Desde hace al menos cuatro días que trascendió que la petrolera anglo malaya Petronas, no estaría interesada en llevar adelante el tan promocionado megaproyecto GNL. Aparentemente, no habría RIGI que valga, aunque trascendió que si consigue un socio inversor, capaz que lo encaran… Son de libro.
Por Pablo Casals
El domingo, el periodista del staff del diario capitalino Página/12, Raúl Dellatorre, publicó una interesante nota respecto de la planta de GNL que se instalaría en Punta Colorada, provincia de Río Negro, a partir de un megaproyecto encabezado por la empresa petrolera anglomalaya Petronas (aunque oficialmente es sólo malaya). En los primeros párrafos de la misma, el colega cita a un supuesto asesor de la empresa asiática quién le habría manifestado:
«Lo que hay que entender es que no existió una decisión intempestiva de Petronas de abandonar el proyecto, sino que desde el lado argentino se aceleraron anuncios de inversiones que no estaban cerradas, sin consulta, y además se lanza una disputa por la localización de la planta; tema sobre el que nunca se habló con los malayos y, mucho menos, se acompañó algún estudio o análisis que recomendara tal cambio de localización, porque siempre se había hablado de Bahía Blanca».
El titular de YPF, Horacio Marín, no negó la versión; aunque dijo que si Petronas se retirase del proyecto hay otros interesados.
Por otra parte, la sorpresa supuestamente causada, lo es a medias. Tanto el gobierno anterior como el actual dieron por hecho que el proyecto se llevaría adelante. Las únicas dos variantes de relevancia en el marco de una mega planificación, fueron en primer lugar que tras el acuerdo entre YPF y Petronas durante la gestión de los Fernández Massa, se había dicho que los de malasia buscarían nuevos inversores dentro de su marco de alianzas internacionales – en criollo, los ingleses de la British Petroleum y Shell -. El segundo cambio, fue el de su localización. En un principio se proyectó que la planta y la infraestructura asociada al GNL estaría ubicada en el polo y puerto de Bahía Blanca, y durante la gestión Milei se resolvió que el proyecto desembocaría en Punta Colorada, Río Negro.
La cosa es que -con el perdón de la expresión, el lector sabrá comprender-, ahora se hacen todos los boludos por razones múltiples alrededor del tema.
Es posible que los periodistas nos comamos las curvas por confiados, por impericia, por mal informados, o porque nos paguen para escribir cosas que no son. Lamentablemente, es posible.
Lo que resulta inverosímil, porque funcionarios del actual gobierno, del anterior, y varios gobernadores actuales y pasados, estarían incurriendo en administraciones irresponsables; o bien, en mal desempeño de los deberes de funcionario público. Hace casi dos años que el proyecto de GNL retumba en las cabezas de los mandatarios de Buenos Aires, Río Negro, Neuquén y Chubut. Todos han tomado posición al respecto y han impulsado políticas públicas para tal fin.
¿Qué? ¿A ellos también los engañaron? ¿Se confiaron en lo que decía Massa antes y Milei ahora? ¿Tan pelotudos son?
Difícil de creer. De las cuatro provincias nombradas la única que no cambió de mandatario fue Buenos Aires. Por lo tanto, estaríamos hablando de siete boludos importantes.
Cada uno de ellos trabaja con mucha gente que los asesora y colabora… ¿Qué? ¿También son todos boludos?
Hay cosas que no se improvisan, pero tampoco se formalizan demasiado. Petronas es una de las firmas más importantes del mundo en los que respecta al GNL pero articula estrategias de inversión, captación de mercados y comercialización con algunos socios de mayor envergadura. La empresa de bandera de Malasia, nace al momento de la independencia de ese país de Gran Bretaña. El país es miembro de la Commonwealth, y los esquemas de negocios no ha estado ajenos a la geopolítica británica en materia de energía.
Desde un comienzo – aunque ahora se dice que nada había escrito -, se publicitó que los malayos harían lo necesario por ampliar la cartera de socios inversores en el proyecto. Los novios. Por lo dicho anteriormente, más las propias manifestaciones realizadas por esos actores, los candidatos en cuestión no escapaban más allá de la BP, Shell, o alguna otra firma de ese círculo.
A estas últimas no les interesaría por el momento tener participación directa en la extracción del recurso, pero sí les importa participar de la cadena de valor internacional del GNL. Shell, en tanto exportadora, lo hace. Hay negocio, hay mercado cautivo, hay materia prima disponible, y hay voluntad del país receptor de transformarse en factoría.
Dicen que el supuesto acuerdo con los malayos estaría caído, a menos que aparezca un socio inversor y se renegocien algunos términos. Aparentemente, el RIGI por si mismo ya no alcanzaría, y los “RIGIS” más chicos que cada provincia está dispuesta implementar para ser cabeza de playa tampoco serían suficientes.
Recordemos las etapas que implicaba el proyecto cuando se anunció hace dos años atrás: la extracción del shale gas de Vaca Muerta; el desarrollo y construcción de gasoductos e infraestructura asociada; la planta de licuefacción de GNL propiamente dicha; la adaptación de la terminal portuaria, la comercialización y la logística internacional.
Se habla de una inversión aproximada de 30.000 millones de dólares, donde solamente acondicionar el lugar donde se ubicaría la planta – suponemos que se trata de movimientos de suelo, caminos y energía -, costaría unos U$S 200 millones.
YPF ya dejó trascender que, si Petronas se aparta del proyecto, buscará otros inversores. Otros le indilgan esta deserción a la poca seriedad del Gobierno nacional y garantías de estabilidad en las políticas del Ejecutivo Nacional. También se dice que, para cuando la inversión inicial se complete y se pueda empezar a operar, ya estaría en funciones el próximo gobierno; y que jurídicamente no hay nada que “estabilice” los negocios.
Esto funciona como los cuestos que se escuchan acodados en el estaño. De todas las versiones, hay un poco de verdad y un poco de mentira.
Desde esta Redacción consideramos que ocho equipos de gobierno no se van a poner a rosquear a partir de un cuento de hadas que promocionó la gestión de Alberto Fernández. Nadie es tan otario.
Entre todas las versiones, por el momento, preferimos quedarnos con la más “lógica”, y vista desde el hacer de esas empresas extranjeras que consideran a nuestros países como factorías, como enclaves con gobierno propio.
Hay una alianza internacional de empresas de cara a la competencia por los mercados y la disponibilidad de los recursos. Petronas busca con quién de sus aliados -mayores- compartir el negocio. Esos “mayores” piden mejores términos y condiciones de los que vienen conversándose hasta aquí.
El RIGI y los “RIGIS” provinciales, no serían suficientes. Saben que los dirigentes argentinos están dispuestos a ceder más todavía.
Para muestra, bastó un botón: meses atrás, por el tema del “puerto del GNL”, dos gobernadores discutieron públicamente acusándose de cosas poco agradables, en lugar de acordar y proyectar juntos.
Los piratas saben que pueden avanzar con algo más. Es cuestión de sembrar un poco más de cizaña entre los gobernadores. Estos aceptan todos los convites.
Fuente: Página 12 / El Extremo Sur / Archivo