La reactivación de las ventas al mercado del gigante euroasiático trae un poco de respiro a la producción frutícola tradicional de la Patagonia Norte. Sin embargo, tanto las ventas como las hectáreas implantadas vienen cayendo estrepitosamente desde hace menos de dos décadas.
Redacción
Tras la partida del primer embarque ocurrido el pasado lunes, desde todos los actores del sector y la reapertura del mercado ruso, trae aparejadas buenas expectativas para un sector productivo regional que viene en picada desde 2007. Según la Terminal Portuaria Patagonia Norte, partieron hacia el mencionado país 5.700 toneladas de peras y manzanas, distribuidas en 4.800 pallets.
Desde el sector de productores con mayor espalda, lo que se reclama es que el Gobierno Nacional establezca un dólar fruta, que acorte la brecha entre la cotización oficial y el MEP, que ronda en una línea de flote del 90%. Es decir, las exportadoras cobran por lo vendido a dólar oficial, pero pagan insumos y servicios a costo MEP. De allí las quejas tanto de esta actividad como de casi todas las del sistema productivo argentino.
La recuperación de las ventas a Rusia, trajeron buenas noticias al sector. Durante 2022 las mismas cayeron entre un 50 y 605 respectivamente para peras y manzanas; lo cual ahondó la crisis que el sector posee de arrastre. El año pasado se exportaron 63.924 toneladas de manzana, un 18,2% menos que en 2021, y 277.535 toneladas de pera, un 9,6% menos que el año anterior.
Sin embargo, la actividad ya venía resintiéndose de hace varios años. Las fuentes consultadas, resaltan que la crisis se grafica a partir de la caída prácticamente consecutiva de los volúmenes exportados desde 2005 por el puerto de San Antonio Este.
En aquel año las exportaciones superaron las 512.700 toneladas, para pasar en un decrecimiento paulatino a 90.800 en 2022. Es decir: las ventas se redujeron un 83% en apenas 18 años. Si bien, hubo volúmenes de mercadería que “salieron” del país vía Chile, Bahía Blanca, o en trayecto directo a Brasil, los datos son elocuentes y representativos: no hay economía regional o sistema productivo que aguante, si en menos de una generación la actividad fue prácticamente condenada a desaparecer.
Tal vez el último año, la reducción de ventas a Rusia produjo una conmoción no esperada en el sector, que se espera haya servido de “piso”.
Por otra parte, y también es un dato saliente: la superficie productiva se ha reducido en un porcentaje significativo, atraídos por los desarrollos inmobiliarios y la perforación para hidrocarburos. Esta actividad “compite por el mismo espacio físico y por el recurso humano: la diferencia de ingreso para un inexperto trabajador rural, es casi insignificante al largo de la remuneración de ingreso a la actividad petrolera.
Según SENASA, la superficie implantada con manzana se redujo un 28,5% entre 2008 y 2021, mientras que la superficie implantada con peras lo hizo un 19,2% en el mismo lapso. La cantidad de productores en tanto, cayó desde 2.498 en el año 2008 a los 1.727 en 2021.
Debe tenerse en cuenta también que desde fines de la década del ’60 al presente, la cantidad de productores se redujo a un 90%. Las chacras se fueron concentrando cada vez más, y pasaron a estar configuradas y conducidas directamente por los mayores propietarios, o las empresas asociadas a las empresas exportadoras generalmente extranjeras.
Por lo pronto, la cosecha se está desarrollando, y si bien ya se acordó un precio de referencia con intermediación provincial (0,37 U$S/kilo); y que está siendo discutido desde el mismo momento de su firma, el panorama real de resultados se verá cuando la totalidad de la recolección esté acopiada en frío esperando su destino.
Fuentes: Provincia de Río negro / Terminal Port. Pat. Norte / CAFI / Diario Río Negro / Archivo