Me permito republicar un artículo publicado hace más de 12 años coincidiendo con la celebración de la 78° Asamblea General de la ONU. Trata sobre las «reformas» que se introdujeron -a comienzos del presente siglo- en el modus operandi de esa organización para hacerla más «expeditiva» y acorde con las exigencias del hegemón imperial de la unipolaridad. En la actual 78° Asamblea algunos gobernantes han elevado su voz reclamando «reformas» que «democraticen» la toma de decisiones en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por Rubén Ramos Alizorojo*
Me pregunto: ¿Qué sentido tiene esto habida cuenta la ONU no es más que la caja de resonancia del Foro de Davos desde fines del siglo pasado? La voz cantante la tienen las grandes empresas transnacionales: bancarias, bélicas, farmacéuticas, de la droga, de la tecnología, de la manipulación mediática a las que representa el Foro de Davos bajo la batuta de Estados Unidos y del Reino Unido como su vasallo incondicional.
La nueva orquesta viene a tono con la financiación de nuestras economías, el narcotráfico y el lavado de dinero, la corrupción, las guerras convencionales y no convencionales, el bioterrorismo, la automatización, las redes «sociales», la seguridad, la cuarta revolución industrial.
El «Pacto Mundial» que se incubó y nació en el Foro de Davos en 1999 no se estableció para elevar la «representatividad» de los Estados miembros» de la ONU. Se estableció para asegurar el crecimiento y la «sostenibilidad» de las grandes empresas transnacionales y de los «filántropos» de la muerte. En el 2000, lo anunció y puso en marcha Kofi Annan, por entonces secretario general de la ONU. De éste y de sus «reformas me ocupo en mi artículo del 2011.
«El Pacto Mundial», llamado también «Pacto Global» fue ratificado en sus alcances en el 2007 con el ascenso del sur coreano Ban Ki Moon como secretario general de la ONU. En el 2010 éste exhortó a los empresarios privados y a los «filántropos» de Occidente a entender que, en la nueva ONU del Pacto Mundial para la sostenibilidad empresarial privada, «los principios y las ganancias son las dos caras de una misma moneda» En el 2017 agregó: «El Pacto Mundial ha alcanzado la mayoría de edad. Ahora se encuentra en una posición única como punto de entrada para los negocios a las Naciones Unidas».
Quiero recordar que desde su fundación los Estados y su representatividad siempre fueron una ficción en la ONU. Actualmente, ni esto. La ONU como entidad representativa de los Estados no existe más. Si usted es de los que se resisten a las evidencias, piense en la Pandemia. La «descarriló» el Foro de Davos. La ONU a través de su Organización Mundial de la Salud (OMS) se encargó de su gestión y administración cual experto marketero. Usó del miedo, la persecución, el terror. Luego impuso las vacunas para redondear el multimillonario negocio de los «filántropos» (con Bill Gates a la cabeza), de los laboratorios, las universidades neoconservadoras, las farmacéuticas y los gobiernos advenedizos que compartieron el negocio con las «variantes», el miedo, las amenazas, el chantaje. Hasta hoy.
En la hora presente, lo que resta a los Estados que apuestan por la multipolaridad es la creación de una nueva organización que los represente frente al embate de Occidente, del Foro de Davos, de la ONU y de su Pacto Mundial.
El que sigue es el artículo publicado el 1 de julio de 2011. Como dije, resume las reformas que se introdujeron a comienzos del presente siglo y convirtieron a la ONU en un «furgón de cola» del Foro de Davos.
Origen y destino
Para quienes entienden la historia del nuevo orden mundial capitalista surgido después de la II Guerra Mundial está fuera de discusión que la institucionalidad creada para «preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra», llamada Organización de las Naciones Unidas-ONU, es el aparato destinado a garantizar los intereses de la industria bélica estadounidense en el mundo.
Cuando en 1918 el ex-presidente Wilson en su discurso de «Los 14 puntos» sugirió la idea de la «Sociedad de Naciones» para preservar la paz, sólo los europeos la ratificaron un año después. El congreso estadounidense se opuso a que su país lo suscribiera. Era obvio, que la llamada «Sociedad» no satisfacía los intereses de los «halcones» de la industria militar estadounidense. Querían una organización que les permitiera el control absoluto del mundo para sus fines. Esta fue, precisamente, la Organización de las Naciones Unidas-ONU- surgida del «acuerdo» de Bretton Woods.
El Consejo de Seguridad y sus responsabilidades
La «Carta» que oficializó su nacimiento fue firmada el 26 de junio de 1945 en San Francisco-EEUU. Esta Carta le otorgó al Consejo de Seguridad «la responsabilidad en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional». No obstante, y desde entonces, lo único que ha hecho es propiciar y alentar todos los conflictos bélicos y los más atroces genocidios y magnicidios habidos en los pueblos del mundo, durante sus más de 60 años de existencia. Los más cercanos a nuestra memoria: Hiroshima y Nagasaki, Viet-Nam, Ruanda, Darfur, Kosovo, Irak, Afganistán, Pakistán, Libia, Siria. Cada uno de estos genocidios tiene la impronta de cada uno de los nueve secretarios generales de la nefasta ONU. Desde Trygve Lie que fue digitado el 01 de febrero de 1946 hasta Antonio Guterres digitado el 01 de enero de 2017. Quien llegó como todos los anteriores asegurando que «resolvería la paz en primer lugar». Quiso decir, «disolvería».
La otra «responsabilidad» del Consejo de Seguridad ha sido auspiciar a través de sus «operaciones de paz» y de sus instituciones financiarizadoras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial el perverso exterminio de millones de seres en el África, Oriente Medio, América Latina, el Caribe a través del hambre, las pestes y plagas, las migraciones forzadas, la desocupación, las invasiones.
La ONU, contrariamente a su declarada finalidad, sólo ha diseminado destrucción y muerte en el mundo. A la luz de sus «reformas» su verdadera vocación parece haber encontrado caminos más expeditos para seguir haciendo más de lo mismo, con un costo mayor de vidas inocentes en nombre de la libertad, la democracia, la «ayuda humanitaria» los «derechos humanos».
Kofi Annan
Cuando el señor Kofi Annan llegó a ocupar el cargo de secretario general de la ONU en 1997, siendo un burócrata de carrera en la diplomacia de las Naciones Unidas, ya había acumulado méritos con una serie de medidas orientadas a incrementar el poder bélico de la Organización desde su cargo de secretario adjunto en la gestión de su predecesor Boutros-Ghali entre 1993-95.
Algunos de esos méritos fue el incremento en más de 70,000 efectivos de las «Fuerzas de Paz» en 1995 con sus consiguientes efectos en el gasto en equipos, armas y municiones favorable a la industria bélica estadounidense; el manejo de las Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas (UNPROFOR) en el exterminio étnico en Bosnia-Herzegovina y la imposición del acuerdo de paz de la OTAN.
Club de Bilderberg
Estas medidas, como todas las que tienen que ver con el terror y la guerra en el mundo, se incubaron en el Club de Bilderberg. Uno de los think tanks del pensamiento perverso para la hegemonía unipolar estadounidense.
El señor Annan llegó a ser presidente de este «club», antes de ser secretario general de la ONU. Siendo de origen negro su pertenencia al Club sionista le vino por derecho marital. Estaba casado con Nane Lagergren heredera de la fortuna y de los «servicios» de su abuelo Raoul Wallenberg protector de judíos sionistas durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy, está considerado ícono de la «paz» en los Estados Unidos, Canadá, Israel y en toda Europa.
El Informe Brahimi y los «contratistas»
En 1997, Annan como secretario general de la ONU, propuso llevar a cabo profundas «reformas» en la Organización para hacerla más expeditiva y ágil. La argumentación para estas reformas se encuentra en el «Informe Brahimi». Aquí se sustentaban los cambios en el sistema de «protección» de los intereses estadounidenses a través de la ONU. Se dijo que era necesario «remediar un problema grave en materia de dirección estratégica, adopción de decisiones, despliegue rápido, planificación y apoyo operacional, empleo de la tecnología de acuerdo con los nuevos desafíos, disminución del costo social de las guerras e invasiones».
Dentro de esta perspectiva, muchas «tareas» no deberían encomendarse a las fuerzas de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas y tampoco éstas deberían ir a todos los lugares. Se decía que: «Cuando esas fuerzas tengan que hacerlo deben estar preparadas para enfrentarse a las fuerzas de la guerra y la violencia con la capacidad y la determinación necesarias para vencerlas». Pakistán, Afganistán, Irak, Libia, Siria lo ilustran bien. De este modo se abrió las puertas a las empresas «contratistas» estadounidenses y europeas de mercenarios, de todo el mundo, para el exterminio masivo de los llamados «indeseables» del Tercer Mundo. La organización que agrupa a estos «contratistas» es la llamada Asociación Internacional para Operaciones de Estabilidad (ISOA) reconocida por la legislación estadounidense.
Estos «contratistas» son actualmente los encargados de la «guerra sin fin» de Estados Unidos y de sus socios europeos e israelí alrededor del mundo; de la «reconstrucción» en aquellos países que han sufrido «desastres naturales»-inducidos- como Haití y Japón; de fomentar la subversión, el boicot y el terrorismo en aquellos considerados «enemigos» de Estados Unidos o «amenazas» para su seguridad y sus intereses tanto en América latina y el Caribe, como en Oriente Medio, Euroasia, África, el sudeste asiático. Todo con el aval de la ONU.
Pacto Mundial o Pacto Global
A Kofi Annan se debe igualmente haber «anunciado» en el Foro Económico de Davos de 1999, la «iniciativa» para convertir a la ONU en una organización -ya no de los Estados del mundo-, sino de las grandes empresas transnacionales. «Para darle un rostro humano a la globalización» fue su argumento. Desde el 2000 la ONU no representa los intereses de sus Estados miembros (189) sino de los grandes conglomerados privados transnacionales (13000): De la banca; de la industria de la guerra y el bioterrorismo; de las pestes, las plagas, las pandemias y las vacunas; del narcotráfico; de las big-tecnologías; de la prensa, la TV, el internet y la intervención mediática. Se le llama «Pacto Mundial o Pacto Global para la Sostenibilidad Empresarial».
De acuerdo con sus «Diez Principios», los Estados miembros de la ONU ceden sus responsabilidades y obligaciones a las empresas; tanto en la defensa y protección de los «derechos humanos», como en los laborales, los medio-ambientales y la lucha contra la corrupción, En función de esos «principios» la ONU fijó los llamados «Objetivos del Milenio» para el período 2000-2015. Fueron una burla. La empresa privada consolidó su poder en el manejo de la ONU y de sus organismos financieros (FMI, BM, BID); comerciales (OMC); de salud (OMS); de educación e infancia (UNESCO-UNICEF), de agricultura (FAO); de Trabajo (OIT); y demás. Controla y maneja todos sus programas y proyectos. La ONU es una oficina de trámites de la empresa privada representada por el Foro de Davos. ¿¡Sirve para algo más? Claro. Para avalar la «excepcionalidad» estadounidense: sus guerras, sus invasiones, sus golpes de estado, la depredación y destrucción del planeta, el exterminio de los «no elegidos».
Nota adicional reciente
En el 2015 cumpliendo el mandato del Foro de Davos, la ONU decidió cambiar el nombre de «Objetivos del Milenio» por «Objetivos para el Desarrollo Sostenible» de la empresa privada transnacional (ODS-2015-2030). En el 2014, Bill Gates anunció la Pandemia; este mismo año Estados Unidos y sus vasallos europeos empujaron y financiaron el «golpe de Estado» en Ucrania para cercar a Rusia, invadir y desmembrar su territorio; frenar su alianza con China; boicotear el crecimiento económico del gigante asiático y la ruta de la seda; chantajear a la India; sacar a Lula del gobierno de Brasil; instaurar un gobierno títere en Sud áfrica; acabar con el BRICS. En lo que va del siglo XXI hasta el 22 de febrero del 2022, la humanidad confrontó las más serias amenazas a su sobrevivencia.
Pretender «reformas» a la ONU, en el actual contexto de redefinición del poder global, resulta ser un despropósito. Lo que le queda a las economías emergentes y a sus sociedades para asegurar un orden multipolar de plenas soberanías donde los Estados asuman sus responsabilidades expropiadas por el Pacto Mundial, es fundar una nueva organización que los represente y fortalezca su unidad. El «mundo» occidental y cristiano optó -desde siempre- por la invasión y la guerra. La humanidad urge de una organización para la paz.
*Sociólogo, educador y periodista peruano.
Fuentes: Rebelion.org / El Ortiba