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El fruto del dragón, una novedad y una forma de hacer política pública agropecuaria

En Jujuy se está desarrollando la producción de un fruto “nuevo” para nuestro mercado y nuestro para nuestro campo. Si bien está en sus comienzos, los productores que se han lanzado a trabajar el fruto del dragón, están siendo acompañados por INTA y la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu).

Redacción

La pitahaya o fruto del dragón, es nativa de nuestra América y proviene de la franja que va de México a Perú. Crece habitualmente en zonas templadas, tropicales y subtropicales; y es una planta cactácea, perenne, trepadora con tallos carnosos y triangulares, produce raíces aéreas proporcionando anclaje para que las plantas trepen paredes, rocas o árboles.

En INTA afirma que siempre estuvo entre la colección de frutos exóticos, pero dado el interés de algunos productores y comerciantes, se abrió una línea de investigación desde el 2020. Según el instituto, la pitahaya tiene 16 variedades: la undatus, fruta de piel roja y pulpa blanca; la monacanthus de cáscara roja y pulpa roja; y la megalanthus de piel amarilla y pulpa blanca.

En las últimas tres décadas, su sabor, la forma y color del fruto abrieron un un mercado comercial de frutos exóticos en Europa, Asia y América, y propició el establecimiento de plantaciones comerciales con mayor tecnificación en Estados Unidos, Israel, Malasia y Tailandia. En América, se produce en México, Perú y Brasil. En cuanto a sabor, se asemeja a la tuna y al kiwi aunque menos ácido.

Desde que se planta y entra en producción, pasan dos años y medio para que la pitahaya dé frutos. En Jujuy un puñado de productores comenzó a trabajar con INTA y la UNJu, y actualmente está entrando en la época de cosecha que se extiende hasta abril o mayo según la floración. Según informaron, en 2020 se produjeron 20 mil kilos en las 2 hectáreas que destinaron para las tres variedades. Los productores, “van aprendiendo” a medida que pasa el tiempo, ya que la producción se da por flujos de floración.

Según explicaron, “cuesta venderla todavía”; por tanto destinan la pulpa de la fruta más pequeña y mediana, que la procesa una cooperativa de Perico, en botellas de medio litro y 900 centímetros cúbicos (cc) cuyo 90% se destina a varias provincias y se usa para postres, tragos, helados, y hasta para una fábrica de cerveza. La fruta fresca por su parte, es consumida en un 90% por la comunidad china en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. La más buscada por la gente es la roja por dentro y por fuera, la monacanthus.

Desde el INTA, aseguran que la pitahaya es una planta que fue introducida recién hace una década, y que se abrieron líneas de investigación donde se evalúan comportamientos y se cotejan con lo ya registrado en el material vegetal del Sedeva (Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias) de Formosa. “Debido a que son tallos inducidos ya que requieren una estructura, tardan 15 meses en llegar a cosecha. El rendimiento depende del número de tallos que se logre por cada estructura, que puede tener una a tres plantas y empieza a florecer desde octubre hasta marzo”, informó la técnica de INTA consultada.

El Instituto además, cuenta con un convenio con la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju) para trabajar sobre la biología y la polinización de la planta, porque hay problemas de incompatibilidad y se necesita diversificar; aumentar la diversidad de plantas. Asimismo, la UNJu prevé conocer la calidad físico-química de la fruta, y el contenido de vitamina C ya que la pitahaya roja tiene pigmentos naturales beneficiosos para la salud.

Fuente: INTA / El Tribuno

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