Malvinas y Atlántico Sur. Gran Bretaña, España y Gibraltar. El cónclave del 16 en Bruselas. Historias de amores y odios. La “profunda lealtad a Gran Bretaña”. Los cipayos.
Por Pablo Casals
El jueves, en el parlamento europeo, se debatió una cuestión de carácter fundamental para Argentina. Los medios de nuestro país en general estuvimos al margen. Algunos pocos, nos quedamos esperando los reportes del otro lado del mundo que fueron llegando a primera hora del viernes. El resto, suponemos que ni se enteró de lo que vamos a cotarles ahora.
Primero, un dato. Malvinas, las demás islas y el resto de la mitad de nuestro Atlántico Sur, no es el único territorio que Gran Bretaña mantiene invadido en el mundo y los considera “territorios británicos de ultramar”. Tiene unos cuantos más, pero el que nos interesa hoy es el peñón de Gibraltar, en España. En la puerta del Mediterráneo.
Los ingleses también le dan carácter de territorio de ultramar a ese pedacito de territorio español que – oh casualidad – está ubicado en un lugar estratégico para la navegación y el comercio internacional. Los británicos están ahí desde el siglo XVIII. Ya ven que nunca han sido tontos los muchachos para invadir territorios.
Sin embargo, dados los vaivenes de la política internacional de los últimos años, ha surgido un “problemita” para los británicos que debe ser atendido con premura, pero que de consumarse le viene muy bien a la Argentina.
Un poco de historia reciente
Recordemos que, tras el referéndum de 2016, la población de Gan Bretaña resolvió separarse, salirse, de la Unión Europea. Este proceso consumado el 1° de febrero de 2020, fue denominado como “Brexit”. Pero, los muchachos de la Vieja Albion, dejaron los dedos apoyados en dos puntos: uno es Irlanda del Norte, pedazo de la isla de Irlanda también invadido por los británicos. El otro es justamente Gibraltar.
Ocurre que Inglaterra salió de la Unión Europea (UE), pero dejó “adentro” ese enclave colonial en territorio español. Por lo tanto, y – valga la redundancia – en tanto Gibraltar está “muy sospechado” de ser un paraíso fiscal, los ingleses para variar, estarían haciendo alguna “trampita” que afecta al bloque continental.
España reclama como suyo el peñón en lo formal. De hecho, desde 2019 la UE considera a Gibraltar como un “enclave colonial británico”. Pero tampoco se crea el lector que los hispanos han llevado adelante unca cruzada por la soberanía nacional. Para nada.
Lo que reclaman, es poder compartir el aeropuerto que posee el peñón – ubicado casi en el límite -, de cara a favorecer cierto movimiento logístico que España necesita en esa región; y ya que está, gozar un poquito de las ventajas aduaneras que los británicos han desarrollado en Gibraltar.
A esta altura del campeonato ambos reinos, Gran Bretaña y España, no se van a estar peleando. Ya conoce el lector la postura editorial respecto de la relación histórica entre ambas coronas desde el siglo XVII en adelante. Esas cosas de amigo/enemigo propias de una potencia imperial consolidada como supieron ser los ibéricos, en relación con una potencia emergente como eran los británicos en la época.
Más allá de la evolución de los hechos a lo largo de los siglos, esa relación llega hasta nuestros días, y a la Argentina la sigue afectando bastante. Recordemos algunos hechos “al pasar”:
Si hace falta, lo diremos en criollo: el reino de España es aliado estratégico y fundamental del reino de Gran Bretaña para garantizar su enclave invasor en nuestro territorio nacional.
¿Qué pasó el jueves?
No mucho como era de esperarse. Una mano lava la otra. En Bruselas se reunieron los encargados de relaciones exteriores de ambos reinos – José Manuel Albares y David Cameron -, junto con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic; y el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo.
Luego, en un comunicado conjunto de Madrid, Londres, Bruselas y Gibraltar, destacaron que hubo «avances importantes» en la negociación sobre la situación de Gibraltar, y que estarían cerca de un “pacto” – otro pacto entre ambos reinos -.
Los intereses de las partes son los siguientes: España quiere usar el aeropuerto y participar de las “ventajas aduaneras”. Gran Bretaña, no quiere perder posición territorial al tiempo que tampoco quiere que Gibraltar deje de ser “territorio de ultramar” a partir de argumentos basados en la soberanía territorial. La Unión Europea pretende que ambos reinos lleguen aun acuerdo antes de las elecciones en el bloque que tendrán lugar entre el 6 y 9 de junio.
Hasta el momento, esta redacción no se anotició de una nueva fecha de reunión. Lo que sí sabemos es que la preocupación británica es considerable, y está haciendo ruido en su propio parlamento. El temor central es perder soberanía sobre el peñón, y que se le complique todo el panorama internacional.
La UE presiona a Gran Bretaña porque también quiere alguna participación en su “aduana especial”. Pero, si arregla con España, la cosa estaría en principio saldado y “todos amigos”. El reino de España, en su rol que lo caracteriza, tiene “todas las intenciones” de llegar a un acuerdo.
La “profunda lealtad a Gran Bretaña”
La cosa es que los ingleses se pegaron un jabón bárbaro y están arrancando con un verano inquietante. Tal es así que los medios de Londres le “encargaron” a Cameron que esté bien despierto durante las negociaciones.
Por ejemplo, el historiador británico, pluma y mensajero del parlamento, David Abulafia, escribió en The Telegraph que de ceder Cameron parte de la soberanía de Gibraltar sentaría un precedente que Argentina podría tomar para la causa Malvinas (el gringo como se imaginarán, escribió Falkland), “y podría significar que Argentina compartiera partes del territorio soberano británico”.
Así, aunque la cosa parece evolucionar en favor de los ingleses, no está todo dicho. La clave de las próximas semanas será conformar a España y a la UE.
La diplomacia inglesa pretende no afectar el status actual. Cualquier forma de “copropiedad” o “coderecho” sobre el aeropuerto afectaría negativamente a los intereses militares británicos, dado que la pista de aterrizaje es compartida entre el aeropuerto comercial y la base de la Royal Air Force.
Por lo tanto, tratarán de “convencer” a España de que se conforme con las concesiones arancelario comerciales (guiño, guiño).
España expresó voluntad al respecto. Según Abulafia, en consideraciones respecto de los hispanos, manifestó que “su identidad distintiva y su profunda lealtad a Gran Bretaña no deben alterarse por ningún motivo”.
Mientras tanto, Argentina está con la ñata contra el vidrio. No hay riesgo para ninguno de los dos reinos en que el Gobierno argentino interceda a favor de la recuperación de nuestros territorios. El cipayismo de su conducción ejecutiva y diplomática, es absoluto.
Fuente: Unión Europea / El País / 20 Minutos / The Telegraph / MercoPress / Archivo