Luego de la sanción de la “Ley Bases” vuelven a resurgir un cúmulo de proyectos de inversión en la cadena foresto industrial. Incluso promueven el desarrollo y puesta en marcha de enclaves portuarios y logísticos que nunca pasaron de la planificación o habían sido prácticamente abandonados. ¿De dónde vienen los recursos? De los mismos de siempre que se habían sentado a esperar que esto suceda.
Redacción
¿Se acuerda lo que le veníamos contando respecto de la disputa entre Buenos Aires y Río Negro, el GNL y el RIGI? Bueno, coincidiendo con una de las fuentes de esta nota, entre las provincias de Corrientes y Misiones podría desatarse alguna discusión del mismo tenor, pero de baja intensidad y menor relevancia geopolítica. Al menos por ahora.
No se trata de inversiones energéticas, sino de posibles emprendimientos forestales. Ambas provincias son las de mayor actividad en el país dentro de ese sector, y además son las que – en algún momento – impulsaron sus estrategias de desarrollo económico a través de la implantación de bosques madereros. Se habla de más de un millón de hectáreas de bosques de pino y eucaliptos a la espera de explotación, que fueron instalándose en los últimos 30 años. Según algunas de las fuentes del sector, la comercialización nacional predominante de la actividad consiste en rollizos pelados con escaso valor agregado a China e India, más algunos productos elaborados como tablas y tirantes a baja escala.
Las consultoras económicas que están ofreciendo informes a los potenciales inversores, mencionan que dentro del nuevo estatuto legal que ofrece Argentina con la “Ley Bases”, el DNU 70/23, y demás reglamentaciones instauradas por el gobierno nacional, la actividad forestal sería una de las “oportunidades” que presenta el país.
Por otra parte, se dice que el 40% de la producción mundial de pasta se celulosa se localiza en Brasil, Chile y Uruguay. El aporte argentino a ese esquema sería de importancia estratégica en el concierto internacional de la actividad, y “gracias al RIGI” tales inversiones podrían concretarse.
¿Qué cambió? Las condiciones de realización de los negocios. Al promoverse niveles de tributación bajos, sin demasiados criterios y trabas ambientales, más la ecuación logística resuelta y financiada por los estados provinciales, más una enorme cantidad de bosques implantados, la inversión para las empresas es una oportunidad pocas veces vista. El resto lo aporta el “clima foresto industrial” ya existente en el país, más las cadenas de proveedores que se ha desarrollado en los países limítrofes.
Así, según la fuente citada al pie, más el seguimiento sobre la actividad que realiza esta Redacción, se que tanto Misiones y Corrientes intentan acelerar la concreción de las inversiones tantas veces prometidas. Oportunamente fue publicado: el Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR) tras la sanción definitiva de la “Ley Bases”, con el respaldo de las “grandes del sector” como la chilena Arauco Argentina, Celulosa Argentina, Arcor/Zucamor, Ledesma y Papel Prensa, anunciaron la posibilidad de recibir 6.000 millones de dólares en inversiones. Casi en el mismo contexto temporal, Central Puerto – el mayor productor forestal nacional – compró casi 100.000 hectáreas de pino y eucaliptus en Entre Ríos y Corrientes.
Significa que dinero para invertir en el sector, hubo y hay. Sucede que si existe “espalda para esperar” y promover una actividad en un territorio donde no hay otras cadenas productivas desarrolladas y se necesita de la generación de trabajo, las autoridades locales están mejor dispuestas a ceder cualquier ventaja. Es un claro ejemplo de que el Dios Capital Concentrado (DCC), aprieta, pero no ahorca. Cuanto mucho te abandona o espera pacientemente que no tengas capacidad de reacción. Más aún si los gobiernos locales alientan esa práctica.
Se dice que en ambas provincias esperaban el RIGI con ansias. Las firmas habían hecho promesas en ambos territorios. Tal vez Corrientes corra con alguna ventaja comparativa mayor, a partir de la instalación y de la austríaca ACON Timber en Virasoro. Esta se convirtió en la mayor empresa del sector operando en el país, dejando relegada en segundo lugar a la chilena Arauco – que incluso llegó a tener puertos fluviales a su nombre en Buenos Aires -.
En Corrientes también se dice que el puerto de Ituzaingó está a punto de culminarse, y se habla de sumar un ramal ferroviario, entre dicho enclave y Virasoro. La distancia que uniría ambos putos ronda los 100 kilómetros. Actualmente, los austríacos consolidan cargas de exportación vía Posadas – Rosario. Sin embargo, con ramal propio y puerto a medida, los costos bajan y las condiciones favorables aumentan.
Otra inversión en ciernes que ambas provincias se disputan es la de una fábrica de celulosa como la que Arauco posee en Puerto Esperanza, Misiones. Se dice que la proyección implicaría una planta con capacidad de producción de 1 millón de toneladas anuales y se estima una inversión superior a los 2.000 millones de dólares. La fuente habla incluso de la instalación de 4 de estas plantas más una fábrica de papel.
Las firmas serían la propia Arauco – segunda empresa productora de pasta de celulosa a nivel mundial -, Central Puerto, y grupos empresarios chinos o europeos. Es decir, los dos grupos mencionados ya operan en el país, pero recién ahora con las nuevas condiciones estarían dispuestos a invertir. Antes no.
¿Pero se trata del mismo lugar y la misma comunidad donde ya venías trabajando? ¿Y la Responsabilidad Social Empresaria (RSE)?
Sucede que existe una ley no escrita, desde que Argentina optó por volver a ser semicolonial a mediados de la década del ’70: DCC mata RSE. El resto el literatura y propaganda.
Fuente: Plan B / CONFIAR / AFOA / Archivo