Al poner el Estado al servicio de intereses particulares, protegiendo corrupción y fomentando el nepotismo, el régimen se muestra incapaz de saciar su voracidad, tiene dificultades para seguir obteniendo financiamiento, y se ve obligado a aceptar las draconianas condiciones de multilaterales como el FMI para oxigenar un proceso que se le sale aceleradamente de control.
Por Raúl Llarull*
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa. Caussidière por Dantón, Luis Blanc por Robespierre, la Montaña de 1848 a 1851 por la Montaña de 1793 a 1795, el sobrino por el tío. ¡Y a la misma caricatura en las circunstancias que acompañan a la segunda edición del Dieciocho Brumario!”
K. Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte
Con el resultado de las elecciones en EEUU, podría creerse que en el mapa de América se vuelve a conformar el mismo eje norte-sur que la extrema derecha había dibujado unos años atrás, hoy con punto de arranque en Donald Trump, amarre en El Salvador, con el gobierno inconstitucional de Bukele, para continuar al sur, esta vez hacia Buenos Aires en lugar de Brasilia.
Sin embargo, será necesario mirar con más detalle el problema para separar apariencia de realidad y comprender, como lo enseñaba Marx, que la historia no se repite mecánicamente, aunque presente a veces elementos que resulten familiares.
Los tiempos cambian
Y también cambia la gente y las circunstancias en que un gobernante enfrenta los desafíos para llevar adelante sus planes.
Así lo estamos viendo en El Salvador, donde queda claro que no es lo mismo el periodo autoritario y corrupto, pero de legitimidad democrática de la presidencia, entre 2019 y 2024, que el inconstitucional segundo periodo, producto de la usurpación autoritaria y el fraude institucional, por más que el mandatario y sus asesores de imagen lo adornen con toques “imperiales” en ciertos atuendos personales.
Si algo subraya esa vestimenta, es justamente el carácter de farsa, de comedia (o quizás tragicomedia) de esta segunda parte, de un “re-make” al estilo Hollywood. Pero no se trata solo de apariencias o vestimentas, se trata de que objetivamente el proyecto de dominación ha perdido fuerza y empuje a lo largo de los últimos cinco años; esto ha sucedido por múltiples razones, entre las que destaca la profundización indetenible de una crisis económica que, aunque no afecta solamente a El Salvador, a los datos objetivos de una economía dependiente y profundamente deprimida, se agrega una absoluta incapacidad para velar por otros intereses que no sean los del grupo económico-social en el poder.
De tal modo que, al poner el Estado al servicio de intereses particulares, protegiendo corrupción y fomentando el nepotismo, el régimen se muestra incapaz de saciar su voracidad, tiene dificultades para seguir obteniendo financiamiento, y se ve obligado a aceptar las draconianas condiciones de multilaterales como el FMI para oxigenar un proceso que se le sale aceleradamente de control.
Al mismo tiempo, empieza a ser derrotado en su terreno de disputa preferido, las redes sociales, donde sus maniobras de manipulación masiva pierden efectividad. Esas acciones parecían, hasta hace poco, haber cautivado el imaginario de una parte muy amplia de una población que sorprendió a propios y extraños por su fragilidad, por su vulnerabilidad ante la mentira estructurada y bien presentada desde las más altas instancias del Estado.
De tal manera que aquello que alguna vez controlaba la percepción ciudadana, empieza a flaquear. Esto resulta evidente desde la inauguración del periodo inconstitucional, el pasado 1 de junio. Se demuestra en la incapacidad del régimen para eliminar del imaginario colectivo las “malas noticias” que propagaba la oposición, como las denuncias constantes de casos de corrupción entre los miembros del clan familiar, y en el círculo de amigos a los que se premió con ministerios, alcaldías, diputaciones, o contratos del gobierno.
Hasta hace poco, cualquier denuncia de ese tipo era alejada de la atención pública con un bombardeo de trolls y bots al servicio del régimen, o con primeras planas en los pasquines oficialistas que pagamos con nuestros impuestos.
Eso, en parte, ha cambiado. Las denuncias del inusitado enriquecimiento de familias de constructores como los Guerrero[1], las sistemáticas compras de inmuebles en zonas de alta plus valía a cargo de hermanos del presidente y otros miembros de la familia[2]; los créditos concedidos a funcionarios de alto nivel, como el Presidente del BCR, Douglas Rodríguez[3], que en un abrir y cerrar de ojos pagan sus deudas, sin declaraciones patrimoniales que sustenten esas capacidades. Esto ya no pasa desapercibido, y una vez divulgado, ya no se olvida.
Hasta la política de ocultamiento sistemático de información de todo tipo parece haber perdido su influjo anterior. La última decisión de ese tipo sucedió esta semana, al decretar el secreto por siete años sobre todo lo relacionado con el caso COSAVI, aquella estafa donde instancias del Estado y el partido de gobierno tenían intereses, y cuyo director murió en un helicóptero junto a la plana mayor policial.
Desde las redes sociales y desde el periodismo de investigación se revela la realidad de una élite grotesca, que se enriquece ante un pueblo que se muere de hambre, y que hasta hace poco lo hacía sin protestar, como exigía el gobierno.
Algunas cosas han cambiado. El silencio ya no es absoluto, la oscuridad ya no es total. Del mismo modo sucedió antes con la violación sistemática a los DDHH, las muertes en las cárceles, la arbitrariedad y el despotismo de funcionarios a cargo de las prisiones, que creen estar por encima de leyes y jueces, pero olvidan que quienes creyeron eso, en otras circunstancias, terminaron juzgados bajo las mismas leyes que violan sistemáticamente.
La más reciente manifestación del despertar de un pueblo se está viendo en la lucha sindical de empleados públicos, sobre todo docentes y personal de sanidad, pero no solo ellos. El presupuesto 2025 ya fue reconocido por diversas fuerzas populares como un atentado contra los derechos de los más humildes, contra las mayorías trabajadoras, y contra quien requiera del apoyo del Estado en función social.
Ese pueblo que despierta asume hoy, junto a dirigencias sindicales honestas y combativas, la lucha en defensa de sus intereses. Tanto han cambiado las cosas que ya hasta la renovación del régimen inconstitucional de excepción es una noticia más, a la que nadie hace demasiado caso, más allá de diputados indignos de su cargo, que difunden la noticia, orgullosos de su miserable papel.
A estas alturas, este pueblo ya no se detiene por el régimen de excepción, porque el hambre, el dolor, la miseria, son más poderosos movilizadores que paralizantes son hoy el miedo y el terror, la arbitrariedad, la mentira y el autoritarismo, que alguna vez funcionaron como barreras de contención a la voluntad popular.
Hoy pueden seguir insultando la inteligencia del pueblo, pero no pueden hacer desaparecer la protesta, las iniciativas nacionales e internacionales. Las muertes siguen sucediendo y a diario las mismas redes que antes operaban a discreción desde el poder, muestran a mujeres y hombres desaparecidos, de toda edad y condición, a quienes sus familias y vecinos buscan con desesperación.
Las luces led y los farolitos de colores, las noches iluminadas del centro histórico, o ridículas ocurrencias, como una pista de patinaje sobre hielo en un país tropical, ya no ocultan el hedor de la muerte en las cárceles, el espanto de los hacinamientos, el terror de los perseguidos dentro y fuera del país, de las amenazas contra quienes denuncian. Ya las redes no ocultan, sino que subrayan, la valentía de madres denunciantes a pesar de las amenazas y el miedo.
La crisis se abate sobre el pueblo y el gobierno no se muestra dispuesto a hacer algo al respecto, quizás porque sabe que si algo hará será reprimir abiertamente la protesta. Sabe también que ese será el inicio del fin del régimen. Porque con represión abierta, la dictadura no tendrá disfraces detrás de los cuales ocultarse.
La crisis del modelo pone en riesgo el hipotético eje Norte-Centro-Sur. Desde el inicio, el modelo de dictadura vendido como “democracia de mano dura”, que algunos llamaron “modelo híbrido”, evitando llamar las cosas por su nombre, estaba diseñado para reproducirse como modelo de dominación populista autoritario, ultra-neoliberal, en otras partes de Nuestra América.
Eso están intentando hoy en Argentina, con un sesgo más brutal y directo, quizás por las urgencias de la crisis, o en Ecuador, sometido al avance del narcotráfico, enquistado en los gobiernos de Lasso y Noboa, que rápidamente pidieron el apoyo del Comando Sur de EEUU. Otros países, que se venden como “progresistas”, siguen mirando el modelo Bukele, con intención de imitarlo, aunque duden de ser capaces de implementar los niveles de brutalidad militar y policial requeridos.
Pero si algo pone en duda la posibilidad de reestablecer aquel eje -iniciado cuando gobernaba Trump en EEUU y Bolsonaro en Brasil, hasta que llegó el triunfo del populismo de derecha en El Salvador-, es la relación de fuerzas, la crisis mundial y la condición de gobernabilidad de esos países.
Mientras que, como vimos, la inestabilidad y la resistencia marca una de las características actuales de El Salvador, en el caso de los libertarios de Javier Milei, resulta evidente que, a pesar de la brutalidad de las medidas de choque contra el pueblo argentino y del talante represivo y retrógrado, el fracaso de cada una de las políticas económicas impuestas y la resistencia en las calles, en múltiples formas de manifestación, sumado al aislamiento internacional del régimen libertario, no parece augurarle a éste un futuro prometedor ni una larga estancia en el poder.
En el caso de Donald Trump, habrá que ver primero sus líneas maestras en política exterior, pero al menos por lo expresado en campaña, parece más interesado en América Latina como territorio de despojo que de la injerencia al estilo globalista.
Para Trump, América Latina y el Caribe será útil y funcional a sus intereses o no será. Ese parece ser el mensaje asentado en el desprecio hacia afuera y la introspección hacia el mercado interno de EEUU. La cota de injerencia, en todo caso parece más inclinada a impedir el avance del comercio chino en la región. Algo improbable, dados los niveles de relación comercial ya establecidos con Pekín en la mayoría de países.
Los próximos meses darán o quitarán razones, pero es poco probable que tengamos un “déjà vu” de la política exterior para la región. Por lo pronto, no es a aquella vieja guardia neo-conservadora a la que Donald Trump parece entregar esta vez las riendas de la política exterior estadounidense. Migración y economía, desde los intereses de EEUU, determinarán las relaciones de esa nación con la región y con el mundo.
* Periodista y comunicador. Militante internacionalista. Miembro del FMLN. Colaborador de PIA Global.
Referencias
[1] https://www.revistafactum.com/familia-apartamentos-lujo-bukele/
[2] https://no-ficcion.com/bukele-cia-la-nueva-familia-terrateniente-de-el-salvador/
[3] https://www.revistafactum.com/presidente-bcr-pago-prestamos/#:~:text=El%20presidente%20del%20Banco,lo%20cancel%C3%B3%20en%2011%20meses.
Fuente: PIA