Mañana jueves, la Cámara de Diputados daría sanción y situación definitiva a la “Ley Bases”, una vez que trate las reformas que realizó el Senado al proyecto. En esa bolsa de cosas que implica la ley, está el RIGI. Si quiere saber qué pasará en Argentina cuando ese régimen cobre vigencia, puede asomarse a la actual disputa por el Gas Natural Licuado (GNL).
Por Pablo Casals
La monserga de Horacio Marín es «sin RIGI no hay GNL» ni en Buenos Aires ni en Río Negro. El presidente de YPF afirmó en reiteradas ocasiones que la provincia elegida, será la que adhiera al Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), y una vez cumplido el requisito, la “beneficiaria” será la que ofrezca las “mejores condiciones”.
Lo de “mejores condiciones”, está aclaro que es para las empresas extranjeras que pugnan por quedarse con todo ese paquete de negocios basados en la extracción de recursos naturales estratégicos para su exportación en bruto. No se está hablando aquí, de la pugna entre proyectos soberanos, independientes y justos que podrían impulsar cualquiera de las dos provincias (cosa que tampoco hacen).
El titular de YPF afirma que, para poder llevar adelante el proyecto del GNL, requiere de la construcción de tres gasoductos similares al “Néstor Kirchner”; cosa que implica una inversión en obras de 6.000 millones de dólares. Después viene toda la otra parte en materia de infraestructura que requiere el asunto, entre ellas, las plantas de licuefacción – las que transforman el gas a estado líquido -.
Este paso, en un principio provisorio, se resolvería con buques licuafectores. Tal como se hace actualmente, pero a la inversa: Argentina importa GNL para satisfacer la demanda interna de gas. Para inyectar a la red el recurso externo, debe pasarlo de estado líquido a gaseoso.
Más allá de lo que termine pasando mañana jueves, lo que interesa observar es el proceso. Ahí están las provincias de Buenos Aires y Río negro pugnando por hacerse de los proyectos. En realidad, están terciando para que los proyectos se lleven adelante en sus territorios.
Y hay que prestar atención a los argumentos, porque en ellos puede estar una solución “adecuada” para los intereses nacionales. Incluso a pesar de quienes enuncian tales argumentos.
¿Qué dice Río Negro? Nos corresponde por derecho; es una oportunidad para poder dotar a la provincia de infraestructura estratégica; serían obras que actuarían en paralelo y complemento con el oleoducto en construcción “Vaca Muerta Sur” cuya traza uniría Tetrayén (en Neuquén) con el puerto de Punta Colorada.
¿Qué dice Buenos Aires? Que gran parte de la infraestructura requerida por el proyecto ya está parcialmente resuelta en Bahía Blanca; que el acuerdo original con Petronas – empresa de hidrocarburos de Malasia que llevaría adelante el proyecto -, ya establecía condiciones, plazo y régimen de obras (también entreguistas); y que a la provincia le corresponde por derecho.
Vale recordar una cosa: Petronas es la empresa hidrocarburífera de bandera de Malasia; que al mismo tiempo es una excolonia británica que forma parte de la Commonwealth; y cuyo plan de negocios se corresponde con el de la British Petroleum.
Otra cosa que es cierta y conviene repasar: el gobierno de los Fernández-Massa cerró un primer acuerdo con los malayos, donde ellos llevarían adelante una serie de inversiones en infraestructura por casi 50.000 millones de dólares; que en teoría generaría por el resto del siglo beneficios para el país de 25.000 millones de dólares anuales; que el 51% de todo eso sería de YPF; que los malayos no tendrían trabas de cumplir con cupo interno; y sin RIGI.
Según parte de los términos y condiciones de ese acuerdo, Petronas proyectaba que en 2027, contaría con un barco para comenzar la exportación de 6 millones de metros cúbicos de gas por día (MMm3/d). Mientras tanto, se haría lo necesario para instalar el primer barco para YPF y Petronas hacia 2029. Al año siguiente, se pondría disposición otro barco para el resto de las empresas participantes de la cadena hacia 2031 se estimaba una capacidad de exportación de 80.000 Mm3/d.
Una pichincha…
Sucede que el RIGI establece mayores beneficios para las empresas y no pide tantos requisitos. Además, el Ejecutivo Nacional e YPF, dicen que además del RIGI, las provincias deberán hacer concesiones específicas…
Lógicamente, los malayos son malayos; no boludos. Si había un acuerdo con el gobierno anterior que los beneficiaba por cincuenta años; pero ahora el gobierno actual, le ofrece un sistema mejor… ¿Qué se imagina que van a hacer los tipos? ¡Agarrar viaje!
Lo triste del caso, es que mientras los malayos se acomodan en el sillón, ambas provincias mediante legisladores y funcionarios de tercera y cuarta línea, se tiran tierra una a otra.
Olvídese el lector por un momento de las condiciones humillantes para Argentina que significa tener que exportar recursos naturales energéticos y estratégicos, cuando el 70% de su población – directa o indirectamente -, tiene esa necesidad insatisfecha.
Sí, leyó bien: necesidad insatisfecha.
Antes de que salten los expertos a pegar, aclaro: porque la energía, además de lo domiciliario, es recurso estratégico para el pleno desarrollo de la industria, el trabajo calificado, el pleno empleo y la realización de la Nación. Si 7 de cada 10 niños argentinos no morfan como corresponde, es más que evidente que las necesidades energéticas están insatisfechas…. Ahora, que los expertos digan lo suyo.
Vuelvo al punto anterior…
Las provincias están entrando en un enfrentamiento entre sí, cuando la supuesta magnitud del proyecto y superabundancia de recursos, alcanzaría para que el mismo se desarrolle tanto en Bahía Blanca como en Punta Colorada.
En lugar de oponerse entre sí y “competir”, podrían “complementarse”. Además, los malayos se ahorrarían los “cuellos de botella” cuando la demanda internacional de GNL gravite sobre Argentina. Petronas tendría que poner un poco más de guita, y en lugar de hacer una planta, tendría que hacer dos.
Visto así, es humillante, pero no habría que bajarse tanto los lienzos.
¿O será que parte del negocio está en la generación permanente del conflicto y la disgregación internas entre los pueblos provinciales, para que se rompa la hermandad a beneficio de las empresas extranjeras?
¿No será que además, el negocio de las multinacionales es que esos “cuellos de botella” se generen periódicamente para sacar mayor ventaja en el mercado externo y al mismo tiempo, humillar más al pueblo argentino?
Tal vez son preguntas disparatadas, pero como se dice por estos lares: “hay un RIGI vigente hace 30 años, y está manejando la agroexportación”.
Ojalá tanto el “Cachete” como el “Enano” lean estas líneas. Por ahí los hace pensar y se hablan por teléfono. O se toman un café en el centro del “Villarino”.
Entre ambos pueden para la sangría. Sin puertos, no hay entrega posible.
Fuente: YPF / Archivo