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The “tailing” factor: “No quiero más chupetines”

El Gobierno Nacional blanqueó su idea de convertir a YPF Agro en empresa mixta con argumentos desesperantes. Estos ñatos sí que “no la ven”.

Por Justo Lógico Isotreta*

Esto será algo que tenga que repetir siempre para no seguir agrandando la confusión. El denominado tailing factor -en criollo, “factor de cola”- es un concepto que proviene de la cromatografía: un método de análisis químico para la separación de los componentes de una mezcla. Su representación gráfica en un diagrama de ondas, mide si los picos de la forma de los picos de las mismas son simétricos, o presentan “cola”. La longitud de esta es lo que marca el factor.

Pero “tailing” también es una manera jocosa de referirse al tilingo y sus quehaceres. El “factor” en este caso, mide el grado de tilinguería en sangre del o los individuos señalados. Si alguien quiere abundar más en la categoría dese una vuelta por los libros de Jauretche, pero para sintetizar de una vez e ir al grano, diremos que el tilingo es aquél que “cuando tiene que oler, mira; y cuando tiene que mirar, huele”. Tiene “los sentidos invertidos” que le hacen decir pelotucedes creyendo que son verdades irrefutables: “el que es pobre, es porque quiere”. Una variante es el “tilingo culto”, que enuncia estupideces con el mismo rigor que el anterior pero “tiene respeto por las minorías”, siempre y cuando estas se ajusten a lo que en Inglaterra, Europa o Estados Unidos consideren “minorías”. O sea, los monchos de acá no entramos en el catálogo. En un escalón superior están los brutos y los cipayos. El tilingo no llega a eso porque no tiene ni la suficiente cantidad de guita, ni los contactos, ni posición de poder.

El tailing factor es la escala con la cual medimos a este tipo de personajes y las consecuencias de su existencia.

*****

El presidente y Gerente General de YPF, Horacio Marín, nos regaló días atrás una frase propia de un bruto devenido en cipayo: “Yo no quiero que me paguen más con chupetines, con ketchup, o con soja, ni nada porque no tengo ni puta idea cómo venderlo, y siempre pierdo plata”.

Clarito…

Eso lo dijo ante un auditorio lleno de productores agropecuarios y empresarios vinculados al sector, en el marco de la 137° Exposición Rural que se está llevando a cabo en el predio que la SRA tiene en Palermo. El evento que lo tuvo a este tipo como figura estelar, se presentó como “Desafíos estructurales para potenciar los modelos de negocios en un contexto de economía de mercado”.

¿Qué tal? Título full tailing…

Allí Marín expuso que pretender licitar el 50% del paquete accionario de YPF Agro a empresa del sector agropecuario, y que la YPF propiamente dicha, se dedique a “lo que sabe”: “: producir para hacer pozos, producir petróleos, refinarlo, vender combustibles”.

Dijo también que pretenden construir una empresa de capital mixto y que alguien del sector la maneje. “YPF no tiene know how de agro. ¿A mí me ven con conocimiento de soja?”, afirmó sin ponerse colorado y buscando complicidad en su auditorio, integrado por personalidades que poseen acciones de YPF. Es decir, interesados directos en la suerte de la firma.

En el mismo tono, Marín argumentó que, como no quiere aprender el negocio agropecuario, se lo va a dar a alguien que sepa. Entonces, como el otro sabe va a ser más eficiente que él. Eso sí: como YPF hace 20 años que viene desarrollando ese segmento merece ganar plata. Por lo tanto, al “licitar” la mitad de la empresa al capital privado, va a apropiarse de parte de la ganancia, reservándose el derecho de designar al CFO (Chief Financial Officer; en cristiano corriente, Director Financiero); ya que “es bueno estar adentro de todo y que nadie te cague”.

Una pinturita…

Usted se preguntará qué función cumple YPF Agro. Bueno… Varias; aunque nunca logró consolidarse por el respeto irrestricto que los sucesivos gobiernos le tuvieron al capital concentrado y extranjero que conduce la actividad.

Básicamente, la firma oficia como exportadora de granos y subproductos -una insignificante porción de las ventas argentinas-; importadora de insumos claves para el sector, como agroquímicos y algunas semillas; además de aceptar mercadería como medio de pago al combustible. Asimismo, cumplía un rol de empresa terminal en cuando a la venta de fertilizantes de origen nacional provenientes de pequeñas Pymes, o bien fraccionadora del importado. A eso súmele algunos servicios logísticos y asesoramiento técnico.

De haber cobrado volumen operativo, YPF Agro podría llevar adelante la tarea soberana de ejercer el comercio exterior y utilizar su prestigio, infraestructura y expansión territorial para convertirse en un baluarte de la principal actividad productiva de escala internacional y que vincula a nuestro país con el mundo. De allí a ser vehículo de industrialización local para la sustitución de importaciones de manufacturas hay un paso.

Pero todo eso que se pudo haber hecho no se hizo. Tal vez por temor. Tal vez por convicción. Vaya a saber.

Lo cierto es que están por rifar de a pedacitos YPF Agro. Patrimonio estratégico del pueblo argentino.

Entretanto, mientras seca la yerba al sol, el tilingo sentencia: “¡Está bien lo que dice este tipo! ¡No se puede mantener una empresa por pirulines colorados, viejo! ¡Qué país de mierda!”

(*) Columnista especializado en cosas de la vida, el mundo y sus contornos. Alma errante.

Fuente: YPF / SRA / InfoCampo / Ámbito

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