“Mundo INDEC”: se publicaron los datos de empleo del primer trimestre de 2023. La desocupación aumentó al 6,9%, y la subocupación disminuyó unas décimas. En la nota, se desarrollan algunos aspectos que el Instituto tergiversa o “disfraza” con raras categorías.
Redacción
Allá por el mes de marzo, cuando todos ustedes eran pequeños y todo esto era monte, publicamos una nota analizando las cifras del INDEC referidas a los niveles de empleo y mercado de trabajo para el último trimestre de 2022.
Ayer, 22 de junio, el organismo volvió a publicar las mismas cifras, pero referidas al primer trimestre de este año. Los resultados no son mejores, pero la lectora y el lector deben tener en cuenta que se trata del “Mundo INDEC”, o “INDEC LAND”. Por lo tanto, en lo que sigue, haremos el mismo trabajo que en la ocasión anterior, pero con las cifras actualizadas.
¿Qué dice el informe de ayer?
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), estableció que la tasa de desocupación al término del primer trimestre del corriente año, se ubicó en el 6,9%. En el informe anterior, esa cifra fue de 6,3%. Por lo tanto, la desocupación aumentó. La subocupación en cambio disminuyó: del 10,9% al 10,1%. El organismo asegura que el empleo aumentó a 45%, tras arrojar en diciembre una cifra de 44,6%.
Hasta ahí, lo formal. Lo que dice el informe oficial. Ya lo hemos dicho anteriormente: esta Redacción se cansó de leer informes estadísticos oficiales que tergiversen con conceptos extraños y recortes arbitrarios, la realidad laboral del país en cuanto a números.
INDEC es una fuente oficial. Por criterio profesional no podemos desconocerla. Sin embargo no estamos obligados a adoptarla como “la verdad”. En función d ellos criterios estadísticos del organismo, se pueden trazar con cuentas propias algunas conclusiones preliminares.
Tal como lo hicimos tres meses atrás, lo correcto en primer lugar, es explicar lo publicado por INDEC. El organismo realiza periódicamente el revelamiento a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Esta no abarca a la totalidad de la población, sino que hace encuestas en los 31 conglomerados urbanos más importantes del país según la definición de INDEC. Así, sobre una población total de 46.700.000 habitantes, el trabajo de la EPH se concentra en 29,3 millones de personas.
Luego separa la población entre “Económicamente Activa” (PEA) y la Inactiva. Eso está bien. El problema está en la definición de cada una de ellas.
Para INDEC, la PEA está conformada por “personas con una ocupación, o que sin tenerla, la buscan activamente y están disponibles para trabajar”. La población Inactiva por su parte, incluye a “personas que no tiene trabajo, ni lo buscan activamente”. Ya veremos más adelante, que la definición de ambos conceptos no es la indicada; e incluso, en otros informes estadísticos el mismo organismo se contradice.
Repitiendo el procedimiento utilizado en marzo, sigamos el hilo de lo publicado por INDEC. Vale aclarar que nosotros tomaremos el número total de la población, y no el recorte de la EPH.
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El “Mundo INDEC”
Según su criterio, sobre una población total de 46.700.000, la PEA significa el 48,3% (22.556.100 personas) de la población, y la Inactiva el 51,7% (24.143.900).
Analizando la PEA, el organismo nos dice que la “tasa de empleo” es de 45% (incluye ocupados asalariados y no asalariados), y desmenuza el dato de la siguiente manera, tanto en porcentaje como en número de habitantes:
PEA: 100% (22.556.100)
Desocupados 6,9% (1.556.370)
Ocupados No Asalariados 25,7% (5.796.918)
-> Cuentapropistas 4.950.567
-> Patrones 770.990
-> Familiares sin remuneración 75.361
Ocupados Asalariados 74,3% (16.759.182)
-> Asalariados Registrados 10.608.562
-> Asalariados No Registrados 6.150.620
Hasta aquí, los datos según los porcentajes publicados por INDEC, puestos a jugar con el número de población total. En el apartado siguiente, explicaremos por qué el número de cuentapropistas está “inflado”. La gran mayoría de esas algo más de 4.950.000 de personas son monotributistas, subocupados, jornaleros y changarines.
Cosas que no pondera el “mundo INDEC”
Cabe ahora hacer una definición editorial. Para nosotros, hay tres formas de trabajar dignamente:
a) como asalariado registrado (aportes jubilatorios, obra social, aguinaldo, vacaciones pagas, etc);
b) como patrón; o
c) como cuentapropista con ingreso digno y al menos equivalente al del trabajador asalariado registrado.
En épocas ya bastante pasadas, donde en Argentina supo haber pleno empleo, los patrones andaban alrededor del 15% de la PEA, y los cuentapropistas en el 5% – lo que supera ese porcentaje pasa a ser jornalero o changarín, es decir un desocupado que se las rebusca-. El 80% restante era asalariado, y la desocupación era de prácticamente cero (0%).
Nuestra visión de las cosas indica que esa es la manera más adecuada de cómo debe funcionar el mercado laboral, o al menos ese es el “piso”: peor que esas proporciones, es el abismo. Toda aquella persona en edad de trabajar que esté fuera de esas tres formas de empleo básicas, será considerado desocupado; ya que su tarea, ingreso o remuneración, es informal y/o no cubre las necesidades básicas mínimas de vivienda y alimentación
Metiendo esa visión en el mundo INDEC y consignando entre paréntesis los porcentajes según la PEA, los números nos dirían lo siguiente:
PEA 22.556.100 (100%)
Desocupados 10.048.743 (44,55%)
Ocupados Asalariados (registrados) 10.608.562 (47,03%)
Ocupados Cuentapropistas (estimado ideal) 1.127.805 (5%)
Ocupados Patrones 770.990 (3,42%)
Otras cosas que el “mundo INDEC” no dice o tergiversa
Históricamente, la Población Económicamente Activa (PEA) estuvo compuesta por las personas en edad de trabajar. La legislación laboral en Argentina – y su plexo estadístico así lo presenta – entiende que las personas en edad de trabajar están en el rango etario que va desde los 15 a los 65 años. Según el propio INDEC, esa población, para fines de 2022 superaba por poco el 60% del total de habitantes del país.
Por su contrario la Población Económicamente Pasiva (PEP), estaría compuesta por los niños y adolescentes de 0 a 14 años; y los mayores de 65.
Esperemos que se comprenda la diferencia. Establecer que una persona está “inactiva” porque no tiene ganas de trabajar, no postula un mismo modelo de sociedad que el argumento que sostiene que los niños y jubilados no deben trabajar. Para el caso de los activos, corre algo parecido: una cosa es tener “ganas” de trabajar; y otro distinta es estar en edad de “tener el deber de y el derecho a” trabajar.
Estas definiciones son independientes del mundo de las personas; pero – valga la redundancia -, son definiciones al fin. Una y otra imaginan “mundos distintos”; situaciones sociales diferentes.
Volviendo a los números, si la PEA real está compuesta por el 60% de la población total; y esta es de 46.700.000 aproximadamente, significa que la PEA real es de 28.020.000 personas.
De todas las cuentas que hicimos hasta acá, hay dos que responden a la estadística oficial: la cantidad de “patrones” y la cantidad de “asalariados registrados”. Entonces, pasemos en limpio:
PEA real: 28.020.000 (100%)
Patrones: 770.990 (2,75%)
Asalariados Registrados: 10.608.562 (37,86%)
Cuentapropistas (estimado ideal): 1.401.000 (5%)
Desocupados (puros + planes sociales + jornaleros + changas + trabajo informal) 15.239.448 (54,39%)
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Si aguantó llegar hasta acá, tiene permiso para putear. Aceptamos que la visión de cálculo carezca en la actualidad de “rigor científico” para el órgano estadístico oficial.
Lógico. Sin embargo, así están definidas los términos en la normativa, y así eran entendidos los parámetros de “equilibrio” del mercado laboral en contextos de pleno empleo en Argentina.
Así vemos que “nos faltan” algo más de 3.434.000 pequeños y medianos patrones. Las famosas PyMEs de las que todo el mundo habla, pero ninguna política gubernamental las fomenta.
Son datos, no opinión. Hay casi 15.240.000 personas sin trabajo digno en Argentina.
Fuente: INDEC / Archivo Chasqui Federal