El gobierno argentino avanza con la instalación de una base militar estadounidense en Ushuaia. Bajo el eufemismo de «cooperación internacional», se esconde una entrega de soberanía nacional. La OTAN reforzará su precencia en el Atlántico Sur y ampliará su potencial de ocupación del continente antártico.
Redacción
La visita durante la semana pasada del jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, reactivó la iniciativa norteamericana, dada la voluntad del Gobierno Nocional para ceder territorio en defensa a los intereses de Washington. Holsey recorrió discretamente la base naval de la Armada, continuando con la tarea de su antecesora Laura Richardson, quien ya había negociado la construcción de una base “integrada” en 2023.
Según las fuentes consultadas, Estados Unidos financiaría directamente la obra a través del Departamento de Defensa, sin intermediación del Tesoro. El proyecto implica la construcción de un puerto militar modernizado con capacidades aéreas, terrestres y navales, donde los yanquis puedan desplegar tropas, embarcaciones y tecnología avanzada. Es decir, la isla de Tierra del Fuego de convertirá en un enclave estratégico que permitiría a la potencia norteamericana controlar el acceso a la Antártida y el Estrecho de Magallanes.
Lo que se presenta como “logística antártica”, significará para Argentina, la subordinación absoluta a los intereses norteamericanos en el marco de las tensiones internacionales por el dominio de lso polos y los pasos navegables interoceánicos.
La actitud del Gobierno de Javier Milei, atenta contra los principios básicos de la Constitución, que exigen la autorización del Congreso para el ingreso de tropas extranjeras; más aún si el mismo implica la construcción de infraestructura militar de uso operativo.
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Fuente: Tiempo / Hoy