La SRA se identifica con gobiernos elitistas, afines a la oligarquía y que desprecian al pueblo común, además de operar como agente de la destrucción industrial y tecnológica, que acciona para involucionar e incluso destruir las leyes laborales, desfinanciar a la educación pública gratuita e igualitaria y a la cobertura sanitaria total para todos.
Por Carlos Andrés Ortíz*
Analizando hechos recientes
La misma línea de pensamiento y acción político – económica, socialmente oligárquica y excluyente de las grandes mayorías populares, es la que marca la continuidad de los fervorosos aplausos y expresiones de total aceptación, que marcaron los recibimientos y discursos de bienvenida, tanto a Videla como a Milei; ambos claramente identificados con la vetusta y retrógrada oligarquía “del campo”, y subordinados gustosos a los mandatos de los poderes imperiales, o sea, antinacionales por definición, cipayos por vocación.
Por el contrario, son de recordar las silbatinas y gruesas agresiones verbales, que, en el mismo ámbito, recibió Alfonsín, quien sin ser “santo de mi devoción”, no fue un entreguista neoliberal, ni una marioneta del establishment apátrida.
Claramente, la SRA se identifica con gobiernos elitistas, afines a la oligarquía y que desprecian al pueblo común, además de operar como agente de la destrucción industrial y tecnológica, que acciona para involucionar e incluso destruir las leyes laborales, desfinanciar a la educación pública gratuita e igualitaria y a la cobertura sanitaria total para todos; siendo el claro objetivo de esa minoría, llevarnos a los empujones a aquella terrible realidad semifeudal que caracterizó a Argentina a fines del siglo XIX y comienzos del XX.
Constantes político – económicas que definen a la SRA
Creada en las aciagas épocas de la muy impopular Guerra de la Triple Infamia, con la primera presidencia institucional a cargo de un Martínez De Hoz, del cual fue descendiente el exministro del siniestro “proceso”, José Alfredo Martínez De Hoz, el accionar institucional de la SRA (Sociedad Rural Argentina) no solo se mantuvo, sino que se acentuó con el pasar de los años, siendo hasta hoy el bastión inexpugnable del ultra conservadurismo acentuadamente reaccionario, que añora la estructura socio política de fines del siglo XIX, de claros tintes semifeudales, con la cosificación del humilde gauchaje, y la exclusión socio económica de las grandes mayorías de nuestra población.
Declamando un pseudo patriotismo meramente formal, al estilo de los milicos proceseros, a puro himno y bandera, pero hueco de real patriotismo, la oligarquía campera siempre presionó y cuando tuvo poder accionó, para destruir al sector industrial, y también al tecnológico, este último exceptuando a aquellos entes que favorecen a la ganadería y la agricultura.
La egoísta y miope noción de supuesto patriotismo, de la SRA se focaliza excluyentemente en “el campo”… pero incluso no todo “el campo”, pues poco o nada le interesó ni le interesa la realidad de las provincias excluidas del núcleo duro de la Pampa Húmeda.
Es muy claro que para esos pseudo patriotas, solo les interesan sus estancias, de enormes superficies, desentendiéndose o incluso despreciando todo lo que no tenga nada que ver con sus intereses económicos, y a lo sumo, los de sus pares oligarcas pampeanos.
No es un dato menor, que la SRA aportó al muy infame y apátrida “proceso” cívico militar, a quien fuera el “superministro” que indicaba al poco ilustrado presidente usurpador Videla, que acciones ejecutar. Y fue el siniestro “proceso”, el que nos metió a la fuerza en el muy perverso neoliberalismo, comenzando el feroz industricidio y tecnicidio (con muy pocas excepciones), impidiendo toda oposición en base al terrorismo de Estado.
La SRA apoyó explícitamente, incluso con solicitadas, al muy nefasto y brutal “proceso”, avalando con eso no “solo” la destrucción económica y la degradación social perpetradas con toda intencionalidad y alevosía; y el burdo manejo geopolítico que nos metió en una guerra irracional, sino que también apoyó la violencia institucionalizada por el Estado (con víctimas brutalmente masacradas, como el Mayor -Tte. Coronel Post Mortem- Bernardo Alberte, el gremialista Oscar Smith, la diplomática Elena Holmberg, entre muchos más que nunca pudieron ser calificados de “subversivos”), lo cual sumado a la irracional violencia de las
guerrillas, provocó un contexto similar a una guerra civil, sutil y claramente delineada y fogoneada por el poder neocolonialista anglosajón, tal como lo sugirió pocos años antes Harry S. Ferns.
Es decir que la SRA fue cómplice confesa y activa, de las tropelías provocadas por el “proceso”. No sorprende que sea cómplice del destructivo accionar de libertarios y sus secuaces.
Síntesis histórica. Del medio siglo mitrista al golpe de Estado de la década infame.
Respecto a la creación de la muy oligárquica SRA, seguramente da para pensar, que mientras se masacraban en una guerra fratricida, miles argentinos, paraguayos, uruguayos y brasileños, fogoneada tras bambalinas por el Imperio Británico; la casi recién creada oligarquía mega terrateniente de la Pampa Húmeda, operaba para institucionalizar sus intereses, básicamente los de la clase socio económica vinculada a los intereses terratenientes y ganaderos, posiblemente sin considerar los horrores de esa masacre que terminaría en un exterminio casi total del pueblo hermano de Paraguay. Guerra a la cual los criollos del interior argentino, se negaban a ir, pues Paraguay no era el enemigo.
También cabe recordar que, en plena guerra contra Paraguay, el unitario presidente Mitre, llevó a cabo una “guerra de policía”, contra los caudillos federales, del interior profundo, para erradicar toda idea de federalismo. Le dio ese carácter de falsa “operación policial”, para desacreditar a los caudillos, y buscar falsos justificativos para esas operaciones de brutal exterminio, para lo cual utilizó a un puñado de mercenarios uruguayos con cargos de oficiales del ejército, con cuyos respaldos emprendieron sangrientas campañas de genocidio, como el cobarde asesinato del Chacho Peñaloza, asesinado luego de no oponer resistencia alguna a su detención, completando la barbarie exhibiendo por varios días su cabeza expuesta en una pica.
No es un dato menor, que la poderosa oligarquía campera de Argentina, se adueñó de enormes extensiones de las privilegiadas tierras de la Pampa Húmeda, durante los gobiernos de Mitre y Sarmiento, fuertemente unitarios, clasistas con claros desprecios al pueblo común (por esos años analfabeto), y afines a los poderosos, a los que facilitó la apropiación de campos, con el accionar de los leguleyos, a quienes les resultó fácil expulsar a humildes pobladores, que debieron transformarse en gauchajes migrantes, privados por la fuerza de sus ranchitos y sus pocos bienes esenciales.
En ese medio siglo largo de excluyente poder oligárquico (1852 – 1916), posiblemente los únicos presidentes que, sin salir del contexto liberal, demostraron actitudes patrióticas, fueron “El Gringo” Carlos Pellegrini, y “El Zorro” Julio Argentino Roca; desperdiciándose una muy favorable coyuntura mundial que nos hubiera facilitado industrializarnos y desarrollarnos…pero eso nunca interesó a la miope y egoísta visión de la que fuera llamada “la oligarquía de la bosta”.
Ese proceso de apropiación de tierras, es poco o nada mencionado por la corriente histórica academicista, continuadora de los escritos mitristas; pero es fundamentadamente descripta por historiadores revisionistas.
El yrigoyenismo dejó su impronta de cambios en el poder formal, con participación popular y algunas acciones muy relevantes en lo económico, como la creación de YPF; además de un accionar patriótico e independiente en política exterior. Pero en 1930, la vieja oligarquía, con algunos renovados apellidos y otros de larga prosapia, volvió a detentar el poder formal, usando los servicios de Uriburu, tal vez bien intencionado desde su estrecha comprensión del esencial concepto de patriotismo, pero de evidentes pocas luces para entender el complejo contexto nacional y mundial.
(*) Analista de Temas Económicos y Geopolíticos.
Fuente: Portal del autor (caoenergía.blogspot.com)