Durante la semana, la administración del enclave invasor en las Islas Malvinas, divulgó una síntesis del censo poblacional y económico que habrían realizado en 2021. Los británicos avanzan en las operaciones de búsqueda de consenso y legitimidad internacional de la invasión que data desde 1833. Tras la visita de Cameron la semana pasada y la venia del gobierno cipayo argentino, la invasión colonial transcurre muy tranquila. Para rematar, una mojada de oreja hacia nosotros.
Redacción
Los invasores se cuentan cuántos son, de qué viven y de dónde sacan los recursos. La administración de los invasores de nuestro Atlántico Sur, publicaron en la semana los datos del censo poblacional y económico llevado adelante en octubre de 2021. Como era de esperarse, cada cuatro palabras los tipos utilizan la palabra “Falklands”, dentro del documento oficial y los distintos informes de prensa que andan girando por las redacciones.
Según ellos, su demorada difusión obedeció a la “falta de personal profesional especializado” para procesar la información. Lo que aconteció en realidad, es que como corresponde a todo enclave invasor imperial, remitieron oportunamente la información a Londres, para que el cuerpo estadístico de la corona acomode los datos a conveniencia.
Los británicos dicen que tales censos por orden de la corona deben realizarse cada cinco años, y realizar las comparaciones generales con el anterior (2016). Pero a la hora de su divulgación pública han sido un tanto arbitrarios. De hecho, el informe de comienza con comentarios ponzoñosos, haciendo loas a una supuesta “economía pujante, pleno empleo y el doble de población respecto a 1980”.
Así, afirma que en ese año, de una población de 1.813 habitantes, pasó cuatro décadas después a 3.662. pero en lo específico de la comparación reciente, el documento dice que acontecieron 110 nacimientos y 111 fallecimientos entre 2017 y 2021. Afirma que la inmigración disminuyó un 20% y que la edad promedio al momento del censo era de 40 años.
Dice el informe que el origen el lugar de nacimiento de la población que reside en las islas, se distribuye de la siguiente manera: 1.530 nacidos en Malvinas; 130 nacieron circunstancialmente en otro lugar pero sus padres eran habitantes habituales de la colonia invasora; y 1.898 llegaron a las islas a largo de sus vidas.
De estos últimos, 749 nacieron en Gran Bretaña; 369 en la isla de St Helena (Santa Elena, otro territorio invadido por Inglaterra); 178 en Filipinas; 168 en Chile; y 434 de otros países, de los cuales 234 registrados como que “no saben”. Esto último es curioso; el informe no lo aclara, pero con probabilidad hayan llegado a Malvinas en busca de trabajo desde otras colonias o de naciones desmembradas por las continuas guerras.
Respecto de las condiciones habitacionales, el informe desarrolla lo gastado mensualmente por cuotas de viviendas en hipoteca, o alquileres. Para los primeros, el promedio ronda entre 400 y 700 libras (£) mensuales. Aproximadamente eso equivale a 426.260 y 745.955 pesos respectivamente. Los alquileres por su parte, promedian las £ 600 ($ 641.520).
En cuento al empleo, el documento expresa que en Malvinas hay 1.290 personas en edad de trabajar. La desocupación no supera el 1% (12 personas); y que el mayor empleador es la administración de la invasión (663 empleados). El segundo mayor empleador es la construcción, con 217; seguido por la agricultura, 204. En cuanto a los cuentapropistas y artesanos, se registraron 193.
En cuanto a los ingresos por salario o actividad, el promedio anual gira en las £29.900 ($ 31.862.935 al año). La diferencia de salarios entre la zona urbana de Puerto Argentino y la zona rural, va en el promedio de 30.400 y 25.700 libras anuales respectivamente.
La mojada de oreja
Para que tome dimensión, el último informe oficial de la corona británica fechado en 2021 – contemporáneo al censo – habla de que en Malvinas el Producto Bruto Interno per cápita (PBI/h), alcanzaba los 103.000 dólares anuales. Por lo tanto, el PBI invadido de nuestro territorio, giraría en torno a los 380 millones de dólares anuales.
El 65% de ese volumen dinero proviene del saqueo pesquero promovido por la invasión y sustentado en las licencias que se otorgan a flotas españolas, surcoreanas, tailandesas, y chinas. Otras actividades como la ganadería y la producción de la lanas y carnes alcanzan el 10%; el turismo el 2,5% y las licencias para exploración de hidrocarburos otros 3,5%. El resto corresponde a la actividad comercial interna de las islas.
Hay otras cifras que probablemente jamás conozcamos hasta que las islas sean recuperadas, que tiene que ver con la actividad que genera la Base Militar de OTAN, en Monte Agradable al suroeste de Puerto Argentino. Eso también “mueve” un dinero que usualmente no se registran en con cargos de los PBI, pero las instalaciones generan actividad económica directa e indirecta.
Cuando al principio de esta nota, nos referimos a los “comentarios ponzoñosos” que remitían a la población en 1980, fue porque el documento y cierta cobertura mediática del mismo, se encargan de especificar que previa a nuestra recuperación en 1982, la corona mantenía una actitud hacia las islas de “plena claudicación”, y que los partidos tradicionales británicos, “estaban coqueteando con la idea de negociar la ‘entrega’ de las Malvinas a Argentina”.
Entonces, tras la recuperación argentina y el desenlace de la guerra, los kelpers argumentan que “Londres comenzó a ocuparse de las Islas, se estableció la zona económica exclusiva de pesca, se terminó con el régimen semi feudal de explotación agrícola-ovino, se inició incipientemente el turismo y desde entonces la economía de las Islas no ha cesado de crecer, con estadísticamente pleno empleo y acumulación de un fondo de reservas”.
“A confesión de parte, relevo de pruebas”; rezan los abogados. La invasión británica se sostiene mayoritariamente por el saqueo pesquero y la logística militar propia de la invasión.
Del actual Gobierno argentino, no esperamos absolutamente nada. Para muestra, alcanzaron los hechos relativos a la visita de Cameron: ninguno.
Fuente: Administración de la invasión británica en Malvinas / Mercopress