Mitre reencarna en el “meganegocio” del GNL

Fomentan enfrentamiento entre provincias. Desde los despachos centrales de YPF ubicados en CABA son muy elocuentes: las obras e inversiones del “megaproyecto” exportador irán para Buenos Aires o Río Negro. La que proponga el mejor acuerdo y otorgue mayores concesiones impositivas se lo queda.

Redacción

En otra nota de la edición de hoy, también reflejamos cómo desde el modelo vigente de extranjerización de recursos naturales, se fomenta la disputa entre provincias y no su complementación. En este caso, la impulsa YPF – dominada de hecho por las multinacionales – a partir del impulso del GNL.

Los datos de las fuentes, son claros. Ante una supuesta demanda masiva internacional del recurso, se da la necesidad de construir un ducto, una planta y adaptar un enclave portuario para realizar tales operaciones. Las provincias en cuestión en este tema son Buenos Aires y Río Negro, y la petrolera estatal lo plantea clarito, “el negocio se lo queda la que presente un mejor acuerdo”.

Horacio Marín, principal funcionario a cargo de YPF y uno de los más altos gerentes del Grupo Techint, habría dejado entrever que su preferencia estaba puesta en Río Negro – a través del puerto de Punta Colorada, cerca de Sierra Grande -; pero que Buenos Aires tendría las chances intactas de quedarse con el “megaproyecto”.

Los primeros interesados en realizar las adquisiciones del GNL serían la India, país centro asiático con una matriz industrial en permanente alza, lo que requiere un abastecimiento permanente de recursos energéticos, más allá de los acuerdos que este país ya mantiene con Rusia y proveedores de la región.

Las otras naciones interesas provienen de la Unión Europea. En este caso, la demanda es clave: a parir del conflicto entre Rusia y Ucrania, y por las sanciones hacia el gigante ruso – principal proveedor de gas barato para la UE -, Europa se ve entrampada en dos destinos: o primariza su estructura industrial y su matriz de alto consumo ciudadano, o paga por GNL a Estados Unidos lo que los yanquis digan.

De hecho, los norteamericanos, han recortado el saldo exportable de GNL al mundo, de cara a dar impulso a su complejo industrial abaratando la energía. Es un año electoral en el país del Norte. Triunfe quién triunfe, la política a seguir será proteccionista y el costo de generación bajo es fundamental para dinamizar la actividad interna.

Desde YPF especulan con el lanzamiento definitivo del proyecto en función de lo que pase en el Senado durante la jornada de hoy con la Ley bases, y particularmente con el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones). Alegan que para poder ofrecer a un precio competitivo el GNL en el plano internacional, se requiere una inversión fuerte en materia de infraestructura.

“Sin el RIGI no se puede”, afirman; ya que tales inversiones se canalizarían fundamentalmente por vía privada, según lo cubrimos meses atrás. O al menos eso dicen…

Sería algo inédito en Argentina. Ni siquiera los ferrocarriles que a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, que tantos beneficios les procuraron a los ingleses, fueron construidos con dineros privados. La plata fuerte, la “viva”, la puso el Estado.

Por lo tanto, nos permitimos dudar.

Hasta el momento, lo que plantean es que el 50% de las inversiones deberán realizarlas entre no más de cinco empresas, con ventajas contractuales y cuotas para la utilización de las instalaciones. El otro 50% lo pondría YPF junto con Petronas.

Petronas es la petrolera estatal de Malasia. Firma que durante muchos años fue uno de las sedes fuertes de British Petroleum, hasta que ese país asiático adquirió la independencia. El modelo de negocios es el mismo. De hecho, Malasia forma parte de la Commonwealth.

Es más… Petronas nunca interrumpió la marcha del proyecto de construir una planta de licuafección en Bahía Blanca. Es decir, las instalaciones que se necesitan para transformar el gas en GNL. Allí se espera que, a partir de 2030, se exporten alrededor de 30 mil millones de dólares anuales, de los cuales YPF se quedaría con el 35%.

Casi, casi, el modelo Vaca Muerta, pero con boladitos “libertarios”. Ya hemos descripto sobradamente cómo se hizo el planteo grueso de inversiones en el yacimiento y quién condujo el proceso.

Más allá de eso, lo puntual es el mensaje a las provincias mencionadas: las obras se canalizarán hacia “el puerto más competitivo a nivel logístico y en la provincia que ofrezca mejores condiciones impositivas”.

¿De cuanta guita estamos hablando?

Un montón. Aunque el presupuesto lo efectuaron consultoras internacionales. Se dice que se necesita construir tres gasoductos de dimensiones similares al “Néstor Kirchner”, más las plantas de licuefacción, más la inyección permanente de recursos a Vaca Muerta en una decena de pozos de explotación.

Total estimado: 55.000 millones de dólares. Guita que alcanzaría – por ejemplo – para construir diez flotas mercantes de ultramar de 200 buques cada una.

Dicen que sin el RIGI “no se puede”. Según las fuentes, la idea sería poder construir y amalgamar el ciclo lo más rápido posible en el tiempo, de cara a que la exportación sea masiva y aprecios competitivos internacionalmente. Estiman que el millón de BTU debe cotizar 8 dólares, para transitar cómodo en el mercado y mantener una demanda constante y efectiva.

Así, por un lado, tenemos una supuesta montaña de guita “aquí y ahora” que espera el mejor acuerdo con rionegrinos o bonaerenses. Por otro, tenemos una planificación del saqueo bastante clara, presupuestada y determinada. Es evidente que lo tenían pensado desde antes que asumiera el actual signo de Gobierno.

Para cerrar, sólo repetir lo mismo que al principio: además de la entrega del patrimonio estratégico de la nación, se promueve una fractura y desintegración a partir del enfrentamiento entre provincias por los negocios de las multinacionales.

En fin… si Kicillof y Weretilneck se agarran a trompadas en el puente Villarino, seguramente habrá más de uno que les tirará las culpas a los mapuches.

Históricamente, el baqueano siempre la liga primero.

Fuente: Secretaría de Energía / YPF / Gobiernos de Buenos Aires y Río Negro / Archivo Chasqui Federal