Entre los informes oficiales sobre utilización de capacidad instalada y de producción industrial, sumado a lo que publicaron durante la última semana distintas entidades empresarias y gremiales de carácter nacional y provincial, la rodada cuesta abajo gira en torno al 30% – con picos de 56% – y una negativa expectativa de corto y mediano plazo.
Redacción
Los informes no paran de llegar a las redacciones y las fuentes del sector industrial mayoritariamente coinciden en dos aspectos: la demanda cayó a casi el 30% en los últimos 60 días y el poder adquisitivo del salario se derrumbó. El otro dato es que los despidos se acrecentaron durante el mes de enero en forma significativa especialmente en las pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
Otras fuentes no tan pesimistas aseguran que si bien la demanda global tiene menores índices, aseguran también que fundamentalmente los comercios y supermercados están operando con los sobre stocks que tiene acumulados en varios productos esenciales. Por lo tanto, se podrá analizar el verdadero nivel de demanda a partir de fines de abril, ya entrados en el segundo trimestre, y con algunas variables estacionales estabilizadas.
Dentro del segmento, el Instituto Nacional de Estadísticas y censos (INDEC), publicó el pasado jueves el informe sobre la “Utilización de la capacidad instalada de la industria”. Según el documento oficial, diciembre de 2023 terminó casi en el 55%. Exactamente, un año antes 2022 había cerrado con un índice del 66,5%.
Poniendo el ojo específicamente en los sectores, el informe asegura que la utilización de la capacidad instalada por encima del promedio general de diciembre, se observó en la refinación del petróleo con el 85%; el papel y cartón, 67,3%; industrias metálicas básicas, 64,5%; productos minerales no metálicos, 60,8%; sustancias y productos químicos, 58,2%; y alimentos y bebidas, 57,4%.
Los rubros que se ubican por debajo del nivel general fueron los productos de caucho y plástico, 46,5%; la edición e impresión 44,2%; el tabaco, 44 %; industria automotriz, 42,6%; textiles, 39,9%; y metalmecánica, 37,9%.
INDEC asimismo, dio a conocer el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI Manufacturero), donde consiga que la fabricación de maquinaria agropecuaria registró una caída interanual de 50,7% en diciembre. Por ende, salieron de planta una menor cantidad de unidades producidas y vendidas de tractores, cosechadoras, pulverizadoras autopropulsadas; como así también de arrastre, sembradoras, y de ciertas líneas de implementos, informó el organismo.
En cuanto al sector alimenticio, el nivel de utilización de la capacidad instalada fue de un 57,4%, inferior al registrado en diciembre del año anterior (63,9%). El dato estaría asociado a una la menor molienda de oleaginosas; segmento que en su caso particular registró en diciembre una caída interanual de 23,3%.
Además, específicamente la elaboración de aceite y subproductos de soja presenta en diciembre una disminución interanual de 26,0%; y la cantidad de grano de soja que ingreso a molienda disminuyó interanualmente en 27,6%. Las causas de estos tres últimos datos obedecerían en mayor medida a los efectos de la sequía y menor cantidad de disponible en el mercado interno, más allá de los recortes al consumo que ocurrieron en 2023.
Algunas situaciones provinciales
Durante la semana pasada dimos cuenta del informe difundido por la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), donde se mostró que el nivel de producción fabril de esa provincia “registró en diciembre de 2023 una pronunciada disminución de 20,8% interanual”.
Para el caso de la industria siderúrgica, el documento recalca que la actividad se especialmente ligada a la dinámica del sector de la construcción. Por tanto, los datos ofrecidos por la entidad dan cuenta de una baja de 51,0% en asfalto; 26,2% en el resto de los insumos (grifería, tubos de acero sin costura y vidrio); 24,2% en mosaicos graníticos y calcáreos; 24,0% en hormigón elaborado; 17,3% en yeso; 13,1% en cemento portland; 12,2% en hierro redondo y aceros para la construcción; 4,8% en artículos sanitarios de cerámica, y 2,0% en pinturas.
“La menor producción en la industria metalúrgica – explican -, se fundamenta en las dificultades en el acceso a insumos importados por inconvenientes en el pago a proveedores del exterior, a los menores pedidos por el impacto negativo de la sequía en el caso de la maquinaria agropecuaria, y a la menor demanda interna de aparatos de uso doméstico y maquinaria de uso general”.
Por ende, la menor actividad de la construcción, de la industria automotriz y de la maquinaria agrícola afectó por cuestión transitiva a la fundición de metales, además de registrarse durante el último mes de 2023, una caída en el patentamiento de maquinaria agrícola y acoplados del 20% y 60% respectivamente.
Desde la provincia de Córdoba por su parte, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) relevó algo más de 800 despidos, suspensiones y caídas de contratos de mano de personal en un contexto de “desplome” de los niveles de producción en los últimos dos meses.
Desde la UOM explican que una porción significativa de la situación obedece a la crisis del sector automotriz, que afecta directamente a los proveedores y terminales autopartistas.
Desde el SMATA cordobés, afirman que los dos problemas principales que afectan al sector automotriz, son la alta inflación y la “dificultad para importar insumos”, ya que las casas matrices cortaron el flujo de provisión dada la dificultad que tienen las subsidiarias para girar las divisas. Si no entran piezas o componentes, las empresas hacen caer la producción; y de allí derivan las dificultades para las fuentes de trabajo en la cadena.
Por el lado del sector empresario, la Asociación de Fabricante de Automotores (ADEFA), alega que la producción de vehículos cayó en enero por segundo mes consecutivo, habiendo registrado durante los primeros 11 meses del año un promedio mensual de 50 mil autos. En diciembre pasado, la fabricación de unidades 0 km se ubicó en torno a los 36 mil. Mientras que en enero descendió a 22 mil vehículos; es decir, descendió un 56%.
La interna de la UIA
Como era de esperarse en los últimos dos años, la cúpula de la Unión Industrial Argentina (UIA) respaldó la reforma laboral que impulsa el Gobierno de Javier Milei a través del DNU 70/23, así como acompañó y solicitó la aprobación de la ley ómnibus.
Supuestamente, lo que se esperaba con la consolidación del mencionado plexo jurídico, era poder contar de forma rápida con un “reacomodamiento de costos”. Lógicamente, lo que interesa a la entidad en particular es la denominada reforma laboral, ya que afirman que con modificaciones de base se podría ganar “competitividad en todo el conjunto”. Consideran que la legislación vigente en materia de trabajo quedó obsoleta.
Sin embargo, dentro de la UIA la visión no es unánime. El contexto inflacionario y la metodología elegida “para bajar la inflación”, avizora un futuro inmediato asfixiante y que por lo tanto tendrá costos fuertes en el entramado productivo.
Según una de las voces disidentes, la política económica motoriza “un nuevo industricidio, pero con una velocidad inusitada”. La preocupación de corto plazo es que en un puñado de meses, habré en el país “una entrada de productos importados que tirará para abajo los precios”.
Dados los niveles de desventaja a la hora de competir mano a mano con la manufactura e insumos provenientes del extranjero que posee nuestro entramado industrial, se creará un doble problema en el mercado interno argentino: por un lado, mayor caída de la demanda y el consumo; y por otro, competencia desleal.
Ambas, en cualquier caso, generan un daño irreparable tanto en el sector industrial nacional como en el mantenimiento de los puestos de trabajo.
Fuentes: INDEC / SAGyPN / FISFE / UOM / SMATA / ADEFA / UIA