Ni los intentos de regularización institucional, ni la presencia de las fuerzas especiales keniatas, ni los refuerzos en materia de ayuda humanitaria de naciones Unidas y algunos organismos de crédito que prestan dinero, logran aplacar la situación. Es evidente que las recetas colonialistas ya no funcionan.
Redacción
La propia Oficina de Coordinación Humanitaria de Naciones Unidas (OCHA), alerta a la comunidad internacional que los elevados índices de inseguridad y violencia en Haití y los desplazamientos poblacionales que se están suscitando, ponen en riesgo el tejido social y comunitario de nuestro hermano país.
Según la OCHA, para fines de junio se contaban cerca de 580.000 desplazados (5% de la población total). Un incremento de esta situación del 60% en 90 días. El organismo, manifestó oficialmente que “el tejido social de las familias se está desmoronando a medida que sus miembros se separan, se pierden empleos, se cierran escuelas y colapsan los servicios de salud».
Respecto de la ayuda humanitaria que ha llegado al país en las últimas semanas, manifiestan que la misma no puede repartirse debidamente en medio de tiroteos y combates callejeros.
Asimismo, manifestaron que se está intentando poner en marcha un sistema de antelación para prever nuevos desplazamientos y poder dar respuesta a las familias desplazadas. De allí que en los últimos días tanto el gobierno de Haití como la propia OCHA solicitó refuerzo y asistencia financiera, personal y posibilidades de acceso a los lugares donde las personas van a refugiarse.
Recordemos que Haití, se encuentra envuelta en una crisis política, económica y humanitaria desde hace al menos dos décadas, con el agravante que desde julio de 2021se produjera el magnicidio del entonces presidente Jovenel Moise, asesinado por una banda armada que ingresó a la residencia gubernamental.
Poco después, Ariel Henry ascendió al puesto de primer ministro entre críticas y tras varios años de inestabilidad. En marzo de este año presentó su dimisión tras la oleada de violencia que sacudió la nación caribeña. Desde entonces, se ha establecido un Consejo Presidencial de Transición, liderado por el que fuera máximo representante del Senado haitiano entre 1995 y 2000, Edgard Leblanc. Este ha elegido al ex primer ministro Garry Conille (2011-2012) como nuevo jefe de Gobierno de transición. El objetivo es cubrir temporalmente el vacío político en una etapa que debería concluir con la celebración de elecciones en 2026, una década después de los últimos comicios.
Respectos de la asistencia y envío de recursos, ayer, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comunicó que donará 110 millones de dólares. Asimismo, la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, anunció el pasado lunes, que se realizará una nueva aportación de 60 millones de dólares para ayuda humanitaria; y se enviarán a la isla más vehículos blindados para “garantizar la seguridad” y responder a las necesidades del pueblo haitiano.
Es decir, más de lo mismo que hasta ahora no ha dado resultado.
Fuente: EuroPress / Prensa Latina / NODAL