¿Cuánto pasó desde el anuncio de la “unidat” bajo el mote de “Fuerza Patria”? ¿Diez días? ¿Quince, veinte? Supongo que estaremos de acuerdo que – a esta altura- ya no le importa a nadie. Con la mano en el corazón: ¿alguno creyó que iba a funcionar?
Por Pablo Casals
Hace unos años y de movida nomás -cuando todo esto era monte y la mayoría de ustedes no se va a acordar-, algunos dijimos cuando nos enteramos que el candidato a presidente designado era Alberto Fernández: “es cualquiera”.
Era cualquiera. La principal referencia política nacional, la que tenía para arrancar el 30 o 35% de los votos asegurados sólo por presentarse, vaya a saber por qué razón resolvió designar al hasta entonces saltimbanqui “Beto”, como llave para una “unidat” que no iba a ser ni de acción ni se concepción si no se abría al armado a un debate y convocatoria de todas las fuerzas: las por entonces incondicionales; las no tanto; las reticentes; las críticas; las heridas; y las que nunca habían estado pero que deberían haberlo hecho siempre.
Y fue cualquiera nomás… Una crónica del desastre anunciado. Ayudado -hay que decirlo- por la pandemia, la sequía, la guerra de Rusia y Ucrania; pero fundamentalmente por la dinámica del amague-recule-chamuyo como forma de concebir la vida política de un país semicolonal. Un liberalismo tibio, con intenciones progresistas y con resultados altamente regresivos.
Como era de esperarse, cuando la “masa que se considera crítica” se dio cuenta no era tarde… Era tardísimo. Empezó a frecuentar lugares a los que hacía mucho tiempo que no iba y los sacaban cagando.
No era para menos. Como aquellos perros que se creen los capos de la cuadra cuando a todos los demás los tienen atados o encerrados en los patios de las casas y sólo les queda ladrar para hacerse sentir, esos otros aprovecharon y mearon todos los cordones, ruedas de coches estacionados, puertas, arbolitos, basurines. Todo sopleteado y firmado con una sentencia: “ustedes le hacen el juego a la derecha”.
Se acuerdan lo que pasó cuando tiempo después volvieron simpáticos y –“ésta vez sí”- con ganas de abrazar a todos, ¿no? Los sacaron carpiendo. O peor, les dieron el beso de Judas.
Seamos justos. Al igual que sucedió con el asunto de Alberto, muchos dijeron “votemos esto igual para que no gane tal”; o “votemos esto en defensa propia”; o “esto es una porquería pero vamos a votar igual”.
Bueno… Ahora viene más repartida la cosa. Muchos compañeros dicen lo mismo que antes. Algunos convencidos; la mayoría con resignación. Ocurre, a diferencia de las dos ocasiones anteriores -¿o fueron tres? ¿o seis?-, son unos cuantos más los que han dicho: “Hasta acá llegué”.
Claro… Si dieron cuenta que si cuestionan “le hacen el juego a la derecha”; si no aceptan “le hacen el juego a la derecha”; y si se quedan en la casa “le hacen el juego a la derecha”. Pero si se la vuelven a jugar, los cagan otra vez y pide explicaciones, también “le hacen el juego a la derecha”…. Es como el cuento de la “Buena pipa”.
En fin… anoche cerraron las listas. Mañana lunes harán los retoques de las últimas roscas tras los sendos cortes de energía.
¿En qué quedó? En “algo lindo”. El sospechado homenaje a su más reciente presidente. La “Corriente Alberto Fernández” encabeza y compone la mayoría de los puestos en todas las listas de todos los tramos de todos los distritos bonaerenses -y por lo que estuve mirando el homenaje se replica en otras provincias-. Las compañeras y compañeros que valen la pena, con los que uno puede tener algunas diferencias, pero son buena gente, en el mejor de los casos quedaron bien abajo. Para entrar a los puestos que aspiran las listas de Fuerza Patria tendrían que ganar por el 80 o 90%.
Imposible. Más aún si se sale nuevamente como un rejunte sin ideas, ni proyecto, ni porvenir desde su concepción. Sólo roscas, zancadillas latentes y una sordera abismal hacia toda voluntad popular, advertencias y buenos consejos de buenos compañeros. No hay lealtades, no hay respeto a los demás, ni mística ni capacidad de leer los vientos que corren.
¿Puedo equivocarme? Sí, claro. Siempre lo hago. No veo por qué sería distinto esta vez.
Pero en el mientras tanto, tengo una sensación: si gana por poco -casi empate-, es victoria del Gobierno Nacional. Si ganan por 5 puntos, es que perdieron 30 en apenas dos años en la provincia de Buenos Aires…
Es muy probable que ganen. Eso es cierto. Pero para que sea genuina tiene que arrasar en un contexto donde –a excepción de Formosa-, los mayores porcentajes en otras provincias se volcaron al ausentismo.
Es decir, tienen dos quilombos: uno que el pueblo vaya a votar; y dos que los voten a ellos y no a las listas del Gobierno Nacional.
¿Qué hacer? A votar hay que ir. Al mismo tiempo hay que desconocerlos. ¿Qué puede pasar? ¿Qué nos digan que le hacemos el juego a la derecha? Siempre lo han dicho y los que le han hecho el juego a los malos han sido ellos.
Sucede que a esta altura cuesta discernir quién es bueno y quién es malo.
En fin; piensen el algo lindo. Por ejemplo, reconstruir el Movimiento Popular. No está representado en las listas. No lo va a encontrar en ninguna boleta.