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Entre las cosas que están prestas a entregarse en los próximos meses, estaría la empresa IMPSA. Todo apuntaría a que las multinacionales interesadas en la firma estatal, se conviertan al mismo tiempo en prestadoras, proveedoras, generadoras y comercializadoras de energía.

Redacción

Es fundamental comprender lo que advertía el colega Daniel Arias desde el portal de noticias AgendAr la semana pasada, en referencia a la venta de la empresa estatal IMPSA, una de las principales firmas realizadoras de importantes obras complejas en materia de energía, siderurgia y tecnología.

Entre otros trabajos, la empresa radicada en Mendoza, fabricó los cuatro generadores de vapor de la central nuclear de Embalse, en Córdoba; el recipiente de presión del CAREM prototipo, que se está montando en el predio de las centrales Atucha I y II en provincia de Buenos Aires.

Al decir de Arias, con el cual coincidimos plenamente, la venta de IMPSA, implica para el Programa Nuclear Argentino, la desnacionalización de un proveedor local de grandes componentes de aleaciones especiales. Una tragedia de múltiples dimensiones. Por un lado, tales componentes en lugar de fabricarse en el país y pagarse en pesos, se realizarán afuera y su importación deberá ser afrontada en dólares. Por otro, vender es entregar también el acervo, conocimiento y desarrollo soberano de tecnología, calificación industrial de máxima excelencia internacional.

En criollo; entrega de soberanía.

Algunos antecedentes publicados en medios mendocinos y abordados por al fuente, nos vendrán bien para describir la situación.

Industrias Metalúrgicas Pescarmona Sociedad Anónima (IMPSA), fue fundada en 1907 por Enrique Epaminondas Pescarmona. En 2021, el Estado nacional argentino y el Gobierno provincial, adquirieron la mayoría de su paquete accionario, con el objeto de controlar la firma y salvarla de la crisis financiera que atravesaba.

Sin embargo durante 2023 la empresa fue puesta en venta y en Mendoza se habla con seguridad de dos importantes interesados para quedarse con la firma. Si bien los nombres se mantienen en la confidencialidad – al decir de la fuente -, lo que restaría es cerrar el acuerdo de traspaso accionario estatal.

Oportunamente, en Estado nacional desembolsó 1.300 millones de dólares, y el mendocino otros 500 de cara a controlar y recuperar la firma. Al cambio de la época, tal suma implicaba alrededor de 15 millones de dólares. Se asegura por otra parte que el desembolso terminó cercano a los U$S 20 millones para el salvataje financiero que devino en la estatización: 72% a favor del Estado Nacional y 12% a favor de la provincia de Mendoza. El restante 16% quedó en manos de la familia Pescarmona y bancos accionistas.

Debe tenerse en cuenta que, en su buena época, IMPSA supo tener de clientes o competidores a firmas tales como la alemana Siemens, la estadounidense General Electric y la francesa Alstom. En los últimos años, la firma afrontó varias de las obras metalúrgicas más complejas y de alta calificación internacional.

En criollo, las famosas pero por el momento no develadas, multinacionales interesadas, no se llevarían un taller metalúrgico. Se apropiarían de una fábrica estratégica para los intereses nacionales.

Supuestamente, lo extranjeros interesados están atentos a otros factores que decidirían la compra o no se la empresa. Por un lado, los términos de la continuidad del Plan Nuclear Argentino; y por otro el desarrollo del proceso de renovación o no, de las concesiones de las centrales hidroeléctricas ya vencidas o prontos a caducar.

IMPSA, además de fabricar componentes y realizar reparaciones para Yaciretá, es proveedor de turbinas y equipos de las principales generadoras del segmento, como ser Los Nihuiles y Diamante, en San Rafael; o El Chocón, en Neuquén y Río Negro.

Hay una versión que la una vez privatizada IMPSA, pueda tirarse a integrar varios eslabones en la cadena de generación, pugnando por la operación de las centrales, ser proveedor de tecnología, mantenimiento y – lógicamente – energía al sistema interconectado nacional. Un curro interesante, que es pensado abiertamente como si se tratara de la compra de un poco de azúcar y colorante para fabricar pirulines.

Otras cosas que IMPSA fabrica, son las grúas portuarias y diverso equipamiento complejo de maniobras en muelle y logística integral; sin olvidarnos de los componentes para las centrales nucleares.

Según se dice, IMPSA involucra alrededor de 300 millones de dólares entre patrimonio y proyectos en ejecución; además de deudas en préstamos y compromisos por alrededor de U$S 110 millones.

Veremos qué pasa, pero parce un proceso de negociación hecho a medida de lo que estipula en denominado RIGI, de reciente aprobación.

Fuente: AgendAr / Sitio Andino

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