La fiebre del oro blanco, está provocando una serie de cambios en el esquema internacional de la energía, que lleva a los organismos multilaterales de crédito a pagar la extracción masiva de recursos naturales estratégicos de países como Argentina, para consolidar las nuevas cadenas industriales en los países con mayor desarrollo manufacturero.

Redacción

La Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo Banco Mundial (BM), anunció un préstamo de hasta U$S 180 millones para la minera australiana Allkem, uno de los principales productores mundiales de litio. La financiación estaría orientada al desarrollo de Sal de Vida, uno de los principales yacimientos del mineral ubicado en el Salar del Hombre Muerto, provincia de Catamarca.

Según se informó, la inversión es la primera que el BM realizaría a nivel mundial. Del monto total, 100 millones de dólares, serían aportados por el IFC, y lo restante por “fondos movilizados” por la entidad multilateral para ese negocio. Asimismo, se trataría de la primera vez que el financiamiento de un proyecto de minería “greenfield” se estructura como un “préstamo verde” y vinculado a la sostenibilidad.

El litio es el “oro blanco”, y vector hacia la denominada transición energética hacia la descarbonización, dado que hasta el momento sería el insumo clave para desarrollar y motorizar la nueva matriz global.

Los parámetros que enuncia la Agencia Internacional de la Energía, dicen que el litio disponible para la producción debería multiplicarse por siete en los próximos siete años. El 7 a la 7, sería lo necesario para alcanzar un escenario de cero emisiones netas en 2050.

Se espera que Sal de Vida produzca 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio equivalente (LCE) en su primera etapa. Según se informó, la inversión respaldará la construcción y operación de Allkem de una planta de salmuera de litio de grado de batería.

Como parámetro, según la fuente, los autos eléctricos usan baterías de aproximadamente 50 Kwh de promedio. Por tanto, la planta catamarqueña aportaría suficiente litio para la fabricación de unas 400 baterías para autos.

Pensado en los dólares que generará la exportación, si la tonelada de litio cotiza U$S 30.000, Sal de Vida tiene un potencial de al menos 450 millones de dólares anuales. Para la empresa australiana, que también lleva adelante otros proyectos en el país, lo facturado por ventas externas sería de U$S 1.050.000.000.

Según los gerentes del IFC, la inversión en Sal de Vida “es parte de la estrategia para desarrollar cadenas de suministro globales que aceleren la transición hacia un futuro bajo en carbono y al mismo tiempo generen puestos de trabajo»; además de que “fortalecerá la posición de Argentina como uno de los principales productores de litio a nivel mundial y ayudará a establecer altos estándares de sostenibilidad para la industria».

El IFC es la principal institución internacional de desarrollo dedicada al sector privado de los mercados emergentes. Tiene bases en más de un centenar de países y utiliza su influencia para crear mercados y oportunidades en los países en desarrollo.

En criollo, financia extracción de recursos naturales estratégicos, utilizando fondos de los países miembros (sean ricos o pobres) y de los “fondos movilizados” a partir de operaciones en el mercado financiero.

Por lo tanto, suena poco probable que a partir del blanqueo de capitales para extraer materia prima sin valor agregado, que son industrializadas en los grandes centros tecnológicos y luego vendidos transformados en manufacturas terminadas o por ensamblar, no construye un horizonte promisorio para las naciones que poseen los yacimientos.

El proyecto Sal de Vida se encuentra en el denominado “Triángulo del Litio”, un área geográfica en los Andes que abarca partes de Chile, Bolivia y Argentina y que alberga aproximadamente el 60% de las reservas identificadas del metal en salmueras cercanas a la superficie. Argentina posee el 35% por ciento de los recursos mundiales de litio y ocupa el tercer lugar a nivel mundial en reservas probadas.

Según datos de la secretaría de Minería de la Nación, nuestro país se posiciona en el mercado con una capacidad de producción instalada de 37,5 mil toneladas de carbonato de litio y una producción anual promedio de 33 mil toneladas. El Gobierno estima que en el corto plazo, los cuatro proyectos de litio que se encuentran en construcción -entre ellos, Sal de Vida- entren en producción en el noreste argentino.

A la iniciativa de Allkem de sumarán Centenario-Ratones de la empresa francesa Eramet; Sal de Oro, de la surcoreana POSCO; y Tres Quebradas, de la empresa china, Zijin Mining Group. Estos, junto a los tres proyectos que ya se encuentran en operación y en vías de expansión, permitirán aumentar la capacidad productiva a más de 200 mil toneladas, por el equivalente a 5653 millones de dólares en 2025.

Fuente: La Nación / AgendAr / El Ancasti