Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana. Mañana se conmemoran los 50 años del “Animanazo”. Tras seis meses sin recibir el salario de la Bodega Animaná de la familia Michel, el levantamiento popular movilizó al pueblo entero, nombró nuevas autoridades, y logró negociar la salida adecuada con la jefatura militar a cargo del Ejecutivo Nacional.
El Editor Federal
El Animanazo comenzó la noche del 18 de julio de 1972. El secretario general Pablo Salomón Ríos había convocado a una asamblea que terminó convirtiéndose en asamblea popular porque además de los obreros de la finca y bodega, se sumaron los pobladores en general. De ese encuentro salió la decisión de tomar la bodega esa misma noche, reclamando la expropiación de la bodega. También se tomó la Municipalidad, y se organizó una olla popular que se prolongó hasta la madrugada.
El pueblo fue tomado por los trabajadores que contaron con la solidaridad de sus pares de otras bodegas, y de toda la comunidad de Animaná. Contó también con gran adhesión de distintos sectores en Cafayate. Pacíficamente tomaron la bodega, la municipalidad, la policía, cortaron la ruta, y luego marcharon a Cafayate a protestar por la detención de los dirigentes del Sindicato, don Pablo Ríos (Cafayate) y don Inocencio Ramírez (Animaná).
Estos hechos se sucedieron tras un largo tiempo en que los obreros y el Sindicato venían reclamando a la finca y bodega de la familia Michel, que por una disputa por la participación societaria llevaba seis meses sin pagar los sueldos y había sido declarada en quiebra. Todo el pueblo dependía de esta empresa. Detrás de la falta de cobro de los obreros, se alineaban los comerciantes y otros prestadores de servicios, que también se veían afectados. Eso explica por qué todo el pueblo se sumó a los reclamos.
A tal punto llegó el poder de la movilización que las distintas autoridades fueron cediendo sus cargos. El 19 de julio de 1972 el delegado gremial del SOEVA en Animaná, Inocencio Ramírez, designado intendente municipal por la asamblea la noche anterior, dictó la primera y única medida de su corta gestión. Estableció un impuesto de paso o peaje a cada vehículo que atravesara el pueblo con el objetivo de formar un fondo con el que comprar leche para los niños de Animaná. Entonces colocaron dos barreras sobre la ruta nacional 9, una a la entrada del pueblo, frente a la bodega, y otra a la salida, hacia San Carlos.
La dictadura no reprimió de inmediato la pueblada. El 31 de julio los obreros comenzaron a recibir pagos parciales, por una ayuda del Ministerio de Bienestar Social de la Nación. Además, el el régimen entabló negociaciones con la población
Mientras Estas se desarrollaban, el 6 de agosto fueron detenidos los líderes del movimiento, los sindicalistas Inocencio Ramírez y Pablo Salomón Ríos. El hecho generó una nueva insurrección popular el 9 de agosto en el que toda la población de Animaná se declaró co-responsable de los hechos, cerró todos los establecimientos y comercios y marchó hacia Cafayate, encabezados por el secretario general de la CGT y el abogado Julio Mera Figueroa – aquél que años más tarde fuera ministro del Interior durante las presidencias de Carlos Menem-, para exigir la libertad de los detenidos, lo que lograron al día siguiente.
La movilización había obtenido la adhesión de comercios y otros gremios de esa ciudad, y de la ciudad de Salta, entre ellos el dirigente del tabaco Guillermo Álzaga, que iba a ser asesinado por el terrorismo estatal.
Años más tarde, tras el golpe de 1976, Pablo Salomón Ríos, Nital Díaz, Horacio Guaymás, Santos Ramírez, Inocencio Ramírez y Amado Guanca – todos participantes del Animanazo – , fueron detenidos la madrugada del golpe de Estado y trasladados a la ciudad de Salta. Primero estuvieron en el centro clandestino de detención que funcionó en el Ejército, donde fueron torturados e interrogados, luego fueron llevados a cárcel de Villa Las Rosas, de donde finalmente recuperaron la libertad. Salomón Ríos, que había sido más duramente golpeado, fue separado del resto, y permaneció detenido dos o tres meses. Las secuelas de la tortura lo persiguieron durante toda su vida.
El Animanazo no sólo forma parte de la memoria de la lucha federal y popular argentina. También ha inspirado a artistas de diferentes disciplinas, como Armando Tejada Gómez y César Isella que compusieron la canción «Fuego en Animaná», cuya primera grabación fue interpretada por Isella y Los Trovadores en el álbum A José Pedroni, editado ese mismo año. También, puede verse el documental «Donde hubo fuego» (2016) de Santiago Álvarez, Carlos Muller y Ricardo Bim.
“… soy pa’durar, como el maíz, simple y cereal
soy pa’durar, porque yo se pasar y pisar
si es por saber de donde soy, soy de Anymaná…”
Fuentes: Pensamiento Discepoliano y Página 12