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Despegue o manta corta

El presidente Alberto Fernández firmará en las próximas semanas un decreto para avanzar en la construcción del gasoducto troncal desde la formación Vaca Muerta. La obra sería de gran importancia para abastecer el mercado interno, y abaratar los costos energéticos. La disputa está en si el gas se queda o el gas se va.

Redacción

Según se informó desde el área de energía, la obra significará la inyección de 24 millones de metros cúbicos más por día de gas en la red para el invierno de 2023. La obra llevará un año y medio de realización por un costo de US$ 1.600 millones. La misma se resolvería a partir de un Decreto de Necesidad y Urgencia donde el Estado Nacional, declararía su principal interés.

Las obras y las licitaciones se canalizarían a través de IEASA – ente público encargado de gestión de proyectos y obras de infraestructura energéticas-, y para lo cual se creará un fideicomiso para administrar los trabajos.

Además, se estima que la construcción del gasoducto implique el sostenimiento de inversiones del sector petrolero en Vaca Muerta. Actualmente, las empresas que poseen mayor influencia en la formación son YPF, Shell, Tecpetrol y Pampa Energía.

El gasoducto, que se llamará “Néstor Kirchner”, implica dos etapas. La primera desde Tetrayén – Provincia de Neuquén en el corazón de Vaca Muerta, hasta Salliqueló en la provincia de Buenos Aires. Esta localidad además está establecida en un punto estratégico, cercano a uno de los principales flujos logísticos del centro del país: la conexión Rosario – Bahía Blanca.

La segunda etapa, unirá Salliqueló con San Jerónimo – Provincia de Santa Fe, podría incrementar el transporte diario de gas en 40 millones de metros cúbicos más. Aquí el gobierno espera que las empresas que se verán beneficiadas por la obra, financien su construcción.

Según el Secretario de Energía, Darío Martínez, el gasoducto significaría que Argentina deje de importar GNL y deje de quemar combustible para la generación de electricidad que abastece el mercado interno. Sin embargo, también enunció la pata exportadora del proyecto: “nos abre la puerta a abastecer de gas a la región: Uruguay, Chile y Brasil». Semanas atrás, el Embajador argentino en ese último país, Daniel Scioli, manifestó que el complejo industrial de San pablo está “muy interesado” en adquirir gas argentino, y ve con buenos ojos la construcción del ducto.

Esto implicaría, que el gas que podría abastecer a la industria nacional para su plena reactivación y desarrollo, podría ser exportado a los países vecinos a cambio de dólares rápidos y frescos. Una manta corta, si se pretende que Argentina alcance el pleno desarrollo de sus fuerzas productivas, de cara a un escenario mundial cada vez más restrictivo en materia de productos industriales y caro en dólares.

Fuente: Secretaría de Energía de la Nación / Reuters

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