Argentina rompió el récord de capturas de calamar y se convirtió en el cuarto mayor productor a nivel mundial y segundo a nivel regional. Mientras adivinan qué país está primero y dónde pesca, le contamos cómo vienen la zafra tangonera.
Redacción
Según la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP) y creyéndole a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación, la temporada del calamar habría registrado un récord de capturas con cifras que no se daban desde 2008.
Así, la FULASP dictaminó que con 203.956 toneladas en capturas de calamar Illex, Argentina se posiciona en segundo lugar a nivel sudamericano -detrás de Perú-; y cuarto a nivel mundial donde los primeros puestos los ocupan China y Japón. Según el presidente de la entidad, Raúl Cereseto, el resultado es un aliciente para “la pesca nacional que atraviesa tiempos complejos en otros segmentos de la industria”.
Los muchachos de la Fundación son cizañeros y tiraron un palito hacia adentro y afuera de la cadena pesquera. Afirmaron que el país puede competir a nivel internacional, incluso con una matriz fiscal, costos logísticos, salariales y previsionales que están llevando a la quiebra a las empresas en varios rubros del sector. Por lo tanto, reclamaron mayor apoyo estatal en las políticas de investigación, trazabilidad pesquera, previsibilidad financiera y concordia entre empresarios y trabajadores, ya que la cadena emplea 40.000 operarios y generas 2.000 millones de dólares anuales en exportaciones.
Estaría bien que el Estado se involucre. Curiosamente, en el mentado ranking mundial se explicitaron algunas cifras que son de interés para Sudamérica. Según el informe, el segundo lugar lo ocupa Japón con capturas que van de 350.000 a medio millón de toneladas anuales. Su zona de pesca, son los caladeros del Pacífico y del Atlántico Sur. Lo mismo con China cuyo nivel de capturas alcanza el millón de toneladas anuales de calamar.
La otra curiosidad, es que Perú es el tercer país con mayor volumen de capturas del molusco y Chile -al ser superado por Argentina- pasó al quinto lugar. Respectivamente, ambos países pescan 290 mil y 150.000 toneladas anuales de calamar.
Por lo tanto, los cinco países pescan 2.000.000 de toneladas anuales en las mismas aguas. Pero hay dos de ellos que hacen trampas y sobre los que recaen múltiples denuncias de pesca ilegal, depredación y contubernios portuarios y logísticos; además de poseer posición dominante en los mercados internacionales. Está claro que el calamar no es la única especie que capturan.
El panorama para Argentina, Chile y Perú nos pone en situación de planificar el conflicto internacional en forma conjunta. De lo contrario, tal como dice la Fundación, la culpa de la escasa flota potera de nuestros países, será de la alta carga fiscal, los salarios, las cargas patronales, y los costos logísticos y los costos logísticos y energéticos. Que chinos y japoneses se afanen 1,5 millones de toneladas anuales sólo de calamar, cuando esas capturas podrían estar a nuestra disposición razonablemente, no tendría nada que ver.
Fíjese lo que pasa con el langostino. La zafra está parada. No hay acuerdo entre empresarios y los gremios. La disputa es más o menos la de siempre, pero en el actual contexto nacional los plazos son más cortos y los ánimos no son los mejores.
Las Cámaras empresarias solicitan que el costo a pagar por tonelada producida que consta en los Convenios Colectivos, se adecue a los precios internacionales -que van a la baja- y a la situación económica que atraviesa a la flota tangonera. Los gremios responden lo lógico: que bajar los valores que establece el CCT de la actividad es ilegal.
Las acusaciones van y vienen entre las partes. Las empresas alegan que hay trabajadores que quieren salir a pescar pero los gremios los amenazan. Los sindicatos dicen que las firmas extorsionan con acuerdos particulares que son ilegales y de dudoso cumplimiento. Una posibilidad de acuerdo estaba librada a que las partes coincidan en lo que establecía el Decreto 133/18 -durante el macrismo-, que habilitaba la aplicación de un procedimiento de crisis para liquidar el 70% del salario bruto como no remunerativo. Los empresarios se jugaron a esa posibilidad, pero el propio gobierno admitió que, si las entidades gremiales no firman, la medida no puede implementarse.
¿Qué pasaría con el langostino entonces? Según los principales actores de la cadena, la zafra de aguas nacionales está perdida en un 80%. La situación empeora para los trabajadores y empresas del sector con impacto social en las ciudades manufactureras que de esta especie dependen. Si no hay pesca, no hay operatoria portuaria, ni procesamiento, ni despachos de exportación.
Un agujero difícil de compensar con lo que pueda obtenerse en la zafra de aguas internacionales. Si es que hay arreglo para entonces.
Mientras tanto, los chinos y japoneses encabezan el ranking mundial del calamar, y los españoles -con licencias británicas son ases en el langostino.
Fuente: FULASP / Informe Pesquero / Pescare