México se ha convertido en nuestro ejemplo semanal del desfalco al que se están sometiendo las naciones latinoamericanas. La Alianza del Pacífico y el TLCAN, en relación directa con la Asociación del Comercio Transpacífico (TPP) y la denominada nueva “ruta de la seda”, ponen al país azteca es una situación de vulnerabilidad inminente.
Redacción
México se encuentra ante una encrucijada de sangría para sus recursos estratégicos y su soberanía nacional. A la esperanza de renovar un vínculo nefasto para su economía, como sería la reedición del TLCAN con Estados Unidos y Canadá, en perores condiciones relativas a las del acuerdo original de 1994; se le suma la apertura hacia Oceanía que anunció la Alianza del Pacífico, donde en conjunto con Colombia, Chile y Perú, postulan una mayor liberación de sus relaciones comerciales con Australia y Singapur, en lugar de un fortalecimiento e integración regional con sus países socios.
La sangría hacia Oeste
Los presidentes de los países miembros de la Alianza del Pacífico, Juan Manuel Santos (Colombia), Michelle Bachelet (Chile), Enrique Peña Nieto (México) y Pedro Pablo Kuczynski (Perú); anunciaron en comunicado conjunto que la próxima cumbre del organismo se realizará en la ciudad de México, durante el 24 y 25 de julio próximo.
Los mandatarios anunciaron al mismo tiempo la férrea voluntad de acelerar la integración profunda y la asociación con Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur. Según se expuso, los mandatarios suscribieron el “compromiso de seguir avanzando en la construcción de una integración regional profunda, basada en la libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales que contribuya a nuestra proyección global, especialmente en la región del Asia/Pacífico”.
El documento final postula una voluntad de construir una visión estratégica hacia el año 2030, que los países miembros denominaron “Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Este acuerdo entre México, Perú, Chile y Colombia, no es azarozo. Para 2030 se espera que caduquen la totalidad de acuerdos arancelarios entre los cuatro países. Así, la Alianza del Pacífico, compartirían políticas de fortalecimiento de los mercados internos, y potenciar las posibilidades de inserción en las cadenas globales de valor.
La sangría hacia el Norte
Los anuncios realizados por Trump relativos al arancelamiento para la importaciones de acero y aluminio, tuvieron repercusión también en sus socios del Tratado de Libre Comercio de Amárica del Norte (TLCAN), Canadá y México. En sendos comunicados, Trump y el representate comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, hiceron especial hincapié en esas naciones, dadas las vísperas de la posible firma de un nuevo acuerdo entre los tres países.
Si bien Trump manifiesta la voluntad de firmar un acuerdo “justo” para los integrantes, funcionarios de su gobierno manifestaron que si fracasan las gestiones tripartitas, buscarían acuerdos bilaterales. Asimismo, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, declaró que una vez se firme el nuevo TLCAN, Canadá y México estarán exentos de las tarifas a las importaciones de acero y aluminio.
Las formas de presión hacia México y Canadá, no se detuvieron allí. Trump advirtía que Canadá deberá mantener las puestas más abierta hacia el agricultor estadounidense; al tiempo que solitó a México “hacer mucho más para evitar que las drogas lleguen a territorio norteamericano”.
Las mieles de la seda
A este panorama lo sobrevela un fantasma: China. Tras la aparente retirada de la compulsa mundial por el liderazgo comercial de Estados Unidos, el “gigante asiático” intenta ampliar su influencia. La semana pasada Chasqui Federal, analizó dos aspectos del conglomerado denominado Acuerdo del Transpacífico (TPP), donde China domina el centro de las acciones.
México, en el intento de la Alianza del Pacífico se abrirse a Oceanía, busca sin dudas, una mayor correlación de fuerzas respecto de China y sus aliados -entre los que se encuentra Canadá.
El recrudecimiento de las medidas proteccionistas de Estados Unidos hacia sus socios inmediatos, también tiene como excusa principal el rol que China está ocupando en el mundo.
Mientras la Unión Europea se hace la distraída por el supuesto “beneficio” que le acarreará la nueva “ruta de la seda”; la soberanía de América Latina está en riesgo nuevamente. México, se ha convertido en el ejemplo de la semana; así como en la anterior lo fue Chile.
Fuentes: Prensa Latina / Diario La Jornada