Por iniciativa del INTA, productores de tres departamentos provinciales, y distinta organizaciones y organismos locales, se están dando los primeros pasos en los ensayos con siete variedades de cara a recuperar la actividad en ese territorio luego de 30 años.
Redacción
El Gobierno de la provincia de Catamarca, el Instituto nacional de tecnología Agropecuaria (INTA) y productores agropecuarios de Capayán, Andalgalá y Tinogasta, avanzan con la siembra de algodón. Entre los mencionados actores acordaron reflotar la actividad en el territorio provincial luego de tres décadas de estar prácticamente desaparecida.
De esta manera, bajo la coordinación de INTA, se han comenzado los ensayos en las localidades de Los primeros ensayos se instalaron en campos de productores de la localidad de San José -Tinogasta-; en la localidad de Colonia del Valle -Capayán- y en la localidad de Chaquiago -Andalgalá-. Los tres enclaves están trabajando mediante un protocolo y método similar, que consiste en organizar una hectárea del cultivo, que contenga seis variedades; más una séptima (la DP 402 BGRR) de bordura.
Según los especialistas del INTA, el acuerdo implica que los productores se comprometen a trabajar en su parcela y aportar su experiencia; mientras que el organismo lo hace con el seguimiento técnico. El objetivo de la iniciativa es contribuir al desarrollo productivo provincial a partir de la recuperación de la producción de algodón, mediante la introducción e implementación de “nuevas tecnologías ambientalmente sustentables y económicamente rentables”. Asimismo se contempla el agregado de valor en origen de la materia prima y la generación de empleo con mano de obra local.
Los productores afirman que hace más de 30 año se “hacía” algodón en esas regiones; “pero luego se dejó de hacer porque no había empresas que compraran y, además, faltaba maquinaria”.
La particularidad de estos nuevos tiempos es que a partir de diversos programas de incentivos provinciales, varias empresas textiles se instalaron en el territorio catamarqueño y en la vecina La Rioja. Sin embargo, esas firmas compran el algodón en otros lugares. Por lo tanto, poder satisfacer parte de la demanda de materia prima desde la cercanía, abarata los costos de la cadena productiva en términos integrales; genera “mercado” para el productor primario y crea fuentes de trabajo con tarea real.
Desde INTA destacan que la actividad en sí misma permite poner el objetivo en varios objetivos según la escala de producción. Es decir, puede desarrollarse para la multiplicación de semillas, como también para proveer a la actividad textil, sumando a las desmotadoras y hilanderías.
Si bien el algodón catamarqueño cuenta con buen prestigio, alta calidad, y además un asiento cultural en la región por su tradición pre-colonial; la iniciativa, tiene un aditamento que de no ser conducido mediante una política productiva correcta podría transformarse en un aspecto negativo. Desde INTA afirman que se dispondrá de germoplasmas productivos con genes de resistencia a insectos y malezas; y de un paquete tecnológico de alta producción. Esto puede ser positivo, si no altera los equilibrios ecológicos naturales de la región.
De hecho, el organismo dio a conocer las variedades con las cuales se están llevando adelante los ensayos. Se trata de cepas que están disponibles en Argentina y con experiencia de utilización en otras regiones algodonera. Las hay de ciclos largo, intermedio y corto: entre las primeras, están la DP 1238 GBRR y la NUOPAL GBRR; de ciclo intermedio son la Guazuncho 4INTA GBRR, Pora 3INTA GBRR y Guazuncho 2000 RR; y de ciclo corto la Guaraní INTA GBRR y DP 402 GBRR.
La diferencia entre ellas, radica en que las de ciclo largo necesitan entre 160 y 180 días para cumplir el ciclo; las intermedias entre 150 y 160; y corto ente 140 y 150. Todas ellas son organismos genéticamente modificados y semillas certificadas.
Veremos entre agosto y octubre, los resultados que depara el ensayo de algodón en Catamarca.
Fuentes: INTA / Gobierno de Catamarca / RuralNet