, y por sus frutos secos, que aprovechamos con fines medicinales para tratar gripes y resfríos.
Es esa planta de hojas enormes y blanquecinas por debajo, que comenzamos a ver en su esplendor hacia fines del otoño. Es una especie que se da en estado silvestre y muchas veces se pasa por alto su enorme potencial como alimento. Acá les contamos un poco sobre ella.
¿Qué sabor tiene?
Las hojas, una vez que se les saca el amargor, se parecen mucho a la acelga. La raíz es dulzona y trae a la mente a la mandioca y los piñones de las Araucarias.
El procedimiento para quitar ese gusto amargo, se reliza en primer lugar, eligiendo hojas jóvenes, de hasta unos 17cm de largo, de plantas que aún no han florecido. Luego se meten en una olla con abundante agua ya hirviendo (este detalle es importante) y las cocinamos durante 3-5 minutos luego de recuperado el hervor. Degustamos y, si tienen restos de amargor, repetimos este paso.
Las escurrimos y luego las utilizamos a la manera de una acelga blanqueada: en guisos, sopas, hamburguesas, albóndigas, tortillas, pastas, salsas, etc.
¿Dónde la encontramos?
En terrenos baldíos, bordes de caminos, escombros, zonas habitadas. Prefiere suelos fértiles, húmedos y sombreados.
¿Cómo la comemos?
Hojas jóvenes y pecíolos: cocidos, como verdura de hoja, en guisos y sopas. Su amargor se elimina dándoles varios hervores. Envolviendo tamales y hallacas, o como papillote.
Tallos tiernos: crudos (pelados), en ensaladas. Cocidos, en sopas, guisos, tortillas y empanadas. Rebozados y fritos.
Raíces: las de plantas jóvenes, crudas, en ensaladas; son crujientes y refrescantes (en caso de estar un poco duras, pueden ablandarse remojándolas en agua por unos diez minutos, cortadas). Raíces de cualquier edad se preparan cocidas en sopas, estofados, en escabeche, fritas, al vapor o hervidas, tomando el lugar de la mandioca o la papa. En gaseosas naturales y otros fermentos. En maceraciones y en infusión.
Frutos: en infusión.
¿Qué propiedades se le atribuyen?
Uso interno:
– Raíz: diurética, diaforética, depurativa, cardiotónica, antiviral, antiinflamatoria, antiséptica, antioxidante, purgativa. Se utiliza para purificar la sangre y en el tratamiento de cistitis, trastornos urinarios, hipertensión, diabetes y diversos tipos de cáncer.
– Hojas: laxante suave y diuréticas.
– Frutos: febrífugos, antiinflamatorios, hipoglucémicos, antibacterianos. Se utilizan en la medicina tradicional china para tratar la gripe.
Uso externo:
Cicatrizante, astringente, antiséptica, analgésica. Se emplea la raíz, frutos y hojas en decocción, infusión, tintura, oleato o cataplasma, para el cuidado del cabello, prevención de la calvicie, tratamiento de artritis, infecciones de la piel, psoriasis, picaduras, eczema, herpes y erupciones.
Antes de pasar a las recetas, agradecemos al grupo Cocina Salvaje*, por permitirnos difundir este material que llega a ustedes por la producción de Patricia Mina**.
Para nosotros es importante poder divulgar el potencial alimenticio, curativo y también gastronómico que poseen los árboles y plantas silvestres; sean autóctonas y naturales de nuestro país o región, como así también las que han ido trayendo las distintas corrientes migratorias, y se adaptaron a nuestro suelo.
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Ingredientes
– 1 papa mediana
– ½ cebolla
– Un atado, hojas de bardana
– 2 huevos
– Sal, a gusto
– 3 cucharadas, aceite a elección
Procedimiento
– Desamargue las hojas con el procedimiento descrito arriba (yo necesité dos hervores). Déjelas en un colador donde puedan escurrirse por unos minutos y luego píquelas gruesamente.
– Corte la papa en láminas o cubos y pique la cebolla. Sofríalos con una cucharada de aceite hasta que la papa esté cocida y con algunas superficies doradas.
– Coloque en un bol el sofrito, las hojas, los huevos y la sal. Mezcle.
– Vierta la mezcla sobre una sartén precalentada con una cucharada de aceite. Cocine sobre fuego bajo, con la tapa puesta, hasta que la superficie se opaque. Dé vuelta la tortilla y cocine hasta dorar por el otro lado.
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*Puede conocer más de Cocina Salvaje en sus redes sociales. Participe también del grupo de discusión «Cocina salvaje – recetas e identificación», donde exploramos el potencial culinario de las plantas silvestres y otros ingredientes no convencionales.
** Patricia Mina es colaboradora permanente de Chasqui Federal Noticias. Preside la Asociación de Cosmética natural Argentina (ACNA); y realiza trabajo de CM en múltiples ámbitos.
Fuente: Cocina Salvaje / Las Cuatro Estaciones