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Sin ofensa ni temor 145: Mujeres por la emancipación americana

Columna destinada a mover la cabeza. Si temes hacerlo, no la leas. Mujeres olvidadas por el relato histórico oficial que organizaron y condujeron las fuerzas para la liberación de los pueblos de América. Vaya este buen compendio realizado por María Villalba*.

El Editor Federal

El 12 de julio del 2007, se sancionó la Ley N°26.277 que establece el “Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América”.

Lo poco que conocemos sobre los procesos de emancipación en nuestra región en el siglo XIX está relacionado con el cruce de los Andes de San Martín, los intentos independentistas de Simón Bolívar, José Gervasio Artigas, Mariano Moreno, Manuel Belgrano. Sabemos de ellos a través de la historia oficial al mismo tiempo que ocultan, por ejemplo, las iniciativas de reforma agraria en la Banda Oriental, el Plan de Operaciones de Mariano Moreno y la propuesta de una monarquía inca del creador de la bandera nacional, Manuel Belgrano.

Poco y nada se conoce de las mujeres revolucionarias e independentistas de Nuestra América. Se saben algunos datos siempre esgrimidos desde una perspectiva patriarcal, como que eran las que hacían la comida para los ejércitos o cosían las banderas de los mismos. En este artículo intentamos sacar a la luz a algunas de esas mujeres que, además de alimentar a las tropas y curar heridos, empuñaron armas a la par de sus compañeros hombres en las luchas por la Independencia: María Remedios del Valle, Juana Azurduy, Victoria Romero, Micaela Bastidas, Bartolina Sisa, Martina Chapanay y Machaca Güemes. 

Seguramente nos olvidemos de muchas, pero acá va un pequeño relato de cada una de ellas con la intención de que no caigan en el olvido, ni ellas ni sus respectivas luchas. 

María Remedios del Valle (1766-1847)

La patriota María Remedios del Valle fue negada, invisibilizada, olvidada por la historia oficial habiendo participado en las Invasiones Inglesas, en la Revolución de Mayo y en la Guerra de la Independencia en el Ejército del Norte. A pesar de perder a su marido y a sus dos hijos en el campo de batalla, siguió luchando. Atravesó derrotas y victorias. En una de las batallas ganadas, Manuel Belgrano la nombró Capitana. En una de las derrotas, fue herida de bala, capturada por los realistas, azotada públicamente y estuvo a punto de ser fusilada. Pasó a mendigar, pero fue reconocida al tiempo por Juan José Viamonte —diputado de la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires— y la Legislatura le otorgó una retribución monetaria por ser reconocida como la Madre de la Patria. Posteriormente, Juan Manuel de Rosas, como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, la integró como retirada del Ejército.   

El ocultamiento de su historia se debió a su condición de mujer, a su afrodescendencia, a su condición de pobreza y a su pertenencia al proyecto de la Patria Grande. Este se basaba en favorecer a los sectores populares, promover la unidad de América Latina frente al “divide y reinarás” del Imperio británico, suscitar el proteccionismo económico en favor de las industrias textiles originarias y la defensa de la tierra comunal para quien la trabaja. 

Juana Azurduy (1780-1862)

Fue hija de una indígena y de un español que tenían propiedades y bienes rurales que le permitieron compartir tareas rurales con los pueblos originarios que trabajaban la tierra, andaban a caballo, hilaban sus propios tejidos, construían sus propias herramientas. Para Juana fue fundamental el manejo del idioma quechua, la cultura y los ritos originarios. Por eso será conocida en los ejércitos independentistas en los que luchó bajo el seudónimo de Pachamama, en homenaje a la madre tierra. Juana Azurduy sostenía que somos nosotros los que pertenecemos a ella y no a la inversa, como dictamina el capitalismo que insta a apropiarse de ese elemento que nos da la vida y establece la propiedad privada para favorecer a los ricos sacándoles la tierra a quienes la trabajan. 

En su juventud se escapa del convento de monjas en el que había sido internada al quedar huérfana. Entonces se encuentra con su amigo de la infancia, Manuel Padilla: con él tiene cinco hijos, aunque lamentablemente cuatro de ellos mueren de paludismo. Juana y Manuel se suman a los ejércitos libertadores que luchaban contra el grupo retardatario, aristocrático y oscurantista español. En el triunfo de la batalla conocida como “El Villar”, Manuel Belgrano nombra a Juana Teniente Coronela del Ejército Argentino. 

Victoria Romero o La Chacha Peñaloza (1804-1889)

Como muchas de las heroínas que decidimos homenajear, Victoria peleó junto a su esposo, el Chacho Peñaloza, vínculo por el cual le decían La Chacha. Ambos lucharon en las montoneras federales del siglo XIX en el marco de las guerras civiles que se dieron por la disputa del criterio de construcción de la Nación. Los modelos en pugna eran dos: los partidarios de la unidad y los seguidores de la fragmentación; otorgar derechos a los sectores populares o continuar manteniendo los privilegios de las élites oligárquicas; federalizar la región o mantener a Buenos Aires como centro privilegiado recaudador de la Aduana; proponer el libre cambio en detrimento de las economías de las provincias del interior o promover el proteccionismo económico. Como describe Arturo Jauretche, se trató de la disputa política entre los proyectos de “Patria Grande” y “patria chica”. 

En este marco de guerras civiles por la emancipación, La Chacha peleó contra las oligarquías porteñas que promovían el libre cambio, posición que afectaba las economías de las provincias luego de que el puerto de Buenos Aires se quedara con la recaudación aduanera.  

En una de las batallas donde Chacho Peñaloza fue acorralado para ser asesinado, ella se interpuso, lo que redundó en un tajo en su rostro, de punta a punta, recordado en una copla popular que rescata este hecho histórico: “Si usted quiere que le cuente, doña Victoria Romero se vino de Tucumán con un hachazo en la frente”. A partir de entonces, se la ve en los dibujos con un pañuelo tapando esa herida. 

El 12 de noviembre de 1863 los partidarios de Bartolomé Mitre matan a Chacho Peñaloza en La Rioja. A pesar de la desgracia, La Chacha siguió peleando y la muerte la encontró anciana, retirada de los enfrentamientos armados. 

Micaela Bastidas (1744-1781)

Micaela era descendiente de padre afro y madre indígena. Luchó en el Alto Perú junto a su compañero Tupac Amaru. La historia oficial la invisibilizó no solo por luchar por los más humildes, sino también por el sistema patriarcal vigente. Esta es la razón por la que se conocen más las luchas anticolonialistas de Amaru, antecedentes de la Independencia, mientras se oculta que a su lado estaba también Micaela Bastidas. 

Juntos tuvieron tres hijos. Pelearon, como nuestros héroes, heroínas y mártires, por recuperar las tierras de quienes las trabajaban, usurpadas por los realistas. Finalmente, tanto Micaela Bastidas como Tupac Amaru son apresados junto a sus hijos. A la pareja les cortan las lenguas, son descuartizados y envían todas sus partes a los pueblos de la región. Una forma de evitar rebeliones, de aleccionar con lo que les podía llegar pasar si persistían con la lucha; si aquello le ocurría a los líderes, el mensaje era que los demás podían correr la misma suerte.

Martina Chapanay (1800-1887)  

Fue hija de un cacique huarpe y una cautiva blanca. A partir de 1822 se enroló en los ejércitos de las montoneras federales de Facundo Quiroga, como las de Angaco y el Sitio —ambas en San Juan—y las de Chacho Peñaloza. Cuando este es asesinado por las tropas autodenominadas “de la civilización”, Martina Chapanay se enrola en otras. Como el resto de las mujeres pertenecientes al proyecto que las oligarquías denominan “barbarie” de manera despectiva, Martina lucha por los más pobres, por la federalización de la región y por el cuidado de las economías regionales.   

Macacha Güemes (1787-1866)

Macacha Güemes es más conocida por su hermano Martín Miguel de Güemes, pero la historia patriarcal se encargó de negarla como a otras mujeres patriotas. A pesar de ser hijos de conquistadores y pertenecer a las clases altas, Macacha y Martín se aunaron a las tropas de los ejércitos de liberación y lucharon juntos por la emancipación. Ella se reunía cotidianamente con los peones de la hacienda quienes luego formarían también parte de las tropas emancipadoras. Le decían la Madre del Pobrerío justamente por el trato que tenía con los peones. Organizó el Ejército de los Gauchos conocido como Los Infernales, para defender los territorios que querían ocupar los realistas en la Expedición al Alto Perú. 

Macacha es apresada por los colonialistas junto a su madre, aunque luego la liberarían. Como muchas de las mujeres de la época, hacía espionaje para brindar información válida de las circunstancias para contribuir a la lucha emancipadora. De este modo, ella y otras escondían mensajes debajo de sus polleras con el objetivo de que esa Independencia se pudiera llevar a cabo de la mejor manera posible y liberarse al fin de los realistas que usurparon los territorios pertenecientes a los pueblos originarios, a los afrodescendientes, a los criollos. 

A modo de cierre

Hicimos un pequeño recorrido de cada una de las mujeres que pelearon por la liberación de la patria americana. Algunas descendientes de pueblos originarios, otras de africanos e, incluso, hijas de españoles que lucharon contra los propios realistas tras haber abandonado las ideas y prácticas de los partidarios del Imperio español. 

Organizaron los ejércitos junto a sus compañeros y emprendieron las luchas por la emancipación a través de las guerras de recursos y las guerras de guerrillas. Mientras que las primeras consistían en arrebatar mulas, ganado y provisiones, las segundas se basaban en reunirse en pequeños grupos que se escondían y atacaban a los realistas sorpresivamente para conseguir prisioneros, comida y armas. Algunas de estas mujeres organizaron una red de espionaje y contraespionaje de suma efectividad.

Lo cierto es que cada una de las heroínas mencionadas, las olvidadas por la historia oficial, fueron de una gran valentía. No solamente se ocupaban de las tareas domésticas, sino y sobre todo se organizaban para pelear por la liberación continental. Hoy las recordamos, pese a los intentos de ocultamiento y gracias a las batallas libradas por las mujeres en los últimos años, en el Día de las Heroínas y Mártires de la Independencia de América.

*Socióloga y docente de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).

BIOGRAFÍA UTILIZADA Y CONSULTADA

Villalba, María (2021) Juana Azurduy, flor y generala del Alto Perú. Ver en línea: http://vientosur.unla.edu.ar/index.php/juana-azurduy-flor-y-generala-del-alto-peru/

Villalba, María (2022) María Remedios del Valle, Madre de la Patria. Ver en línea: http://vientosur.unla.edu.ar/index.php/maria-remedios-del-valle-madre-de-la-patria/

La Baldrich, Chapanay, Martina (1800-1874) Biografía. Ver en línea: https://www.labaldrich.com.ar/los-olvidados-de-la-historia/politicos-siglo-xix/martina-chapanay/

Fuente: Viento Sur (UNLa)

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