Brasil exportará trigo al verano del hemisferio Norte durante el crudo invierno sudamericano. Una “jugada maessstra”, sin fe, ni coraje, ni turismo…
Redacción
La Companhia Nacional de Abastecimento (CoNAb), anunció días atrás que por tercer año consecutivo, realizara operaciones de exportación de trigo duro. La iniciativa comercial se llevará adelante durante la “temporada baja triguera” en el hemisferio sur, entre los meses de septiembre y noviembre.
La estrategia de uso de “ventana comercial” es un mecanismo que se utiliza a nivel mundial entre ambos hemisferios, principalmente en los que respecta a productos primarios. Es conocido el caso de las denominadas frutas finas, donde Chile y Perú encabezan la producción sudamericana y que venden al verano del “Norte” en contra-estación, dado que son frutos cuya principal época de cosechas se realiza durante el otoño. De esta manera, la demanda norteamericana, europea y asiática crece durante su primavera-verano (de junio a septiembre).
Así, y en un esquema comercial similar, Brasil viene comerciando trigo a los mercados del Norte desde 2021. Operaciones que por las restricciones que poseen tanto Ucrania como Rusia por la guerra, se vieron favorecidas.
Según la CoNAb, la capacidad exportable de nuestro vecino país alcanzaría las 2,6 millones de toneladas. Si bien no es un volumen que vaya a romper el mercado internacional del trigo, se trata de una cantidad importante medida en facturación. Imaginen lo siguiente: Brasil produce algo más de 9,5 millones toneladas anuales de trigo; pero su principal abastecedor es Argentina.
Argentina entrega el trigo “fresco” mayoritariamente entre mediado de noviembre y mediados de enero a un precio “bajo”. Así, Brasil, entre lo que produce por sí mismo y lo que se estockea con trigo argentino, puede “guardar” reservas para la contra-estación, y venderlas a un precio “alto”.
Se producen así dos fenómenos al mismo tiempo: la diferencia en el beneficio económico es relativamente mayor; o sea, gana más por el mismo trigo. Al mismo tiempo provee anticipadamente del cereal a clientes tradicional o potencialmente argentinos.
Además, hay otras “cositas” que juegan en las transacciones: la operatoria interna que factura, y los 60 fletes con sus seguros que implica ese movimiento de cargas. “Cositas” que derivan de cierta incidencia estatal en la planificación del comercio exterior a costillas de Argentina.
Brasil entonces, mientras desparrama loas de solidaridad y hermandad, se prepara para ser sede del G20 a fines de 2024. Incrementar su cartera de negocios, “carancheando” el trabajo – ya reventado de los países limítrofes -, no habla bien de un Gobierno supuestamente fraterno.
Ahí, también falló la diplomacia. Si esta humilde Redacción se entera de estas cosas, la Embajada Argentina en Brasilia debería acceder a un reporte diario. ¿Se le escapó a “Pichichi”?
Fuente: Gobierno de Brasil / CoNAb / Bichos de Campo