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La caraduréz de las exportadoras foráneas

Algunas de las principales transnacionales exportadoras que participan de la cadena sojera, expusieron la semana pasada en ACSOJA los trazos fuertes que debería seguir en Gobierno Nacional para que “Argentina sea competitiva” (es decir, para que ellas se beneficien). La propuesta es simple: para las actividades que ya tiene aseguradas y dominadas proponen desregulación. Al contrario, en aquellas donde deben hacer pie, exigen el protagonismo estatal y regulaciones a la altura de las circunstancias.

Redacción

La semana pasada, la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA) realizó el Seminario 2024 de la entidad en la Bolsa de Cereales de Rosario. Allí desfilaron exponentes de las principales multinacionales que manejan el negocio de la producción de granos y subproductos en el país y la región, donde debatieron un posible futuro sustentable para la cadena, partiendo del escenario actual.

Así, ejecutivos de las empresas extranjeras con sucursales en Argentina COFCO (China), Dreyfus (Francia), Cargill (Estados Unidos), y representantes de la firma nacional Molinos Agro, propiedad de la familia Pérez Companc, coincidieron en que la quita de los derechos de exportación (retenciones), son el factor necesario para revitalizar la producción de granos y de biocombustibles en Argentina.

Desde COFCO, plantearon que la industria de la soja atraviesa una difícil situación en Argentina, ya que el país permanece “estancado” en un tope de 50 millones de hectáreas desde hace más de diez años; mientras en el mismo lapso, Brasil duplicó su producción. Respecto de la falta de inversión, alegó que la firma trabaja al 70% de su capacidad instalada, por es lo que le permite la ecuación vigente con una alta presión fiscal; lo cual reconocieron que afecta al resto de la cadena.

El representante de Dreyfus, advirtió que la caída de casi 90 dólares en Chicago en comparación con el año 2023 se debe a la cosecha récord que está teniendo Estados Unidos, lo cual genera una oferta abundante en el mercado internacional. Con lo único que puede seguir compitiendo en el mundo nustro país sería con la harina de soja, aunque debería incrementar su capacidad de producción y ecuación de costos, ya que sus principales competidores – Brasil y Estados Unidos -, viene, haciendo importantes avances en el desarrollo del segmento.

Desde Cargill se definió la situación actual como el final de un “superciclo” que benefició a la cadena sojera en las últimas casi tres décadas. Además de repetir el mejor posicionamiento de los principales competidores de nuestro país, remarcó el proceso que viene llevando adelante China en materia de sustituir importaciones primarias. Esto específicamente, reduce la demanda externa que hace el gigante asiático en el mundo. Así, hay un principal comprador que produce por sí mismo, y oferentes con cada vez más mayor disponibilidad de granos y subproductos. Según este ejecutivo, Argentina deberá ser ágil en la estrategia de proyección internacional.

Respecto de la firma Molinos Agro, se destacó que el ritmo de comercialización está en apenas en un 50% de lo que se debería haber vendido a esta altura; a pesar que la campaña 2023-2024 fue buena. Esta cuestión, además de afectar la capacidad operativa de la industria en general, serviría como dato evidente, para que la soja vaya hacia un escenario de menores alícuotas de retenciones, y se ubique con mayor cercanía a las de otros cultivos. El ejecutivo afirma que se “estimulen las ventas y activar la actividad industrial”.

En cuanto a los biocombustibles, el representante de COFCO destacó que tanto Estados Unidos como Brasil están aprovechando la oportunidad de destinar el 50% de su aceite para la producción de biodiesel. Según él, la iniciativa “ha mejorado los márgenes de molienda en esos países y ha incentivado las inversiones en plantas de molienda”. Así, instó a que en Argentina, se construya “un marco regulatorio atractivo” para esa actividad, de cara a ser competitivos en el mundo.

Molinos Agro por su parte, alegó por establecer una legislación de biocombustibles que no solo fomente el crecimiento de toda la cadena agroindustrial, sino que también aumente la capacidad de pago de los productores de soja.

Unos fenómenos los muchachos. En función de su conveniencia y relación con sus casas matrices, solicitan desregulación o mayor regulación que se adapta a sus necesidades.

Es simple: si hay algún mercado que no dominen del todo, exigen “reglas y regulaciones claras”. En criollo, arma la ley a favor nuestro, que necesitamos 10 o 20 años para montar el negocio.

Si esa parte ya está resuelta, exigen la desregulación inmediata, porque es lo que les permite, no sólo mayores márgenes económicos, sino también definir política productiva para toda la cadena, sin necesidad de lidiar con las pretensiones fiscales del Estado.

Lógicamente, estas cosas pasan cuando el Estado, en lugar de ejercer la actividad productiva,  pretende cobrar impuestos y asumir las pérdidas.

Fuente: ACSOJA / BCR

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