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Durante el fin de semana, el Gobierno Nacional anunció el procedimiento para poner en práctica un sistema que tendería a la libre importación de insumos industriales para las PyME’s. Algo así como un balde de agua helada al engripado.

Redacción

En una Argentina donde el volumen y el “clima” industrial viene en franco descenso hace 48 año, es complicado poner blanco sobre negro respecto del daño que la importación de insumos le hace a la propia industria nacional. Es imposible aguatarla, y darle previsibilidad de mediano plazo a la manufacturación por más que se implementen instrumentos fiscales a más no poder.

Sin embargo, el actual Gobierno insiste. Durante el acto por el Día de la Industria, el “superministro”, presidente real en funciones y candidato al puesto, Sergio Massa, anunció la implementación de un nuevo (otro más) proceso de aprobación del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA).

Según el Ministro, se beneficiarán más de 7.400 Pequeñas y Medianas Empresas que tenían autorizaciones pendientes de aprobación; y la medida sumará un monto de 700 millones de dólares.

El SIRA es un procedimiento electrónico que se utiliza para la gestión de las importaciones. Del mismo participan con intervención directa la Agencia Federal de Ingreso Públicos (AFIP), la Dirección General de Aduanas, la Secretaría de Comercio y el Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Los pasos para ingresas bienes e insumos al país, incluyen una Declaración Jurada y la carga de información sobre el presupuesto a utilizar, ya sea en moneda nacional o extranjera. Luego, la AFIP analiza la Capacidad Económica Financiera del importador para validar o rechazar la solicitud. Ahí se revisa el historial de la empresa, las proyecciones, la actividad o el rubro del que forma parte y también tiene en cuenta otras variables como la solvencia económica o el nivel empleo y producción. 

Lo que estuvo ocurriendo durante meses, es que si bien la operatoria de importación se aprobaba, se demoraba en cuando a la disponibilidad de dólares por parte del importados para pagar dichas transacciones. Esto obedecía a la restricción en materia de acceso a la divisa norteamericana, de cara a “cuidar” la reservas para pagar la deuda externa – el Gobierno dice otra cosa, pero no es una cuestión de escuchar las explicaciones sino más bien de mirar lo que hacen-.

Según se informó, a partir de ahora, la “liberación de importaciones” implica la ejecución efectiva de todas las solicitudes pendientes Los pedidos de importación se compondrían de 475 millones de dólares de bienes intermedios (insumos y bienes para la producción); 175 millones de dólares de piezas y accesorios (repuestos); y 68 millones de dólares de bienes de consumo.

Entonces por un lado, lo que Massa anunció no fue más que la autorización y concreción de las importaciones ya negociadas. Por otro lado, queda a las claras una vez más, que la intención de sustituir compras en el extranjero no es una política de Estado.

Las demoras en las SIRA llegan hasta los once meses. Por lo tanto, ¿no era posible en ese lapso de tiempo dinamizar “algo” del mercado interno industrial para sustituir al menos una (1) de las importaciones solicitadas y compensar al demandante?

Dentro del paradigma liberal que tanto el Gobierno como la oposición comparten, no; no es posible tal posibilidad.

Fuente: MEcoN / Más Industrias

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