El origen de América
13 octubre, 2024
Una mousse criolla
13 octubre, 2024
ver todo

Tercera entrega de la charla con Alejandro Olmos Gaona, que tuvo lugar el 4 de octubre pasado, en un espacio libre de la red X.

Redacción

Compartimos la tercera parte de la charla con Alejandro Olmos Gaona [1] que mantuvieron los hacedores un interesante espacio que se desarrolla cada viernes en la red social X (ex twitter). En la misma se abordaron varios temas tanto de actualidad política nacional y regional, como también algunos de los ejes que han caracterizado la obra del autor: las deudas externas odiosas; las sesiones de soberanía que realizan los Estados Nacionales ante organismos multilaterales de crédito o fondos de inversión privados; y la relación de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Demás está decir, ponderar nuestro agradecimiento por la autorización para difundir este material, a los hacedores del mencionado espacio en la red X, habitualmente coordinado por Mariano Maccarone (Sanmartiniano), y secundado Paula (Veneciana), Pablo (Doc12), Lautaro (Teniente Carpincho), y Guillermo. Entre paréntesis, los seudónimos con los cuales se los encuentra en la mencionada red.

Una aclaración de edición: ya que el texto deriva de la desgrabación de una charla, los lectores encontrarán algunas anotaciones entre corchetes. Éstas corren por cuenta del Editor, y hacen las veces de agregar o aclarar alguna información, ya que la usanza coloquial omite algunos detalles.

Lea primera entrega, clickeando acá; y la segunda, acá.

Editor Responsable*

DEUDA ARGENTINA. Invitado: Alejando Olmos Gaona

(4 de octubre de 2024 – Red X) – Tercera parte

En referencia al tema del mecanismo de beneficiar empresas privadas estatizado deudas y los mecanismos de endeudamiento de las empresas estatales en los 90… ¿Nos puede contar respecto de eso y después profundizar en el tema de las consecuencias de no pagar la deuda en el país? Porque acá nos venden que si no pagamos la deuda básicamente nos morimos. Entonces saber si es tan así; si es tan catastrófico no pagar la deuda… ¿Cuál es el mecanismo con el que hicieron y con el que hacen sucesivamente para beneficiar empresas privadas estatizado deudas como hicieron por ejemplo en los 80 y en los 90? ¿Cuáles fueron los mecanismos de endeudamiento de las empresas estatales en los 90?

AOG:  Algo ya expliqué respecto a que la Argentina entró en default en 2001, y no pasó nada. Al contrario, creció la inversión extranjera directa, creció el superávit fiscal, el Producto Bruto Interno.

Ecuador también lo hizo. El problema es que cuando Ecuador decidió suspender los pagos de la deuda, fue porque tenía una auditoría previa que determinaba lo que correspondía pagar y lo que no. Así uno puede decir: “No, no les pago porque no quiero. No les pago porque he auditado las cuentas públicas y veo que esto es un fraude, esto es un fraude, esto otro también es un fraude…

Es decir, porque además -otra de las cosas insólitas de la Argentina-, es que la Argentina paga. Ha pagado sus deudas sin saber lo que pagaba. Esto lo dijo el Dr Domingo Cavallo siendo ministro de Economía en un informe que está en el Ministerio de Economía; donde en el año 1993 decía que la Argentina paga sus deudas a los acreedores sin exigirles en ningún caso que muestren los elementos que demuestran la legitimidad de los créditos que reclaman. Les paga ante simple aviso de vencimiento, y Cavallo -“gran patriota” él-, decidió que esto había que solucionarlo. ¿Cómo lo solucionó? Contratando a todos los acreedores para que ellos nos dijeran cuánto debíamos pagarles; qué intereses debíamos pagarles; etcétera, etcétera.

Entonces, cuando se manejan estas pautas, indudablemente nada puede funcionar. Esto de la estatización de la deuda privada fue algo que no solo pasó en Argentina. Pasó en Brasil, pasó en el Ecuador. Es decir, como que de golpe se ve que hubo alguna orden o algo; donde dijeron: “miren, aprovechen porque con esto se van a beneficiar a todos los sectores empresarios y financieros, y que los países se hagan cargo de sus deudas”. Porque cuando se habla de estatización de la deuda privada, significa que un Estado puede hacerse cargo de la deuda a una empresa, si la empresa tiene problemas y puede ir a la quiebra, dejar gente en la calle, etc…

El problema fue que acá no eran deudas reales, eran deudas truchas, y a través de los mecanismos de los seguros de cambio en el Banco Central -que manejaron tres presidentes, primero Egidio Ianella, después Domingo Cavallo, y después Julio González del Solar-, permitieron que las empresas deban todo eso; y cuando se hizo la investigación de la deuda privada que ordenó Bernardo Grinspun en 1984, en el mes de enero, ahí se pudo ver todas las operaciones que se habían hecho.

Entonces, cuando un país llega al extremo de beneficiar a estos delincuentes llamados empresarios, las cosas indudablemente bien no pueden ir; como tampoco esto de endeudar ficticiamente a las empresas estatales. Porque cuando asumió la dictadura militar, la deuda de YPF, era de 363 millones de dólares. Cuando se fue la dictadura, la deuda de YPF era de 6.000 millones de dólares, no habiendo recibido un solo dólar; pues los dólares iban al Banco Central. Es decir, pareciera que la manera de privatizar una empresa es endeudarla para que después digan: “no, miren; con semejante deuda la empresa no puede subsistir y hay que privatizarla”. Yo creo que ese fue la intención de la dictadura militar pero no llegaron a hacerlo. Se encargó Menem por supuesto en 1992, de dar el ladrillazo final para que YPF fuera vendida y privatizada.

Después fue parcialmente recuperada en un 51%, dejando a los privados el 49% restante, pero ya no fue lo mismo. Esto me hace acordar a esta frase de Milei que dice que “hace 100 años, que la decadencia argentina”; ¿no? Milei -que por supuesto su ignorancia histórica es enciclopédica-, seguramente no sabe que precisamente en 1923 Marcelo T. de Alvear designó al frente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) al general Enrique Mosconi.

Mosconi, además de haber hecho una obra notable, fue seguido por otro enorme administrador de YPF: el ingeniero Ricardo Silveira. En la década del ‘30 llegaron a situar a YPF entre una las petroleras más importantes del mundo. Como esto pareciera que es un mal ejemplo -porque en este momento que es el auge de que todo lo tiene que ser privado-, se empezaron a endeudar las empresas públicas. Entonces, cuando Menem hablaba de la reforma del Estado, en realidad era un desguace del Estado. Allí se vendieron la compañía de teléfonos (ENTel), YPF, Aerolíneas… Bueno; toda la larga lista que conocemos. Indudablemente la manera de venderlas era primero endeudarlas.

En el caso YPF fue peor, porque primero lo que hizo Menem fue de regular la actividad petrolera a través de tres decretos. Después hizo este todo el proceso de desestatización, y por supuesto, la liquidaron a precios de remate; olvidando que YPF no sólo era un símbolo de lo que era la Nación Argentina en cuanto a estructura económica, sino que YPF -además de haberle dado enormes sumas de dinero al Tesoro-, había desarrollado pueblos y ciudades. Donde YPF se instalaba para explotar el petróleo, crecía toda una comunidad circundante. Pero bueno, todo eso desapareció. Afortunadamente no la puede privatizar Milei pues necesita las dos terceras partes de ambas Cámaras del Congreso; sino ya la hubiera mandado a remate como quiere mandar Aerolíneas.

Respecto de las prórrogas de jurisdicción, están los decretos 319 del 2001; me parece el 1735 del 2004; el 563 del 2010; y la ley 24.488. Esos decretos en particular que prorrogan jurisdicción a los tribunales de Nueva York y creo que el último al de Gran Bretaña, nos puede explicar las implicancias de esa prórroga y cómo impactó eso luego.

Cuando Néstor Kirchner firmó el decreto 319 en marzo del 2004, donde se plantearon los lineamientos de la deuda pública, ahí ya dije: “esto va mal”. ¿Por qué? Porque ahí volvíamos a someternos a la jurisdicción extranjera; volvíamos a renunciar a la inmunidad soberana. Es decir, estaban los mismos lineamientos de otros momentos para restar la deuda, pero además había un detalle en ese decreto 319 que – yo debo ser el único lo el loco que lo menciona-, y es que Kirchner decidió recontratar a un estudio de abogados de Nueva York -Cleary, Gottlieb, Steen & Hamilton- que habían sido originalmente contratados por Menem en 1989, y que hasta el día de hoy son abogados de la Argentina en Estados Unidos. Han atravesado todos los gobiernos: De la Rúa, Néstor, Cristina, Macri, y ahora llegaron a Milei. No creo que todavía les hayan revocado el mandato pues son los que nos asesoran en las operaciones internacionales.

Kirchner emite ese decreto y después emite el 1735, donde ya se da forma a toda la reestructuración de la deuda. Eso determina que ante cualquier problema que tengamos, vamos a ser juzgados en los Estados Unidos. Cristina Kirchner en el decreto 563 en el 2010 hace exactamente lo mismo; y después todos hacen lo mismo. Porque parece que es una habitualidad. Inclusive Kirchner en el decreto 319, dice que se renuncia la inmunidad soberana del Estado porque es práctica común en los mercados internacionales. Lo que no hizo Kirchner afortunadamente -que si lo hizo Menem- fue renunciar a la inmunidad de ejecución. Kirchner no renunció a la inmunidad de ejecución. Menem, sí, en el ‘92 con el plan Brady. Entonces, cuando vos renuncias, los acreedores indudablemente dicen “fantástico”; y no porque esta es la práctica común.

Acá hay otro tema que tiene que ver con lo que ustedes mencionaron sobre la legalidad. Yo, que soy un obsesivo de la legalidad -aunque algunos amigos míos me dicen que la legalidad aquí directamente no existe, y es cierto-, siempre recuerdo un libro de un gran jurista argentino que fue el autor intelectual del juicio de las juntas militares, Carlos Nino, que se llama “Un país al margen de la ley”; donde Nino plantea cómo viola la ley el ciudadano común; cómo la violan determinados grupos; y cómo la viola el Poder Ejecutivo. Es decir, cómo se viola desde la estructura máxima del Estado, ¿no? Ahora se viola porque los decretos modifican leyes -cosa que no pueden hacer a través de un decreto-. Como ustedes planteaban, un jefe de Estado puede endeudarnos y hacer lo que se le cante. Lamentablemente tenemos una justicia cómplice que puede perseguirlo al señor López por los 9 millones de dólares de los bolsos, o los dólares de “La Rosadita”, o los cuadernos de las coimas; pero esta cosa grosa que tiene que ver con una estructura cuasi mafiosa por la cual la deuda argentina ha llegado a lo que ha llegado en estos momentos -460.000 millones de dólares- depende de que la Justicia no ha hecho absolutamente nada.

Después que murió mi padre salió el “Fallo Ballesteros” -a cargo de Jorge Ballesteros-, yo me presenté en el tribunal. Seguía aportando documentos, investigaciones, y mi gran amigo el fiscal Delgado -que era el fiscal de la causa-, también hizo lo imposible. Aportó todo tipo de elementos, pericias y todo. No pasó nada. Hace dos meses y pico, el juez que tenía la causa ordenó el archivo diciendo que esas cosas no son susceptibles de enjuiciamiento penal porque son decisiones del poder político. Esto ustedes lo deben oír siempre, ¿no? Que en la judicialización de la política hay cosas que son “resorte del Estado”. Yo creo que se olvidan -esto lo dijo un gran tratadista del derecho Constitucional, Dr Germán Bidart Campos-, que todo acto que afecte un ciudadano es judiciable. Acá la deuda argentina afecta a todo el pueblo argentino. Por lo cual todo es judiciable. Porque además hemos probado; está probada la comisión de todo tipo de delitos. Se ha llegado al extremo que -seguramente esto no lo saben-, cuando se firma una de estas reestructuraciones de deuda pública, es necesaria la opinión del Procurador del Tesoro. El Procurador del Tesoro es el abogado del Estado Nacional. Me acuerdo que en estas investigaciones que hice en el Ecuador, pude hacer lo que se me cantó, porque Correa emitió un decreto por el cual yo podía verificar todo lo que quisiera, de cualquier Ministerio, de la Procuración, de todos. Acá no. Acá me ven entrar Ministerio de Economía y dirán, “qué viene a buscar este de nuevo”. Una de las empleas del Ministerio de Economía -que la dejé de ver porque cuando se enteraron yo le agradecí su colaboración en un libro mío que escribí, la mandaron a otro lugar-, me entregó la minuta hecha por los acreedores de cómo se debía dictar; de cómo debía efectuar su dictamen el Procurador del Tesoro. Me lo dio el original en inglés y la traducción hecha en el Ministerio de Economía. Me fui a la Procuración del Tesoro, porque no es posible que el Procurador -que es el abogado del Estado-firme lo que le dicen los banqueros. Y no; tal cual. Así era lo que había firmado; lo que le habían impuesto los banqueros.

Entonces, cuando me hablan de soberanía, digo: “¿qué soberanía? Si el propio abogado del Estado firma lo que le ponen en frente”. Tan caradura fue este señor profesor de Derecho Constitucional de la UBA y Convencional Constituyente, Alberto García Lema, que en la parte final de su dictamen decía -esto por supuesto escrito por los banqueros-, que como él no conocía la legislación de los Estados Unidos se confiaba incondicionalmente en lo que decían los abogados norteamericanos. ¿Ustedes creen que una reestructuración de deuda de 32.000 millones de dólares del ‘92 -que hoy es cinco o seis veces esa cifra-, el Procurador no se puede tomar el trabajo durante dos meses de estudiar la legislación?

Pero esto fue una matriz, un plan. Porque vi lo mismo en el Ecuador. El dictamen del Procurador ecuatoriano era igual al del argentino. El plan Brady ecuatoriano era igual al argentino; los bancos todos los mismos. Fue como que un conjunto de cosas que nos aplicaron a todos nuestros países, y todos lo aceptamos. Los economistas discuten, pero de estas cosas mejor no acordarse pues ya pasó mucho tiempo; y así seguimos, ¿no? Total el Ministro firma una resolución, el Presidente emite el decreto, pero el que paga es el pueblo argentino; no ellos.

Nos gustaría agregar algo sobre lo que comentabas recién, Alejandro. Parece que estamos todos locos en el pueblo; y nos recordó un libro leído de un psicólogo argentino –Yago Di Nella (2007), Psicología de la Dictadura. El experimento argentino psico-militar (ensayo de psicología política)-, en donde habla de la psicopolítica; de cómo a través de la psicología lograron modificar el comportamiento del argentino, para que se comporte justamente de una determinada manera y termine aceptando aquellas cosas que son contrarias a sus intereses, y contrarias a su beneficio. Entonces, está muy claro esto de que de repente estos mecanismos de dominación psicológica -muy estudiados por nuestro enemigo que es el que nos ocupa y nos disputa prácticamente el 50% de nuestro territorio, los ingleses-, lograron poner en clínicas de salud mental a quiénes deberían estar, no a aquellos a los que nos califican de locos por hablar de estas cuestiones, mientras que ponen a gobernar a quienes verdaderamente deberían estar siendo tratados por sus psicopatías y sociopatías en clínicas de salud mental por la peligrosidad que tienen para con sus semejantes; para con el pueblo argentino. Porque todas estas decisiones que toman los dirigentes políticos, terminan repercutiendo en cómo vivimos todos. Estamos todos hoy viendo cómo hacer para pagar una factura de luz, para pagar los impuestos, para ver si podemos poner un poco de proteína en el plato de comida; con una dirigencia política que nos ofrece llenarnos de harina. De repente en el país de las vacas, nos ofrecen comer el alimento con peor valor nutricional como una dádiva. Dádiva con la cual psicopatean al pueblo argentino diciéndole, “si no votás éste mal menor, va a venir otro que está más loco que yo, que te va a someter de peor manera”. Entonces, todo esto que expresás Alejandro -a quien agradecemos que lo tengamos aquí ilustrándonos- forma parte de las cosas que tenemos que hablar los argentinos. Recuperar la discusión política, recuperar la polis en su concepción -el verdadero significado de hacer política-, y no simplemente estar hablando de personas como si se tratara de un programa de chimentos…

Para volver a hilar con la charla, y dado que fuiste asesor en el gobierno ecuatoriano para lograr una quita del 65% de la deuda, nos gustaría que nos cuentes eso; y también, comparar con esta actitud que vos tuviste de parte del gobierno ecuatoriano en ese momento, si la has encontrado en algún espacio político, algún dirigente en Argentina. Has mencionado al fellecido fiscal Delgado, pero queremos saber si verdaderamente tenemos algún dirigente político que vos puedas mencionar, que se haya interesado verdaderamente en este tema de poder poner la deuda bajo la lupa. Para poder pagar lo que hay que pagar; y no pagar una estafa que es lo que estamos haciendo.

AOG: Bueno… Primeramente decir que lo del Ecuador fue un hecho -diría- insólito. Fue la primera vez que un país hacía una auditoría de la deuda. Lo había intentado hacer Getulio Vargas cuando fue presidente de Brasil en su primera presidencia, y ahí ya pudo ver que la mayor parte de la deuda era fraudulenta. Pero lo de Correa fue distinto, porque no fue que Correa se “iluminó”. Todas las organizaciones de la sociedad civil habían peleado durante años, porque un país pobrísimo como el Ecuador a pesar de tener grandes riquezas petroleras, se había endeudado de una manera descomunal. Entonces, apenas asumió él, tenía un compromiso, y creó una Comisión de Auditoría de la Deuda en la cual me designó, y empezamos a investigar. Ahí vimos cómo eran los procedimientos, las amenazas, las presiones, y todo lo que se habían hecho para saquear a un pueblo pobrísimo.

Ahora bien; la deuda del Ecuador podía haberse impugnado casi en su totalidad. Pero Ecuador es un país doce veces más chico que la Argentina; tiene nada más que petróleo; exporta petróleo, camarones y bananas. Enfrentar a todo el sistema financiero, al Fondo Monetario, al BID, a los acreedores en soledad, era muy difícil.

Lamentablemente no tuvo el apoyo de ningún país latinoamericano. Yo lo Acompañé al presidente Correa en la reunión del ALBA a Caracas el 26 de noviembre del 2008 -Ecuador todavía no era miembro-, donde Correa expuso los resultados de la auditoría que se le entregó a cada jefe de Estado: a Evo Morales, a Manuel Celaya, a Hugo Chávez. Los resultados; un resumen total de la auditoría de la deuda, y se firmó un documento que yo redacté apoyando lo que había hecho Ecuador. Pero sólo apoyos morales. Si bien el documento planteaba jugarse, ningún país latinoamericano quiso apoyar al Ecuador. Todos decían “está bien lo que hicieron”; pero hasta ahí. Ni Lula, ni Cristina, ni el gobierno de Chávez, nada. Un célebre ministro británico que dijo los países no tienen solidaridades, tienen intereses. Eso lo he podido comprobar fehacientemente, no sólo a través de mi gestión en el Ecuador. Fui miembro de dos auditorías la deuda y los tratados bilaterales de inversión 2013, 2014 y 2015; Fui asesor del presidente Correa. Pero me di cuenta que en estas cuestiones cada uno mira por su lado y las solidaridades no interesan.

Respecto a los políticos, a mi padre cuando trabajó largamente el tema de la deuda en el Congreso le decían “el loco de la deuda”. Nadie le daba bola. Únicamente unos pocos legisladores radicales, el senador Luis León que era senador radical por el Chaco, el profesor Alfredo Bravo que fue diputado nacional por el Partido Socialista, y nadie más.

Pero bueno; se murió mi padre, y yo me largué de nuevo. Me aparté de viejos trabajos históricos que estaba haciendo -que es mi profesión, ser historiador-, y cuando empecé a ocupar el tema de la deuda. Creo que una de las cosas más notables, que en uno de mis libros que publiqué en pandemia “Deuda o soberanía”, hay un capítulo que se llama “La complicidad parlamentaria”. Porque cuando asume Alfonsín, el Juez Federal Martín Anzuátegui, que estaba a cargo del juicio de la deuda iniciado por mi padre, libró un oficio a la Cámara de Diputados diciendo que, de acuerdo a la Constitución Nacional, el Congreso es el que se encarga de tratar la deuda pública. Entonces, en ese momento, dos diputados justicialistas -Adam Pedrini y Miguel Unamuno-, presentaron un proyecto de Ley para crear una Comisión Bicameral investigadora de la deuda, para realmente hacer una investigación amplia y exhaustiva. La mayoría radical se opuso por supuesto. No hubo Comisión, pasaron los años; y en 1992 varios diputados radicales encabezados por el Doctor Alfredo Allende, presentaron un proyecto para crear una comisión investigadora de la deuda, y ahí la mayoría justicialista se opuso. Y así fue siempre.

Yo fui cuatro años asesor de Pino Solanas en la Cámara de Diputados, y seis años asesor de Pino en el Senado. Presentamos proyectos para crear una comisión de auditoría y nunca pudimos lograr que se tratara. Presentamos proyectos para modificar la Ley de Administración Financiera para que todos los préstamos pasaran por el Congreso -aún los del Fondo Monetario-, y tampoco lo conseguimos. Planteamos una Ley de Inversiones Extranjeras para modificar la ley vigente, y no hubo caso. Lo mismo con la Ley de Entidades Financieras. Es decir, siempre, siempre, había algún tipo de cosa. No para que fuera al plenario, ni siquiera fueron tratadas en Comisión. Entonces, excepto algunos pocos legisladores, el senador Linares, el senador socialista Rubén Giustiniani de la provincia de Santa Fe, Magdalena Odarda de Río Negro -de los que me acuerdo que apoyaban algunas cosas-; pero después absolutamente ninguno.

Entonces, cuando a veces los oigo hablar de la deuda, digo realmente qué sadismo que tienen. Porque cuando llegó el momento de poner la firma e investigar algo no lo hicieron; y un detalle no menor: toda la deuda de los últimos 40 años fue aprobada por ambas Cámaras del Congreso. Macri no emitió un solo título de la deuda que el Congreso no le aprobara, y no teniendo mayoría en ambas Cámaras. Entonces, cuando vemos este nivel de claudicación, este nivel de aventurismo estos trepadores convertidos en legisladores -yo pocas veces he visto tantas manifestaciones de incultura, de falta de preparación en los debates los que ha asistido desde el 2009 hasta ahora-. Es decir, yo que critico a los legisladores de otras épocas; pero en otras épocas pueden ver el nivel que tenían de cultura sin tener la enorme cantidad de asesores que tienen ahora. Era realmente notable la Cámara de Diputados y del Senado en las décadas del 20, del 30, del 40, el 50. No tenía nada que ver con lo que vimos después. Pero bueno esa es la realidad dramática de la Argentina, ¿no?

*Pablo Casals -DNI 25.554.396

NOTAS

[1] Alejandro Olmos Gaona es un historiador argentino, dedicado al estudio de la deuda externa. Es hijo de Alejandro Olmos también historiador de la misma temática y querellante en el juicio sobre la legalidad de la deuda externa argentina. En 2006 presentó un recurso de amparo ante la Justicia argentina para que el gobierno de Néstor Kirchner suspenda el pago de 9.530 millones al FMI. Fue asesor del gobierno de Ecuador bajo la presidencia de Rafael Correa hasta 2008. En este país fue miembro de la Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público (CAIC) que auditó los préstamos tomados por los gobiernos ecuatorianos entre 1976 y 2006. En Argentina se desempeñó como asesor del diputado Pino Solanas. Desde allí denunció al entonces ministro de Economía, Axel Kicillof, por el acuerdo con el Club de París que aumentó los intereses de la deuda. Luego, con el cambio de gobierno, realizó presentaciones en la justicia para que se investigue la operatoria de las empresas off-shore del presidente Mauricio Macri. Posee varios libros publicados alrededor de la temática abordada en esta charla.

Invitame un café en cafecito.app

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *