Las operaciones avanzan y las principales empresas se refriegan las manos ante lo que puede ser la creación por ley de un mercado sin riesgos.
Redacción
Se supone que en los próximos días el Poder Ejecutivo nacional enviará al Congreso una nueva versión de la Ley Ómnibus (o “Bases”), aunque más reducida. Tal es así, que en algunos sectores ya hablan de él proyecto como la “Ley Basecitas” de las cuales estaría circulando una “primera versión”.
Entre nosotros – porque total no nos lee nadie -, hay varias primeras versiones; y cada una de ellas adaptadas al sector que pretenden seducir en las negociaciones, sean estos políticos o empresariales.
En materia de energía y fundamentalmente pensando en el Gas Natural Licuado (GNL), el proyecto que va y viene de oficina a oficina, mantiene el espíritu del original: desregulación de mercado, libertad de precios, maximización de renta, eliminación de autoabastecimiento y del interés público – nacional, no requerimiento de autorización para importaciones y exportaciones, la limitación de prórrogas de concesiones y fomento a grandes inversiones o RIGI (Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones).
En criollo: un capítulo a medida de los grandes actores del GNL que o son nacionales y casi monopólicos; o bien son extranjeros. La novedad de la nueva versión sería que se autorizarían las exportaciones en firme de GNL por 30 años.
Algo que ya estaba de alguna manera planteado en el proyecto sobre el GNL que se impulsó durante el gobierno anterior y que obtuvo media sanción en el Congreso; y la discusión del sector, se centraba en si se construiría un gasoducto por cada empresa que realizara la licuefacción; o bien que construyeran uno entre todas las compañías para que abastezca a todas las terminales.
La discusión en función de las nuevas condiciones aparentes que tendrá el mercado del GNL, habría quedado sin razón de ser, porque entre la libre exportación y el RIGI, le resolverían los problemas de riesgo a las empresas. Valdrá todo.
En esta iniciativa, la promoción de la industria del GNL estaría comprendida entre la libre exportación y el RIGI y esa discusión quedaría totalmente saldada. Lo que pretenden entonces es la creación de un régimen general, que incluya a los hidrocarburos y la minería; más algunas reglamentaciones específicas de cada actividad.
De todas formas, las empresas ya manifestaron a través de las consultoras asociadas que pretenden un marco regulatorio que les proporcione “reglas claras y la seguridad jurídica”; así como que la ley que se termine votando posea un decreto reglamentario conde estén contenidas las cuestiones específicas.
No sea cosas que cambie el signo de Gobierno en los próximos años y de por tierra con todo lo conseguido con el gobierno actual, y los anteriores desde 2012, que han sido bastante permisivos ante las grandes empresas, más allá de los “toreos” televisivos y en redes sociales.
Si bien, resta esperar a que se presente oficialmente el proyecto al Congreso, todo indica que cada sector está buscando que la ley formatee los mercados a su medida; o bien, lo cree por ellas.
No todo lo que dicen los libros es verdad. Es raro que un mercado se cree a sí mismo y al mismo tiempo se legisle por vía natural, por aquellos que quién pretenden dominarlo.
Fuente: +Energía / Econojournal / Archivo Chasqui Federal