¿Se acuerda – valga la redundancia – del acuerdo impulsado por la Unión Europea, donde propone a los países de Sudamérica adaptar sus matrices productivas a sus caprichos, criterios y tecnologías, para su propio beneficio a cambio de euros? Bueno… arrancó el asunto en Salta. No hizo falta ningún trato ni compromiso diplomático.
Redacción
Para estas cosas hay plata dando vueltas. En el contexto que está atravesando Argentina, aunque la potencial fuente de dinero pueda ser cuestionable desde los parámetros de conveniencia tecnológica y productiva, ninguno le dice que no a recursos frescos.
Así, el gobierno de la provincia de Salta, a través de la cartera de Producción y Desarrollo Sustentable Martín de los Ríos, se está encargando de difundir el apoyo a un proyecto de origen privado denominado “Proyecto REDD+ Selva de Urundel”, iniciativa que se desarrolla en el departamento Orán, al norte de la provincia.
¿De qué se trata? Sería el primer proyecto oriundo de Salta en obtener la certificación internacional en lo que respecta al mecanismo internacional denominado “REDD+” (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de bosques). El proyecto salteño, está apuntado a reducir la deforestación y degradación de bosques en cerca de 47.000 hectáreas en la ecoregión de Las Yungas.
La certificación ha sido emitida por Verra, una ONG estadounidense que opera el programa Verified Carbon Standard (VCS), y otros estándares como el CCB (Estándar Clima, Comunidad y Biodiversidad). Es decir, una de las que tiene el manejo de estas cuestiones a nivel internacional.
Lo que pretende el proyecto salteño es generar reducciones de emisiones de carbono a través de varias actividades que incluyen la prevención y control de incendios forestales; control de actividades ilegales que ocurren en la propiedad (caza, tala, sobrepastoreo); capacitación y desarrollo de capacidades, cooperación con diferentes instituciones para promover actividades alternativas en la propiedad incluyendo el ecoturismo y la investigación científica, entre otras.
Según el gobierno de Salta, el proyecto que también comenzará a acompañar la gestión Sáenz, pudo acceder a la certificación “Nivel Oro”, porque la iniciativa brega por “beneficios excepcionales para la biodiversidad”.
Es decir, que las actividades planificadas y ejecutadas incluirían la conservación del hábitat, la reducción de amenazas para animales (yaguareté, tapir, pecarí labiado y guacamayo verde) y árboles (roble criollo) en peligro de extinción que se encuentran en el área del proyecto.
El titular de dicha iniciativa expuso que al principio tales requisitos provenían de sus clientes que interactuaban con el mercado de la Unión Europea, para luego fueron interesarse en la conservación de los bosques, en una zona donde históricamente ocurrieron reiterados incendios y degradación.
Se destacó en la exposición que las empresas que comiencen a involucrarse en este tipo de proyectos, podrían acceder a mercados mucho más exigentes y vender mejor sus productos, sumado a los ingresos financieros obtenidos como resultado de la venta de los créditos de carbono. Es decir, guita contante y sonante en un contexto donde escasea por tiempo indeterminado; y donde nuestra matriz productiva volverá a ser atacada sin filtros por la importación.
Así, el Ministerio salteño comunicó que a partir de esta gestión se buscará estructurar las bases técnicas que faciliten a los posibles interesados acceder a los mecanismos internacionales como herramienta de promoción productiva y protección del ambiente. Las iniciativas pueden ser muy diversas; y abarcan desde la conservación de bosques, implementación de tecnologías, uso de energías limpias, gestión de residuos, demás ideas relacionadas con la recuperación del ambiente.
Es más, el propio ministro afirmó públicamente, que uno de los ejes fundantes del Plan Provincial de Desarrollo Productivo es potenciar y aprovechar las oportunidades que brindan las finanzas verdes buscando el cumplimiento de las obligaciones asumidas por los países frente a la problemática del Cambio Climático.
En criollo: aquello que propone Europa de adaptar el sistema productivo argentino a su medida y requerimiento, pero con tecnología, método, criterio, y política de precios oriunda de sus países, es lo que se está comenzando a incentivar en Salta como política de Estado.
¿Está mal? Ante el desbande presente es difícil decir que sí, que está mal. Una cosa es buscar y desarrollar una política propia de producción que sea complementaria de nuestro ambiente; y otra es adoptar un criterio extranjero y aplicarlo a cambio de dinero.
Son dos cosas distintas.
Fuente: Gobierno de Salta / AgroNoa / Verra