Desde el Gobierno provincial, comunicaron que tras varios años de obras, marchas y contramarchas, estaría todo listo para que la Zona Franca de Zapala pueda ser habilitada en el trascurso del año por la Dirección General de Aduanas. El objetivo es convertirse en el polo logístico de Vaca Muerta.

Redacción

Con el anhelo de que se convierta en punto ineludible para todas las rutas, vías y ductos que recorran la región desde el Atlántico, el Pacífico, y el tránsito de cargas e hidrocarburos de norte a sur, finalmente y atento a lo anunciado por la subsecretaria de Industria de la provincia de Neuquén y a la vez presidenta del Comité de Vigilancia de Zona Franca Zapala (ZFZ), Claudia Afione, se firmó la solicitud de habilitación provisoria del régimen de Zona Franca ante la Dirección General de Aduanas. Una vez que la misma sea aprobada, el predio quedará listo para funcionar.

Desde la dependencia neuquina afirman que “las condiciones de control de ingreso y egreso de mercaderías están cumplidas conforme a lo requerido por la norma”, remarcó la funcionaria; al tiempo que ya se encuentra aprobado y publicado en el Boletín Oficial, el Reglamento Interno de Funcionamiento dentro de la Zona Franca. Asimismo, ya estaría acordado sobre quién proveerá el sistema de retiro de residuos (Municipalidad de Zapala), y los servicios de seguridad serán ejercidos por la Policía Federal.

El proyecto de Zona Franca de Zapala tiene varios años de vigencia, y de hecho, está registrada como tal en las comunicaciones de AFIP, al menos desde 2019. Sin embargo, fue a fines de ese año y durante los siguientes donde se anunciaron las concreciones de las obras mínimas para comenzar su funcionamiento.

Oficialmente, se habla de inversiones que han superado los 2.800.000 dólares, empleando en forma directa e indirecta a un centenar de operarios. El inicio formal de obras había sido anunciado en marzo de 2021. Además, la provincia de Neuquén sancionó legislación especial como la Ley N° 3.244 del Régimen de Promoción de Actividades Económicas, la cual está presta a promulgarse y otorgará beneficios fiscales en Ingresos Brutos e Impuesto de Sellos para quienes estén radicados allí.

No nos gustan las Zonas Francas

Afione afirmó que “en la ZFZ se está trabajando en la etapa que viene a concluir la infraestructura de servicios, lo que va a permitir impulsar la reactivación económica y el desarrollo laboral y social, tanto a nivel provincial como local”. Algo que jamás ocurrió en las zonas francas que funcionan en países con economías estructuradas alrededor de la exportación masiva de materias primas y recursos naturales en bruto y sin valor agregado.

La condición de ubicación es estratégica. Está ubicada a 102 kilómetros del Paso Internacional Pino Hachado en el corredor bioceánico, con miras hacia los mercados asiáticos y la Cuenca del Pacífico a través de los puertos de Chile, y vinculada a la traza del ferrocarril que conecta con el Puerto de Bahía Blanca hacia el Atlántico. Asimismo está situada en uno de los centros neurálgicos de la Patagonia Norte, cercana a dos de las cuencas hídricas más importantes de nuestro territorio nacional: las de los ríos Negro y Colorado. Complementan a la Zona Franca de Zapala, la playa de maniobras ferroviaria y de transferencia de cargas, y el Parque Provincial Industrial y de Servicios Logísticos ubicado en sus inmediaciones.

Según el Código Aduanero, las Zonas Francas son ámbitos espaciales delimitados en los cuales la mercadería no es sometida al control habitual del servicio aduanero, y tanto su “introducción” (importación) como su “extracción” (exportación) no están gravadas con tributos, salvo las tasas retributivas que pudieran establecerse, ni alcanzadas por prohibiciones de tipo económico.

La propaganda internacional alrededor de estos “ámbitos especiales”, señala que las zonas francas se han convertido internacionalmente “en fuentes permanentes de generación de empleos, ingresos y captación de nuevas inversiones de capital, en beneficio de la población donde se encuentran insertas”. No hay antecedentes argentinos, ni centro o sudamericanos de que eso sea así.

De hecho, lo que se produce en la zona además de hidrocarburos y energía en bruto, son productos agropecuarios de baja escala, pero insertos en el mercado internacional, como la fruta. No hay valor agregado de consideración industrial manufacturero que permita a la Argentina generar mejores acuerdos en materia de comercio exterior, que permitan una facturación – y recaudación – por encima de la media o al menos en el punto de equilibrio.

Las zonas francas, revientan los mercados internos y las cadenas productivas regionales. Si la idea es dejar hacer, dejar pasar con mayor libertad todavía, a las operadoras internacionales de hidrocarburos apañadas por la conducción privada de YPF, es más honesto presentar el tema de esa forma.

Al menos, a los trabajadores directos se les podrá garantizar un sueldo europeo o norteamericano, y no un salario argentino cada vez más a la baja en términos reales.

Fuente: Gobierno de Neuquén / Revista Más Industria