El Gobierno nacional volvió a prorrogar el plazo de implementación del troceo de la media res para la venta de carne vacuna en el mercado interno. Si bien todo indica que la aceptación del sistema es decisión tomada, deben dirimirse una serie de desfasajes hacia en interior de la cadena. Así, el Gobierno le dio un pase gol a cada actor y se conformó una “Mesa técnica”.
Redacción
El Gobierno Nacional, a través del secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, anunció una nueva postergación para la entrada en vigencia del troceo en cuartos de la media res para la comercialización de carne vacuna en el mercado interno. Una política polémica a la que oportunamente el Ejecutivo le había asignado fecha de inicio a principios de 2022, y que postergó luego de la reforma del Gabinete.
Ahora, la nueva postergación correrá hasta el 15 de enero de 2023, aunque en esta oportunidad se estableció la creación de una “Mesa técnica” con el objetivo de estudiar y debatir los principales temas que se fueron poniendo en discusión para la implementación del sistema desde todos los sectores de la cadena cárnica.
La iniciativa del troceo consiste en cortar en cuatro a la media res, para que cada pieza no supere los 32 kilos. El sistema propuesto, apunta a agregar valor a la cadena, a segmentar los cortes según el nivel y acceso al consumo de los distintos cortes que se despachan por mostrador en las carnicerías. Obviamente, significaría el fin del reparto de medias reses, la adaptación de frigoríficos, camiones, despachos, desposte y por ende, la conformación de la mano de obra.
Se dice que los que llevaron el proyecto al Gobierno fueron operadores de los grandes frigoríficos exportadores. Los funcionarios a cargo en aquel momento de las áreas de Agricultura, Comercio Interior y Desarrollo Productivo (Basterra, Español y Kulfas respectivamente), vieron con buenos ojos la propuesta. Algo lógico para ellos. Aquel Gabinete se había encargado de estabilizar las posiciones dominantes de cada mercado, favorece el desarrollo de los negocios de los actores concentradores, y compensar posibles quebrantos privados en materia de exportaciones.
En ese contexto, el troceo venía bien para que las empresas exportadoras de carne – el Consorcio ABC -, pudieran “colocar” en el mercado interno posible remanentes de exportación, que por las restricciones aplicadas al sector, no habían podido despachar.
En el Gabinete conformado por el superministro casi presidente, Sergio Massa, no se negaron a la iniciativa, pero es evidente que no pretenden aplicarla tal cual fue concebida. Según Bahillo, “la decisión de implementar el troceo sigue firme y se sostiene, pero eso no significa que no entendamos la complejidad que tiene la implementación de la medida”. De allí la nueva alternativa de conformar la “Mesa Técnica”.
No es descabellado decir, que la “mesa” es una manera elegante de patear la pelota hacia adelante, y es probable que para el 15 de enero vuelva a postergarse la implementación de la política. Sucede que en esa instancia se pondrán en discusión los distintos reclamos y planteos de los actores de la cadena.
En al menos un año y medio de discusión sobre el tema pasó de todo. Por un lado, un sector de la pata gremial que parecía acompañar la propuesta del troceo, alegó que las piezas no superaran los 32 kilos. Hoy por hoy podemos decir que fue gol para ellos. Si bien no hay nada definido, ese ítem no se discute si es que el troceo se implementa.
Por otro lado, los frigoríficos de abastecen solamente el mercado interno (que son 3 de cada 4), argumentaban que el troceo era una maniobra de los exportadores para concentrar mercado, eliminar competencia y tener un resguardo en el ámbito local se las ventas externas descendían. Ante ello, proponían que antes del troceo, se habiliten los medios mecánicos para el manejo de las medias reses, si el problema era el acarreo al hombro tradicional.
Esta propuesta no fue aceptada en principio, porque eso implica que camiones y establecimientos deben adaptar las estructuras para instalar los equipos. Pero el planteo de fondo, dirigido a la presunta concentración de mercado, no fue discutido. Gol para ellos también.
Se habló también de un doble estándar sanitario, porque el troceo fue impulsado por nación, pero no inhibe las normativas provinciales y municipales. Por tanto, nadie sabría a ciencia cierto, cómo dónde y cuándo vender, y a qué precio. “Y sí; claro. Es lógico lo que dicen”, sentenciaban todos los que opinaban al respecto. Gol para ese sector también.
Los carniceros también decían lo suyo: el costo de la carne subiría y por tanto se trasladaría al mostrador; al tiempo que no podían garantizar la fuente laboral de parte del personal contratado: de la noche a la mañana se quedaban sin función y no atienden al público. Además, implica un sueldo más elevado. Nadie contradijo a los carniceros; por lo tanto, gol del carniza amigo.
Entre tantos goles repartidos, el Gobierno lo resolvió sencillamente: se patea la fecha de implementación 50 días; se arma la “Mesa técnica”; y vengan todos.
Seguramente la implementación se va a demorar más allá de enero, y optarán por cierta gradualidad. Lo que no creemos que se descarte es el troceo en sí mismo, y una intención no manifiesta de que el “equilibrio desequilibrado” de la cadena cárnica se modifique. No se van a tirar en contra de los exportadores.
Fuentes: SAGyPN / Bichos de Campo / Archivo Chasqui Federal