Tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores como la Secretaría de Bioeconomía, presentaron estados de situación respecto de la cadena ganadero-frigorífica. Realizados casi al mismo tiempo, uno y otro parecen que hablan de dos países distintos.
Redacción
Al cumplirse 148 años del inicio del ala industria frigorífica en Argentina, la cancillería realizó un acto de conmemoración donde reunió a varios actores y grupos de interés de la cadena, fundamentalmente ligados a la exportación de carne vacuna.
Así, en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, se conmemoró el “Día de la Industria Frigorífica”, cuyo hito inicial lo marcó el arribo al puerto de la ciudad de Buenos Aires de “Le Frigorifique”, el primer buque con sistema de frío para conservación de carnes, en el año 1876.
Casi un siglo y medio después, las exportaciones argentinas de carne vacuna acumuladas en el último año se ubicaron en volúmenes cercanos a las 951 mil toneladas de res con hueso y 117 mil toneladas de huesos bovinos, por un valor superior a 2.735 millones de dólares. Los principales destinos de exportación fueron China, la Unión Europea, Estados Unidos, Israel y Chile; al tiempo que según la propia canciller, Diana Mondino, manifestó que existe interés en desarrollar nuevos mercados del Sudeste Asiático y de Medio Oriente.
Según la información oficial, la Cancillería está trabajando en la apertura de mercados no solo para la carne vacuna, sino también para menudencias y cueros. La propia Mondino, afirmó: “estamos abordando temas sanitarios y eliminando barreras como la lactosa y la vacunación innecesaria”. También dijo que se está negociando con la Unión Europea, para que sus autoridades sanitarias también consideren la “forestación neta” y no sólo la deforestación.
Afirmó también que a nivel MERCOSUR se está trabajando en propuestas concretas para ampliar mercados con “ideas innovadoras” a partir del “potencial verde de nuestra región”.
Tales gestiones no deben ir muy bien para Argentina, ya que tanto Brasil como Uruguay viene estableciendo acuerdos de comercio con mercados regulares, a precios que son soñados para nuestro país.
Si cortamos con el informe acá, parecería que la cadena ganadero frigorífica goza de un periodo auspicioso, virtuoso y de crecimiento exponencial. Sin embargo, si miramos los informes oficiales de otras áreas, en referencia a la actividad, veremos que las cosas no serían tan así.
Casi al mismo tiempo que se realizó ese evento, la Secretaría de Bioeconomía de la Nación, publicó un informe sobre márgenes ganaderos en todo el país. El mismo señala que la actividad perdió rentabilidad en parámetros generales.
Asimismo, el documento asegura que el novillo gordo aumentó en lo que va del año un 30%, las vacas menos de 20%, y los terneros de invernada bajaron de precio respecto de diciembre pasado. El IPC acumulado por su parte, consigna que entre enero y mayo dicho indicador alcanzó el 73%. Ni la exportación ni el consumo traccionan los precios como para que la situación mejore.
El informe dice también que los establecimientos con sistema de engorde feed lot, gracias a la sintonía entre los precios del maíz y del ternero, están arrojando buenos márgenes; aunque eso no asegura la condición de mercado para octubre, que es la época donde esos animales salen a faena.
Respecto de esto último, el informe de Bioeconomía resalta que se está efectuando la retención de hembras con destino a reposición de vientres y de machos con destino de recría. Lo que se mantiene en niveles altos es la liquidación de vacas de descarte.
Así, se consigna que los niveles de faena están casi un 10% por debajo del año anterior en el mismo periodo, consignando asimismo, un 50% menos en cuanto a las hembras. Esto último ya se venía anticipando desde el sector, debido a la necesidad de reponer el rodeo luego de las grandes liquidaciones de cabezas durante la sequía.
Parte de la explicación de la caída de la faena, se explica por el precio de mostrador: sólo en el primer trimestre aumentó en un promedio del 20%; lo que proyectado estaría arrojando un valor de 49 kilos de carne por habitante. Cifra de las más bajas de la historia teniendo en cuenta el alto consumo de carne que supo tener nuestra población, impedido ahora por la carencia de poder adquisitivo.
Por último, se destacó como dato positivo, que varios de los insumos y servicios de la cadena, descendieron en precio, como consecuencia de los exagerados aumentos registrados luego de la devaluación de diciembre pasado.
La cuestión es: ¿a quién le creemos? ¿A Mondino o Vilella?
Fuente: Cancillería y Secretaría de Bioeconomía