Lo acontecido en Perú durante el día de ayer, pinta a las claras la situación en la que estamos todos los pueblos de Nuestra América: la disyuntiva entre liberación o sumisión. Nos quedó chica la palabra dependencia. El denominado “poder real” – o para nosotros – imperialismo, no escatimará en gastos ni alcahuetes para someter a nuestras naciones.
Por Pablo Casals
El Presidente de Perú elegido por mandato popular de Perú, finalmente fue depuesto y detenido durante el día de ayer. Un par de horas después, la hasta entonces vicepresidente de nuestro hermano país, Dina Boluarte, juró como primera mandataria ante la Asamblea del Congreso peruano.
Son momentos difíciles para el pueblo peruano. Durante la mañana se conoció que Castillo, había decretado la disolución del parlamento, el establecimiento parcial del toque de queda, y la convocatoria a elecciones constituyentes para mediado del año próximo, a fin de normalizar institucionalmente a la República del Perú, tras sucesivas las recurrentes crisis que vienen sucediendo desde 2018.
Ante la medida, renunciaron varios miembros del Gabinete presidencial, como los ministros que presentaron su dimisión son el de Relaciones Exteriores, César Landa; Trabajo, Alejandro Salas; y de Justicia, Félix Chero. Sin embargo, la estructura de gobierno había quedado dañada desde la renuncia de Aníbal Torres, quién oficiaba de jefe de ministros y principal sostén de la alianza gobernante peruana.
Asimismo, tal como venimos dando cuenta desde esta Redacción, Pedro Castillo venía atravesando un proceso de destitución, cuya votación definitiva también estaba pautada para el día de ayer, 7 de diciembre.
Finalmente, el Pleno del Congreso – dominado fundamentalmente por la derecha conservadora liderada por el fujimorismo -, aprobó la moción de vacancia contra Pedro Castillo en su cargo de Presidente de la República por “incapacidad moral para el ejercicio de sus funciones”. Los votos nominales se repartieron así: 101 votos a favor de la destitución, 6 en contra y 10 abstenciones.
Tras la aprobación, Castillo fue detenido y trasladado hasta la Séptima Región Policial Lima. Sus aliados de la alianza gobernante le dieron la espalda o tuvieron tibias respuestas políticas. Además, si bien durante la maña de ayer, las posturas en los mandos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad estaban divididas, finalmente el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú emitieron un pronunciamiento, en contra de la decisión de Presidente de suspender temporalmente el Congreso de la República.
En cuanto a Dina Boluarte, tras su juramente, dio su primer discurso ante el Congreso, llamando a “una tregua política para instalar un gobierno de unidad nacional”, con un “gabinete de todas las sangres”. Dijo además que su primera medida será “enfrentar la corrupción, en todas las dimensiones, he visto con repulsión cómo la prensa y los organismos jurisdiccionales han dado cuenta de vergonzosos actos del latrocinio contra del dinero de todos los peruanos, este cáncer se debe extirpar de raíz”. Para ello, solicitará el apoyo de los estamentos judiciales pertinentes de cara a “entrar sin medias tintas a las estructuras corrompidas por las mafias al interior del Estado y se impulsen investigaciones y sancione rápido”.
Palabras políticamente correctas ante un escenario que en pocas semanas, podría ponerse en su propia contra tal como sucedió con los mandatarios anteriores.
Como dijo un lector de Chasqui Federal residente en Lima: “el uso de la vacancia ya se está normalizando, al punto que llegó a ser un gran negocio para congresistas”.
Por último, lo que desde esta Redacción se viene expresando respecto del tema: Castillo era un presidente elegido por el voto popular, que pretendió con escaso apoyo llevar adelante una serie de reformas estructurales para la sociedad peruana. Reformas que no sólo hacen falta en Perú: son urgentes también en el resto de Nuestra América.
Tenga en mente la lectora y el lector este asunto. Las fuerzas que atentan contra el vivir bien de los pueblos americanos son fuertes, bien respaldadas geopolíticamente, y con poder de maniobra. Hace falta más que símbolos, palabras correctas y coraje electoral para enfrentarlas. Es una cuestión de liberación o sumisión. El denominado “poder real” – o para nosotros – imperialismo, no escatimará en gastos ni alcahuetes para someter a nuestros pueblos.
¡Salud a la hermana Perú!
Fuentes: Télam / TeleSur / El Telégrafo / El Comercio / El Peruano / Prensa Latina / Archivo Chasqui Federal