La superficie afectada a la producción de maní se amplía en el país. Con principal epicentro en Córdoba, La Pampa y Santa Fe, en la provincia de Buenos Aires se a comenzado a expandir su influencia. Los productores y sectores asociados a la producción pugna por la sanción de un marco regulatorio para la actividad en el territorio provincial.
Redacción
El cultivo de maní avanza sobre nuevas zonas y profesionales integrantes de CIAFBA colaboran en la capacitación de colegas, productores, y en la creación de un marco regulatorio para la producción en Buenos Aires.
Desde el Instituto Nacional de tecnología Agropecuaria (INTA), el Ministerio del Desarrollo Agrario de la Provincia, en conjunto con agrupamiento de agrónomos y profesionales forestales, se viene trabajando en capacitación para la producción y planificación del cultivo.
En el Noroeste provincial, el maní por proximidad a la provincia de La Pampa, comenzó a producirse en 2016. La zona de influencia del cultivo está delimitada por las Rutas 33, 5 y 188. Habiendo mayor cantidad de hectáreas implantadas en General Villegas, pueden encontrarse campos con maní en el corredor centro-provincial que va de Coronel Dorrego a Junín.
El maní se da bien en los suelos bonaerenses por sus características más desérticas y secas, comparadas con la zona núcleo y el sudeste. Según los especialistas, el maní requiere de un clima similar al de la soja, con un régimen de lluvias un tanto menor.
El maní crece bajo tierra; es un cultivo que requiere de “suelos sueltos”, es decir sin tanta densidad en superficie, cosa que permita al cosechar, dar vuelta la planta para sacar lo más limpia posible la vaina que contiene los granos.
Durante años, se decía que por sus características, el maní dañaba los campos, dada su necesidad de una humedad baja en relación a otras oleaginosas y se ser cultivado en los ya mencionados “suelos sueltos”. Sin embargo, desde las entidades que están acompañando a los productores, manifiestan que en otras provincias hay tradición sobre el manejo del cultivo. Eso implica, el trabajo sobre los suelos para evitar la erosión eólica, la fertilización, la siembra, el manejo de plagas y enfermedades y la cosecha.
En cuanto al marco jurídico provincial, lo que se busca construir es un esquema similar al que rige en La Pampa. Entre los puntos que se buscan trabajar y normar se incluye la necesidad de que luego de la cosecha de maní, se siembre un cultivo de cobertura buscando que el suelo no quede descubierto. En zonas donde el suelo tenga alto contenido de arena se propone instrumentar “cultivo en franja”; es decir, “franjear” el cultivo del maní combinado con maíz para evitar la erosión eólica.
Como es de suponer, más allá de los trabajos del INTA y del Ministerio de Desarrollo Agrario provincial, los ingenieros agrónomos requieren de dicho marco y capacitación. El capital de producción no abunda y deben cuidar la gallina de los huevos de oro: la tierra.
Fuente: MDA BA / INTA / La Verdad de Junín