La maldad como forma de gobierno

La peor de las discapacidades es ser incapaz de mostrar amor por el prójimo.

Por Guillermo Perrone (*)

«La brújula de los que nos conducen -me dijo Chicharrón-, va hacia la muerte. Pero, así y todo, caminamos hermanados en esa dirección. Como drogados vamos andando indefendiblemente. Parecemos idiotas, viste…».

No han visto nada todavía de lo que planean estos cráneos malditos. El veto, no es sobre una ley. El veto es la prohibición de la vida. Es «yo prohíbo» y en una democracia -si así fuere-, no debería existir este poder.

Pero Chicharrón tampoco debería existir. Por eso caminó con Ombligo hacia el cementerio de mi mente. Buscando su propia muerte. Anhelando verse parado frente a su propia lápida. Pensamiento oscuro.

Todos tenemos alguna discapacidad. Pero creo que la peor de todas es la de no poder expresar amor por el prójimo. Y esto hasta Chicharrón lo entiende bien. Y si lo entiende él, ¡vos también podés pelafustán!

Los hermanos argentinos discapacitados deben ser atendidos en los lugares más lujosos de la Patria. Comiendo todo aquello que nuestra tierra produce y siendo servidos por los mejores profesionales que podemos brindarles.

Lo más justo sería que no existieran. Que no tengan que ver la crueldad con la que el argentino más importante los está tratando. Condenándolos a la muerte en muchos casos. Pero de la peor forma, lenta y despiadadamente.

Frente a la naturalidad con la que la sociedad se expresa, hasta Chicharrón -que es un desalmado-, se mostró preocupado.

Cómo nadie le rompe un martillo en la cabeza. Cómo estamos tan panchamente domesticados.

Pues nos llenaron de stream con la offshore SA y de música de combate POP pero nos robaron el alma. O algo le ponen adentro a la comida. Nariz. Quedó horrible todo.

Después, hablemos de lo macabro del personaje que hemos creado, que financió el propio kirchnerismo, que mantuvo el confederado realista por unos miserables puntitos de rating. Que el peronismo alentó con sus sindicalistas.

Y lo loco es que no solamente no construirá hospitales, sino que además, tampoco inaugurará cementerios. En el plan de este hombre la muerte nos va a encontrar desparramados en la vereda.

Pero vos tranquilo Chicharrón, que para la muerte nos falta un poquito de tiempo si Dios quiere todavía. Y existe.

(*) Escritor frustrado, mal poeta, peor dramaturgo. Pésimo hermano, mal amigo, y un verdadero fastidio como padre. Hacer mal es mi especialidad. El mundo es excelente. Es mi presencia ruidosa y molesta lo que destruye la armónica existencia humana.

Fuente: Cuenta Substack del autor (substack.com/@chicharronio/)