Se publicó oficialmente el informe sobre pobreza e indigencia parcializado. Sólo tomó en cuenta al Gran Buenos Aires, y mide canasta básica y canasta alimentaria (pobreza e indigencia respectivamente). Cifras preocupantes.
Por Pablo Casals
Es difícil tener un parámetro claro de la situación en materia de pobreza e indigencia que agobia al país. Por un lado, los informes se basan en los rangos de precios que se utilizan para construir los índices inflacionarios. Supuestamente, se toman en cuenta los datos de los principales centros urbanos y regiones de todo el territorio. Sin embargo, por más alarmantes que resulten las cifras, siempre suenan a poco.
Luego, está la rigurosidad de las fuentes. Por una parte, lo oficial es lo que publica el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) en sus informes periódicos. Se supone asimismo, que lo publicado por los organismos y medios públicos también podrían ser tomados como datos oficiales. Pero, se toman como válidos desde esas fuentes, los informes de la Universidad Católica Argentina (UCA). Más allá del poco o mucho prestigio que esta institución pueda tener, no deja de ser una fuente de origen privado y de sector.
Así las cosas, INDEC publicó su informe sobre las canastas básica y alimentaria. La primera engloba un grupo de precios de varias rubros y segmentos generales (alimentos, servicios, indumentaria, comunicaciones, transporte, etc.) que se utiliza como parámetro para medir la línea de pobreza. La segunda, la canasta alimentaria, marca la línea de indigencia.
Según el organismo, ambas aumentaron por encima del 100% durante 2022. En otra época era considerado como hiperinflación, pero ahora esa concepción esta “relativizada”, vedada (o “mejor no hablar de ciertas cosas”). Lo que sí demuestra que a mayor inflación más perjuicio recae sobre los sectores de la población con menores o más “débiles” ingresos.
Consideramos ingreso “débil” a aquellos que además de ser bajos, su valorización es en pesos (ejemplo: el sector inmobiliario llena los papeles en pesos, pero las ofertas y negociaciones se conversan en dólares), y no están sujetos a paritarias. En el mejor de los casos algunas de ellas obtienen “recomposiciones” (siempre atrasadas y tardías) de parte del Poder Ejecutivo como pueden ser las jubilaciones, pensiones y planes sociales. Sin embargo, en la mayoría de los casos, nos estamos refiriendo al trabajo en negro, precarizado y/o eventual (la changa).
Según el denominado “Informe Valorización mensual de la canasta básica alimentaria y de la canasta básica total. Gran Buenos Aires”, publicado por INDEC, la suba mensual de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), la inflación de los indigentes, fue de 5% y estuvo apenas por debajo del 5,1% del IPC Nacional. El incremento de la Canasta Básica Total (CBT), en cambio, fue de 4,5%. Consideradas anualmente, ascendieron a 103,8% y 100,3% respectivamente.
Analizando estas cifras en dinero, y tomando la CBA, una familia de cuatro integrantes que no paga alquiler, necesitó en el AMBA un ingreso mensual de $ 67.187 para no ser indigente. Es decir, a razón de 16.800 pesos por persona de ingreso mensual. Para el caso de la medición de la línea de pobreza, una familia de 4 miembros necesitó ingresos por $ 152.515 mensuales ($ 38.130 por persona). Recalcamos: siempre y cuando no paguen alquiler; sino, es otro monto.
Ahora bien, la agencia de noticias estatal Télam, toma al Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina como fuente válida. De allí se desprende que – según la UCA -, el Índice de Pobreza en el tercer trimestre del año llegó al 43,1%. El de indigencia alcanzó al 8,1%. Los parámetros para definir “pobreza” e “indigencia” son los mismos que utiliza INDEC.
Sumando pobres y recontrapobres, nos da una cifra del 51,2%. Sumen a ellos, los que además deben pagar un alquiler. Según la zona, los mismos pueden variar entre 40 y 80 mil pesos, para locaciones de una o dos habitaciones (hay más caros también si quiere, por supuesto). Por lo tanto, el nivel de ingreso familia para no ser pobre debería rondar – promediando – los $ 200.000; y para no ser indigente los $ 80.000 pesos.
No queremos imaginar cuántos pininos se suman al 51,2%. Debemos estar rondando el 80% entre pobres y recontrapobres. Mejor, ni hablar…
Fuente: INDEC / Télam / UCA