El Ejecutivo Nacional elimino y redujo las alícuotas de los derechos de exportación a varios sectores de las cadenas cárnicas nacionales, como así también al sector lácteo. Se espera de esta manera que los efectos de las medidas “derramen” hacia los eslabones iniciales de cada cadena, al tiempo que se espera que se incrementen las ventas externas.
Redacción
A partir de la publicación en el día de ayer del Decreto 697/24, el Gobierno nacional estableció reducciones y eliminaciones definitivas del pago de derechos de exportación a algunas categorías de carnes y sus subproductos.
Por un lado, la normativa decretó la eliminación de las retenciones para los productos de la cadena porcina, con el fin de “dotarla de una mayor competitividad y proyección internacional para un producto con alta demanda mundial”. Vale decir que el sector viene en debacle desde hace al menos un año, a raíz del aumento de sus costos dado que los insumos principales de la cadena provienen del exterior, o bien son comercializados en el mercado interno con valores de referencia internacionales, como por ejemplo, el maíz. Asimismo, desde la asunción de la actual gestión del gobierno nacional, se autorizó el ingreso de carne porcina extranjera sin aranceles, lo cual complicó aún más la suerte del sector; al tiempo que también puso en riesgo el estatus sanitario
Por otra parte, el decreto dispuso, la eliminación definitiva de los derechos de exportación para los productos de la cadena láctea, cuya alícuota oscilaba entre 4,5% y 9%. Las retenciones para este sector, se mantenían suspendidas desde el año pasado y con plazo hasta junio de 2025. Con su eliminación definitiva, se espera que el segmento exportador de la cadena obtenga mayores ventajas competitivas y favorezca las inversiones, aunque no necesariamente signifique que tales beneficios “derramen” al tambo, cuya realidad de los últimos 24 meses, posee similitudes con lo anteriormente descripto para el sector porcino.
El Decreto también implementa la reducción del 25% en las retenciones para todas las proteínas animales, cuya alícuota actual se encuentra entre 4,5% y 9%. Las proteínas animales son subproductos que constituyen un agregado de valor en origen a los cereales y oleaginosas, ya que ovinos, avícolas, bovinos y el resto de las especies cárnicas exportables argentinas se producen en todas las provincias de nuestro país.
En lo específico de la cadena bovina y la carne vacuna, la norma dispone que las retenciones quedarán en un 6,75% (se encontraban en 9%), para los cortes que no sean de vaca. Es decir, abarca: novillos, novillitos y vaquillonas. Las retenciones para cortes que provengan de la categoría “vacas” quedan eliminados. Las menudencias pagarán 3,75% (pagaban 5%), y la carne termoprocesada 3,25% (antes 4,33%).
Tanto desde la industria frigorífica como desde los productores, esperan que las medidas incentiven la retención de vientres, y el rodeo pueda recuperarse en los próximos dos años, tal se esperaba en diciembre de 2023. Según se dijo, la reducción del impuesto agrega al ingreso del productor un promedio de 150 dólares por tonelada, atento a lo que paga China por la carne de vaca.
Otras cadenas también se ven alcanzadas por el decreto. Para el caso del sector avícola, la carne de pollo las retenciones quedarán en 6,75%, mientras que para las menudencias el impuesto se redujo a 3,75%. Desde el eslabón empresario, se mostraron favorecidos por la medida, aunque su pretensión es tener el mismo tratamiento que la cadena porcina, al tiempo que los inconvenientes que los aquejan son similares.
Además, alegaron que a raíz del brote de gripe aviar sufrido entre fines del 2022 y el primer semestre de 2023, el sector paso de exportar a un promedio de U$S 1.600 la tonelada a algo más de 1.100 dólares. Los países de mayor demanda de carne aviar argentina son Chile y China, aunque este último todavía mantiene suspendidas las compras por las cuestiones sanitarias.
Fuente: BO / PEN / INDEC / Bichos de Campo / Archivo