Manda el dinero: Estados Unidos, Rusia, Alemania, Venezuela, el petróleo y el gas

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Manda el dinero: Estados Unidos, Rusia, Alemania, Venezuela, el petróleo y el gas

Al gobierno de Estados Unidos se le abrieron dos frentes de conflicto por el tema energético en los últimos días. Por un lado, sus principales firmas petroleras presionan para levantar el bloqueo impuesto a Venezuela. Por otro, Rusia, corta suministros a sus países aliados en Europa, pero mantiene entendimiento con Alemania.
Redacción
Es evidente que algunas situaciones van a modificarse más pronto de lo que pensábamos. Al menos cinco de las grandes firmas petroleras norteamericanas que se vieron afectadas por las sanciones desde su país a venezuela, ahora están moviendo la estantería para que Biden cambie de posición. Máxime, luego de los últimos acontecimientos desarrollados por Rusia respecto del gas en Europa.
Así, las firmas Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes y Weatherford International, que tienen prohibido desde 2019 ayudar a la estatal venezolana PDVSA y sus empresas conjuntas a producir petróleo, pugnan por alguna flexibilización por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de una licencia restringida que las cuatro empresas comparten con la Chevron, y poder expandir las operaciones.
De obtener autorizaciones para reiniciar la perforación petrolera en el país sudamericano, dichas empresas prometen a Venezuela aumentar la capacidad de producción más allá de 1 millón de barriles por día. A través de PDVSA, el hermano país no está muy lejos de ese objetivo, aunque según los norteamericanos, la producción venezolana cayó un 60% desde el inicio del bloqueo.
Las firmas van por todo: la propia política exterior de su gobierno incidió en la prohibición de importar energía rusa como sanción al conflicto con Ucrania, y por tanto las empresas buscar aprovechar lo mejor posible la suba del precio del barril petrolero por encima de los 100 dólares. Entonces, más allá de que el Gobierno de Biden extendió las sanciones contra Venezuela que datan desde 2015, el contexto internacional de negocios hace que al presidente se le abra ese frente interno.
Desde Europa las cosas no le van mejor al gobierno porque se les abrió un nuevo frente. Es sabido que Estados Unidos pretende abastecer a Europa del recurso energético que hoy provee Rusia. Puntualmente, busca llegar con petróleo y gas a Alemania, el país clave en la región.
Sin embargo, Rusia movió piezas: ayer anunció el corte de suministro de gas a Polonia y Bulgaria por no pagar en rublos. Decisión que estos países y la Unión Europea tildaron de «chantaje» y violación de los contratos preestablecidos.
Rusia por su parte, informó que la medida obedece a una respuesta soberana, tras la promesa de enviar más armamento a Ucrania por parte de Estados Unidos y otros países occidentales. Asimismo, el vocero de Vladimir Putin informó a la prensa que la exigencia de que se le pague en la moneda rusa y no en dólares o euros, obedeció a sanciones occidentales por las que se congelaron sus reservas en divisas extranjeras en bancos en el exterior. Manifestó que dicha confiscación fue un «robo» de una «parte significativa» de las reservas rusas como parte de una «acción hostil sin precedentes» de Occidente contra Rusia.
Así las cosas, mientras Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Europea buscan escalar el conflicto desde el plano energético y dirimir el futuro del negocio, Alemania aseguró oficialmente, “que el suministro de gas ruso está garantizado y agregó que los importadores energéticos siguen pagando en euros”.
Si bien desde lo periodístico afirmar y dar por sentado un resultado final al conflicto es una irresponsabilidad, dados los acontecimientos pueden evaluarse algunas cuestiones: por una parte, el frente interno estadounidense no es homogéneo respecto de Venezuela si el contexto internacional favorece negocios para sus empresas.
Por otra parte, que su “frente aliado” en la Unión Europea no es tan compacto como parecía de cara a un “parate” energético. Alemania mueve su industria con gas ruso, y no hay viabilidad de costos para un “Plan Marshall” energético.

Fuente: Télam / Nodal / Sputnik

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