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El uno por ciento más rico tiene más riqueza que el 95 % más pobre

La influencia de los milmillonarios sobre la economía «se ha disparado» más de un tercio de las 50 corporaciones más grandes del mundo, con un valor de 13,3 billones (millones de millones) de dólares, ahora están dirigidas por un multimillonario o tienen a un multimillonario como accionista principal. Por contraste, los países del Sur Global poseen solo 31 % de la riqueza mundial, a pesar de albergar al 79 % de la población mundial. Esta «híper concentración de poder y riqueza» alimenta la desigualdad tanto dentro de los países como entre ellos.

Por Álvaro Verzi Rangel*

El uno por ciento más rico del mundo tiene más riqueza que el 95 % del resto de la humanidad y las corporaciones monopolistas son las que dan forma a las decisiones globales y a las reglas para enriquecerse, mientras frustran el progreso y «la sombra de la oligarquía global se cierne sobre la Asamblea General de las Naciones Unidas», denunció en un nuevo informe la coalición internacional contra pobreza Oxfam.

Amitabh Behar, director ejecutivo de Oxfam Internacional, afirmó que “los ultrarricos y las megacorporaciones que controlan están dando forma a las reglas globales para servir a sus intereses a expensas de las personas en todas partes”, al presentar el informe “Multilateralismo en una era de oligarquía global”.

Mientras la Asamblea General de las Naciones Unidas iniciaba este martes 24 su 79° período anual de sesiones, Behar observó que “el icónico podio de la ONU se siente cada vez más disminuido en un mundo en el que los multimillonarios son los que toman las decisiones”.

Según su informe, la influencia de los milmillonarios sobre la economía «se ha disparado» más de un tercio de las 50 corporaciones más grandes del mundo, con un valor de 13,3 billones (millones de millones) de dólares, ahora están dirigidas por un multimillonario o tienen a un multimillonario como accionista principal. Por contraste, los países del Sur Global poseen solo 31 % de la riqueza mundial, a pesar de albergar al 79 % de la población mundial. Esta «híper concentración de poder y riqueza» alimenta la desigualdad tanto dentro de los países como entre ellos.

El documento advierte que los esfuerzos multilaterales para responder a los desafíos globales críticos, incluida la crisis climática y la pobreza y la desigualdad persistentes, están siendo socavados por los ultrarricos y las megacorporaciones que alimentan la desigualdad dentro y entre los países.

Además, indica que la capitalización bursátil total de estas empresas asciende a 13,3 billones de dólares. En este sentido, Oxfam advierte de que, en «una era de oligarquía global», los esfuerzos globales para responder a los mayores desafíos del planeta, como la crisis climática o los niveles persistentes de pobreza y desigualdad, «están siendo amenazados por la concentración de poder en manos de los ultrarricos y las megaempresas».

«La sombra de la oligarquía mundial se cierne sobre la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los ultrarricos y las megaempresas que ellos controlan están conformando las reglas del juego a su favor, a costa del resto de la población. Las Naciones Unidas están perdiendo capacidad de acción frente al poder creciente de los milmillonarios», afirmó el director de Oxfam Intermón, Franc Cortada.

El informe precisa que el 1% más rico posee el 43% de todos los activos financieros globales y que dos multinacionales son propietarias del 40% del mercado mundial de semillas. Las «tres grandes» gestoras de fondos estadounidenses (BlackRock, State Street y Vanguard) gestionan 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos de inversión en todo el mundo.

«Aunque el mantra es que la rivalidad entre grandes potencias es el mayor factor que socava el multilateralismo, la realidad es que la desigualdad extrema juega un papel clave. En los últimos años, los ultrarricos y las empresas con mayor poder han utilizado su enorme influencia para frenar los esfuerzos para resolver los principales problemas del planeta, como la lucha contra la evasión y la elusión fiscal, asegurar que las vacunas contra la COVID-19 sean accesibles para todas las personas, o cancelar las deudas insostenibles de los países del Sur global», ha explicado Cortada.

Oxfam describe un “movimiento hacia una oligarquía global”, donde los ultrarricos, a menudo a través de sus corporaciones cada vez más monopolistas, dan forma a la toma de decisiones políticas globales y las reglas para enriquecerse mientras frustran el progreso global vital.

Resalta que el uno por ciento más rico posee 43 % de todos los activos financieros globales. Los “tres grandes” administradores de activos con sede en Estados Unidos —BlackRock, State Street y Vanguard— poseen 20 billones de dólares en activos, cerca de una quinta parte de todos los activos invertibles en el mundo. En otro ejemplo, señala que solo dos corporaciones controlan 40 % del mercado mundial de semillas.

“En los últimos años, las corporaciones ultrarricas y poderosas han utilizado su enorme influencia para socavar los esfuerzos por resolver grandes problemas globales, como abordar la evasión fiscal, poner a disposición del mundo las vacunas contra la covid-19 y cancelar el lastre de la deuda soberana”, afirmó Amitabh Behar, director ejecutivo de OxfamBehar.

Oxfam detalla tres ejemplos recientes de desigualdad extrema que erosionan los esfuerzos multilaterales, y en los que la sociedad civil y los líderes del Sur Global han ofrecido soluciones para acabar con la desigualdad:

Las corporaciones poderosas socavan la cooperación fiscal: el marco inclusivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) y el Grupo de los 20 (G20), de economías industrializadas y emergentes, sobre Erosión de la Base Imponible y Reparto de Beneficios, no logró materializar su potencial.

De ese modo las corporaciones han mantenido erosionada la base imponible de muchos Estados y dirigido buena parte de sus beneficios a paraísos fiscales.

En cambio, los países del Sur Global, encabezados por los países africanos, avanzan en negociaciones para una convención fiscal más justa en la ONU que, junto con el liderazgo de Brasil en el G20, ofrezca una vía para gravar de manera justa a los superricos y las megacorporaciones.

Brasil anunció que presentará en la cumbre del G20 prevista para finales de año en Río de Janeiro una propuesta para pechar con un nuevo impuesto a las 3000 mayores fortunas del mundo, y destinar esos recursos a combatir el hambre y la pobreza.

Otro ejemplo inserto en el informe señala que las grandes farmacéuticas se resisten a los esfuerzos por romper sus monopolios sobre las tecnologías de las vacunas contra la covid para desbloquear el suministro, pues el control monopólico fue muy rentable durante la pandemia. Solo en 2021, los siete mayores fabricantes generaron un beneficio neto estimado de 50 000 millones de dólares por la venta de vacunas contra la covid, lo que se tradujo en enormes pagos a los accionistas ricos y en el surgimiento de nuevos multimillonarios de las vacunas.

El director ejecutivo de la farmacéutica  Pfizer, Albert Bourla, calificó el llamamiento a compartir las tecnologías de las vacunas contra la covid como “una tontería peligrosa”. El hecho de no compartir equitativamente las vacunas contribuyó a que se produjeran hasta 1,3 millones de muertes adicionales en todo el mundo.

Otro caso: los acreedores privados agravan la crisis de la deuda mundial, marcada por el hecho de que los países de bajos ingresos gastan casi 40 % de sus presupuestos anuales en el servicio de la deuda, 60 % más de lo que gastan en educación, salud y protección social juntas. Más de la mitad de la deuda externa de los países de bajos y medianos ingresos se debe a prestamistas privados como bancos y fondos de cobertura.

Algunos de estos acreedores son “fondos buitres”, que compran deuda en problemas a bajo precio y aprovechan mecanismos legales para pagarla en su totalidad, obteniendo ganancias a cambio de una suma de dinero superior a la que deberían.

También recoge el informe que la fortuna de los hogares de la población ultrarrica, tres por ciento del producto interno bruto mundial en 1987, representa 13 % en la actualidad, mientras que la desigualdad económica ha alcanzado un nivel extremo.

Oxfam insta a la acción multilateral para impulsar un nuevo marco de fiscalidad internacional, la cancelación de la deuda pública y nuevas leyes de propiedad intelectual frente a futuras pandemias. «Solo un multilateralismo basado en la equidad y justicia puede revertir la intensificación del poder de una oligarquía global. Algunos líderes mundiales están demostrando ser conscientes de ello y han incrementado sus esfuerzos contra la desigualdad. Pero tienen que ser más y con mayor fuerza», concluye el informe.

*Sociólogo y analista internacional, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Fuente: Sur y Sur

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